
Torredembarra mira hacia la izquierda

Rovira y su equipo, la noche electoral, tras conocerse los resultados que le dieron la victoria. Foto: Baix Gaià Diari
El 24-M también ha revolucionado el Ayuntamiento de Torredembarra. Hace casi un año que la Guardia Civil entró en el Castell. Y aquel 26 de junio fue el principio de un terremoto que ha puesto la Torre patas arriba y que culminó en las urnas. La ciudadanía quiere cambios, nuevas maneras de hacer política y alejarse el máximo posible de la corrupción.
El foco del cambio se centra en Eduard Rovira. El hasta ahora portavoz de Esquerra Republicana, con dos concejales en la oposición, ha duplicado su número de representantes y se sitúa, con cuatro ediles, como la fuerza más votada. Rovira apunta a futuro alcalde. Pero para ello deberá tejer pactos que ayuden a garantizar la estabilidad que tanto necesita el consistorio después de un año más que tortuoso. Todavía es pronto para dar nada por sentado y el propio Rovira quiere ser prudente. El domingo por la noche conocieron el mosaico que tendrá el salón de plenos en los próximos cuatro años. Y a partir de aquí iniciarán las reuniones con los demás partidos para «poner en común los programas para tener un mismo proyecto».
En este nuevo escenario, Alternativa Baix Gaià (ABG), hasta ahora en la oposición, podría tener un papel clave. Sus integrantes están abiertos a gobernar. El líder de la formación, Lluís Suñé, apunta que para ellos el escenario no es complicado. Están dispuestos a darle dos concejales a ERC. Afirma que coinciden en actitud y también muchas propuestas y gestión. «Sería un acuerdo muy cómodo. Y después de lo que ha pasado, si podemos llevar estabilidad a la Torre desde un gobierno de izquierdas y catalanista, mejor», insiste Suñé.
El otro posible socio en este hipotético tripartito de izquierdas podría ser el PSC. Pero para ello deberán realizarse las reuniones y limar las posibles asperezas. Entre los socialistas ha despertado cierto malestar el hecho de que el actual alcalde, Enric Grangel (PSC), manifestara públicamente su intención de votar a Rovira. Le han denunciado ante la comisión de garantías del partido. Pero Grangel termina ahora su etapa política y Jordi Solé (PSC) y Eduard Rovira no tienen una mala relación. La CUP, por su parte, ya dijo que quiere estar en la oposición.
CiU ha sufrido el previsible castigo tras estallar el caso Torredembarra con Daniel Masagué en el punto de mira. Pero llega con aires nuevos, de la mano de Anna Magrinyà. Y Ciutadans ha emergido con fuerza bajo la batuta de Toni Cruz, un vecino que se movilizó con la Plataforma d’Afectats pel Radar -impulsada inicialmente desde la ABG- para solucionar los problemas de las multas. Avui Democràcia, de Rosa Maria Guasch, tendrá un escaño.
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