Tàrraco Viva: El primer ejército profesional

Roma fue la primera en pagar un salario y proporcionar el equipamiento necesario a sus legionarios

19 mayo 2017 19:17 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:21
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El primer ejército profesional de la historia, y el más eficaz que se recuerda. Así eran las legiones romanas en su época más esplendorosa, allá por el siglo I dC. Es la principal conclusión a la que llegaron ayer las varias decenas de asistentes al espectáculo sobre la Evolució de l’armament i vida quotidiana dels legionaris, ofrecido por Ricardo Cagigal, de JANO Recreaciones Históricas, en los restos arqueológicos de Parc Central.

Cagigal, un estudioso y divulgador del mundo antiguo, repasó durante casi tres cuartos de hora las metamorfosis que los legionarios fueron sufriendo desde sus primeros tiempos y hasta la caída de Roma, ayudándose de la presencia in situ de cinco soldados, a uno por etapa, que escenificaban visualmente esa evolución.

El primero de esos estadios, correspondiente al inicio de la legión, hacia los siglos VIIy VI aC, mostró a un legionario aún incipiente. Una figura circunstancial, puesto que eran ciudadanos elegidos para combatir en una campaña concreta. Ellos mismos debían costearse su equipamiento, y de ahí que hubiera evidentes diferencias entre unos y otros. No todos, por ejemplo, podían permitirse espadas. Se trataba de hombres de entre 16 y 60 años, para nada profesionales, «simplemente ciudadanos armados», remarcó Cagigal, que durante algunos meses combatían hasta terminada la batalla. Y, con suerte, vuelta a casa.

La importancia de Cayo Mario

Emerge, en la siguiente etapa, la figura de Cayo Mario, político y militar romano y que fue quien llegó a la conclusión de que había que profesionalizar el ejército: «Pensó que sería mejor pagarles un salario a los legionarios, y proporcionarles a todos el mismo equipamiento, en lugar de tener que costeárselo cada uno. De este modo, se conseguía que fuera soldado todo aquel que tuviera ganas. Eran patriotas. Con la ventaja de que combatían contra ejércitos que no eran de patriotas, sino de mercenarios», expuso Cagigal durante la exposición.

Al ser profesionales, además, se contaba con ellos de forma permanente, no sólo durante la campaña, por lo que, cuando no estaban en el campo de batalla, se dedicaban a entrenarse y a perfeccionar tácticas. Fue en esa época cuando se comenzó a gestar, en palabras de Cagigal, «el ejército más eficaz jamás conocido. No era por el número de efectivos, sino por ese nivel de entrenamiento».

Un ejército que alcanzó su apogeo en la fase siguiente, la tercera, alrededor del siglo IdC, cuando su vestuario evolucionó y las protecciones para hombros y pecho pasaron a estar hechas de placas articuladas, en vez de malla, lo que «no sólo permitía protegerse del corte, sino también del pinchazo». Los escudos, antes pesados –de hasta 14 kilos– pasaron ahora ser más ligeros:no necesitaban ser tan aparatosos, gracias precisamente a las mejorías en las demás protecciones.

También la lanza evolucionó:su gran defecto en estadios históricos anteriores era que el enemigo, a menudo, podía reutilizarla y se acababan registrando numerosas bajas por culpa de lanzas propias. Ahora ya no: se diseñaron de tal forma que al impactar se doblaban y quedaban inutilizables.

Ocurre que Roma y sus recursos entraron en decadencia a partir del siglo III. La cuarta fase de la explicación de Cagigal enseñó a un legionario con vestimenta ya menos sofisticada, lanzas de nuevo más rudimentarias, un casco –que hasta la fase anterior habían sido cada vez más elaborados– de nuevo sencillo... Un proceso vivido en época de Trajano y que se culminó ya en la época final del Imperio, cuando el equipamiento del legionario pasó a ser «muy justito», en elocuente descripción de Cagigal, y «ya muy germanizado». De nuevo malla protectora en vez de plazas, lanza y casco todavía más simples... El esplendor del legionario del siglo I dC había quedado en casi nada, en metafórico paralelismo con el del propio Imperio.

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