Un contador sería la solución para la vecina que lleva 3 semanas sin agua

Ematsa y Serveis Socials del Ayuntamiento mediarán con los dueños del edificio

22 marzo 2018 19:40 | Actualizado a 23 marzo 2018 07:20
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Elisabeth Alas, vecina de la calle Ferreres de la Part Alta, cumple hoy tres semanas sin servicio de agua a pesar de estar al día con el pago del alquiler y de todos los recibos. «Estoy desesperada, ya no se a quien recurrir, tengo un problema de salud que requiere mucha higiene...», se lamenta.

El edificio donde vive Alas, una construcción antigua de cuatro plantas, se abastece de un depósito común que se halla en la azotea. Así, si se corta la entrada de agua desde la calle se quedan todos sin el servicio.

Y eso es justamente lo que sucede cada cierto tiempo desde hace tres años: que la administradora propietaria del edificio, Casa Diez, no paga a Ematsa. Alas ya se quedó sin agua 20 días en 2015 por el mismo motivo.

Ahora la deuda que consta en Ematsa es desde abril de 2017. El Diari ha tenido acceso a una factura de diciembre del año pasado en la que se indica que estaban pendientes de pago 1.174 euros. A pesar de numerosos intentos, ha sido imposible contactar la administradora.

Alas, quien tiene una discapacidad reconocida y una pensión pequeña, explica que no tiene medios para trasladarse a otro sitio. Ahora, a raíz de la denuncia publicada por el Diari el 13 de marzo, el Síndic de Greuges decidió abrir una actuación de oficio.

La solución del contador

Desde Serveis Socials del Ayuntamiento de Tarragona confirman que le están atendiendo desde el año 2012. Apuntan que se ha mostrado colaboradora con las indicaciones que se le han ido dando.

Debido a los escasos ingresos con los que cuenta ha recibido ayudas de emergencia. «Actualmente está al día de todos los recibos, alquiler y suministros», confirman, aunque aseguran que del problema con el agua se enteraron por la prensa.

Desde Ematsa recuerdan que hay un reglamento de servicios, así como la ley 24/2015 de pobreza energética, que impide cortar el suministro a personas con una situación de vulnerabilidad reconocida. No obstante, la complicación en este caso es que los recibos están a nombre de la comunidad de propietarios y ésta no es económicamente vulnerable.

Ahora la propuesta de Ematsa y Serveis Socials consiste en poner un contador a su nombre y tanto el alta del mismo como el coste del agua se asumirían por parte de Serveis Socials y la empresa de aguas. No obstante, esta solución pasa porque la comunidad de propietarios dé permiso para hacer la instalación, algo indispensable al tratarse de una propiedad privada. 

Sin luz en la escalera

Y aunque el problema del agua es el más acuciante, no es el único del edificio. De hecho a simple vista puede verse cómo la escalera está apuntalada con unas barras, las paredes están descascaradas y hay acumulación de muebles y objetos en los descansillos.

Además, desde que Alas se mudó a vivir allí hace más de cinco años no hay luz en la escalera, algo que le prometieron que se solucionaría y hasta ahora no se ha cumplido. Recientemente, haciendo averiguaciones con la compañía eléctrica, Alas ha podido comprobar como la comunidad de  propietarios dio de baja el servicio en 2010.

Alas es la única arrendataria que queda en el bloque. Los últimos vecinos, cansados de la situación, se marcharon el fin de semana pasado. Dice que nadie le ha pedido abiertamente que se marche, pero los problemas con los suministros dan qué pensar.

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