Un taxista de Riudoms, multado con 1.251 euros por no poner el taxímetro

Mario Domingo reconoce que es obligatorio pero considera que la multa es 'totalmente desproporcionada'

19 mayo 2017 19:21 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:19
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Dura lex sed lex, decían los romanos. Traducido quiere decir que la ley es dura, pero es la ley. Este es el caso de Mario Domingo, un taxista de Riudoms al que le ha caído encima todo el peso de la Llei del Taxi por un descuido. Un peso cifrado en 1.251 euros de multa por no llevar el taxímetro encendido, una sanción que el propio Mario y otros taxistas consideran excesiva.

Corre el 10 de julio de 2015. Un matrimonio de Riudoms y su hija han de coger un vuelo en el aeropuerto de El Prat. Deciden trasladarse en taxi. Avisan a Mario, al que ya conocen. Acuerdan un precio cerrado de 140 euros, algo que es costumbre entre los taxistas y que es perfectamente legal, siempre y cuando la cifra acordada esté un poco por debajo del precio que marcaría el taxímetro.

El viaje transcurre con toda normalidad. Hasta llegar al aeropuerto de El Prat. En el punto kilométrico 7 de la B-22 un control de los Mossos le para. Mario tiene todo en orden –el seguro, la licencia, el carnet...– pero ha cometido un error garrafal al salir de Riudoms: no ha puesto el taxímetro en marcha. Asegura que se le olvidó porque ya sabía lo que iba a cobrar a sus clientes.

Mario se lo explica a los Mossos, que se muestran comprensivos, según el taxista. «Me dijeron que sería poca cosa», recuerda. Mario deja a la familia en el aeropuerto, regresa a casa y no vuelve a pensar en el tema. Hasta el pasado 13 de abril. Ese día le llega a casa una multa de 1.251 euros. «¡Ostras, ostras! ¿Cómo voy a pagar esa cantidad si no tengo tanto dinero?», es lo primero que piensa Mario al ver la sanción.

En la multa se alude a los artículos 32 y 39 e) de la Llei del Taxi, promulgada por la Generalitat el 4 de julio de 2003 y modificada el 13 de marzo de 2015. Dichos artículos son meridianamente claros. Mario ha metido la pata.

El artículo 32.1 exige que todos los taxis lleven un taxímetro «debidamente comprobado, precintado y homologado, cuyo funcionamiento sea correcto (...) con la finalidad de determinar el precio de cada servicio».

La propia normativa marca una excepción en el artículo 32.3: «No es obligatorio el aparato taxímetro en los servicios de taxi de los municipios de menos de cinco mil habitantes». Domingo no se libra por poco. Riudoms cuenta con 6.633 vecinos, según el censo de 2015.

El ‘problema’ radica en el artículo 39 e), que considera «infracción muy grave» «no llevar aparato taxímetro en caso de que sea exigible, o manipularlo o hacerlo funcionar de forma inadecuada, cuando este hecho sea imputable a la actuación de la persona titular de la licencia o autorización, o a su personal dependiente».

La cuantía de las multas varía en función de si son leves (advertencia y/o multa de 250 euros), graves (multa de hasta 1.250 euros) y muy graves (de hasta 6.000 euros). A Domingo le han impuesto justo 1.251 euros.

Domingo reconoce su error y admite la infracción. Sabe que los taxistas han de llevar siempre el taxímetro en marcha, aunque haya un precio pactado de antemano.

Domingo viajó de Riudoms al aeropuerto el pasado lunes –de vacío– y con el taxímetro en marcha. Según el tíquet del taxímetro, el desplazamiento le habría costado a la familia 146,43 euros (IVAincluido) sin contar los peajes de la autopista, que ascienden a 12,76 euros más. Es decir, un total de 159 euros, 19 euros más que el precio pactado.

El taxista riudomense espera que la Administración se ‘apiade’ de algún modo y le rebaje la cuantiosa sanción. «Es totalmente desproporcionada», asegura. Ha puesto el caso en manos de la FEAT (Federació Empresarial d’Autotransport de Tarragona), que elevará las alegaciones pertinentes.

‘No ha habido mala voluntad’

El director general de la FEAT, Josep Lluís Aymat, recuerda la obligación de llevar siempre el taxímetro en marcha y asegura que «defenderemos a Domingo y solicitaremos que se le imponga la mínima sanción posible porque no ha habido voluntad de engañar ni de infringir la ley».

Un taxista de Tarragona, Vicente, aseguró esta semana que «1.251 euros de multa por una infracción administrativa es una barbaridad. Parece que vayan con tarifa plana en las multas».

Un compañero, José Luis –ambos suelen estar en la parada de laPlaça Imperial Tarraco, en Tarragona–, lamenta que «hay otras infracciones muy graves y no se impone tanta multa».

Critican que «no se vigila al taxista pirata. En la estación de bus (situada al lado de la parada) hay taxistas piratas, que no pagan impuestos. Lo hemos denunciado al Ayuntamiento y no hace nada». Ambos se solidarizan con Domingo. «Lo tiene difícil, pero ojalá tenga suerte», aseguran.

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