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¿Qué te gustaría para Navidad?, esta es una de las preguntas más recurrentes en unas fiestas donde las listas a Papá Noel son tan largas como la cantidad de anuncios que podemos encontrar. Lo insólito es la respuesta de personas como Ramón, un hombre de 77 años que vivió debajo del puente del Francolí durante 15 años. «No quiero nada, ya tengo lo que necesito». Esta es una de las frases más escuchadas por los voluntarios y miembros de la Comunitat de Sant Egidio de Tarragona, que entre sus muchas acciones, organizan una comida con los pobres el 25 de diciembre. «Es fundamental entender que es una comida con ellos, no para ellos, ya que será una Navidad en familia y entre amigos», declaraba el padre Armand Puig, uno de los responsables de que en fechas tan señaladas, en Tarragona, todo el mundo tenga un lugar a donde ir. El año pasado fueron un total de 80 los comensales que pasaron la Navidad en la Parròquia Santíssima Trinitat. Este año, la comida se realizará en el Col·legi de les Teresianes y, desde la comunidad, creen que van a pasar de los 100 invitados. «A mi me costó un poco dar el paso, normalmente el día 25 todos tenemos planes pero me di cuenta de que es una manera de vivir lo que la Navidad representa», comentaba Remei López, miembro de la comunidad y una de las encargadas de la preparación del menú de esta comida en la que también hay un regalo personalizado para cada uno de los invitados. «Hay un momento en el que sientes que vale la pena todo. Cuando abren el regalo y ven que es nuevo y ves en sus ojos la felicidad de quitar la etiqueta, te das cuenta de lo poco que valoramos las cosas», explicaba López.
Por una Tarragona más humana
Además de esta iniciativa, la Comunitat Sant Egidio también dedica la noche de los viernes a las personas sin techo preparándoles la cena. «Ahí te das cuenta de que existe un vínculo, una amistad y es algo que estas personas valoran más que la comida», comentaba el padre Puig. Y es que para esta comunidad, los prejuicios no tienen cabida y el servicio asistencial es insuficiente. «Creamos una relación en la que saben que pueden contar con nosotros, que no están solos en el mundo. Sabemos las historias de todos y eso es lo que genera esta confianza», expresaba el padre Puig.
Desde la comunidad también defienden que este tipo de acciones son necesarias para humanizar la ciudad y conseguir una Tarragona más abierta y acogedora. «Muchas veces estas personas simplemente se convierten en estadísticas y entonces se deja de ver el ser humano que hay detrás», comentaba el padre Puig. Un hecho que comprobó Remei López en sus inicios en la comunidad. «Me acuerdo que un hombre me dijo que era la primera persona que le miraba a los ojos y eran las 10 de la noche», recordaba López. Una invisibilidad que la Comunitat Egidio lucha para combatir y que cada Navidad consigue eliminar.
