Una vida marcada por la declaración de la Unesco

Míriam Pradell Pérez vino al mundo el día en el que el conjunto monumental de Tarraco fue designada Patrimonio Mundial

23 noviembre 2020 09:00 | Actualizado a 08 enero 2021 20:22
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Míriam Pradell Pérez cumplirá 20 años el próximo lunes día 30. La efeméride no tendría trascendencia más allá de lo personal si no fuera que su alumbramiento se produjo cuando hacía pocas horas que acababa de conocerse que Tarraco había sido declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco. «Mi abuela siempre me ha explicado que el día en el que nací la llamaron temprano para informarla y se escuchaban las campanas de la Catedral y los petardos», explica Pradell.

Tarragona estaba de celebración y en casa de la familia Pradell Pérez también. Una coincidencia que no tan solo ha marcado estos casi veinte años de vida de la joven, sino también los de la abuela, Maria Dolors Benet Jové. Desde un primer momento se encargó de remover cielo y tierra para conocer cuántos niños o niñas compartían este privilegio con su nieta. «Fui a Santa Tecla y a la Monegal, porque ella había nacido en el Joan XXIII y ya sabíamos que allí no había nadie más», indica Benet Jové. Y no, no encontraron a nadie.

Míriam Pradell asegura que esta coincidencia siempre la ha despertado la curiosidad de cara a saber más sobre Tarragona y el patrimonio de la ciudad. Contemplar el amanecer desde el Balcó del Mediterrani, la Part Alta y la Catedral son algunos de los rincones favoritos de una ciudad que, según sus estándares, estaría en la calificación de «ideal». «No es demasiada grande ni hay masificaciones. No sé, es como un pueblo de los grandes, de aquellos que tienen de todo», argumenta.

Otra de sus pasiones es la música. Míriam Pradell aprendió violín durante nueve años y ahora está estudiando el tercer curso del grado de Educación Primaria, con mención de música. Esta habla con respeto y admiración sobre su ciudad y, a pesar de su juventud, también pone su mirada crítica en algunos aspectos que podrían cambiar. «Ya que tenemos todo esto, estaría bien que se invirtiera más y se explotara lo que tenemos», indica.

Al cumplir su primer aniversario fue recibida en la Casa Castellarnau por Maria Mercè Martorell, que le entregó un pastel. Después, en 2008, cuando se inauguró la maqueta de la Volta del Pallol, Pradell cortó la cinta junto al entonces alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal. Y no sabe aún si habrá más sorpresas de cara a esta conmemoración. «Ella crecerá siempre con esto. No sé, yo creo que estaría bien que la hicieran pubilla del patrimonio de la ciudad», sugiere la abuela.

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