Viajar 100 kilómetros para poder vacunarse

Varios jóvenes tarraconenses optan por desplazarse a Lleida o Tortosa a cambio de pincharse lo antes posible

09 julio 2021 10:50 | Actualizado a 10 julio 2021 07:20
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Hay quien ha podido ir andando a vacunarse, porque la codiciada dosis estaba cerca, a solo unos pasos, pero también hay quien ha preferido marcharse lejos y recorrer hasta 100 kilómetros para inocularse, un peaje a cambio de pincharse lo antes posible. «Quería vacunarme pronto para poder ir este verano a ver a mis abuelos en Córdoba y hacerlo con tranquilidad», explica Ana Muñoz, tarraconense de 18 años que se acaba de poner la primera dosis de Moderna en Lleida.

La apertura de la franja de 16 a 29, una amplia cohorte de 42.000 personas en la provincia, se ha hecho con urgencias para combatir la quinta ola. Eso ha hecho que muchas veces no esté habiendo disponibilidad de dosis en el lugar más próximo. Por eso algunos no han dudado en hacer kilómetros para vacunarse sin perder un segundo. «Primero busqué cerca de Tarragona, pero no encontraba nada, así que lo hablé con la familia y no lo dudamos. Mi madre me acompañó y fue todo muy rápido», explica.

Hora y cuarto de viaje de ida

Lo más costoso fue recorrer los 101 kilómetros en hora y cuarto de viaje desde Tarragona hasta el Pavelló Onze de Setembre ilerdense. «A algunas amigas les extrañaba que yo fuera tan lejos para vacunarme. Hay gente que no tiene tanta prisa. Yo tenía claro que quería vacunarme cuando llegara el momento y ahora, por irme protegida y tranquila de vacaciones, he preferido hacerlo así», relata. Una vez allí, fue todo muy fluido, apenas tuvo que hacer cola. «Ahora miraremos si la segunda me la puedo poner más cerca. Si no, volveré a ir a Lleida sin problemas», cuenta Ana.

Su caso no es ni mucho menos único. Para otros, Tarragona ha sido ese sitio remoto en el que inocularse el antídoto. Estos días han pasado por el Palau d’Esports de la Anella Mediterrània jóvenes de lugares como Lleida o Vilanova i la Geltrú. Gemma Parera y Clàudia Ferrer no han salido de la provincia pero también han tenido que salvar una distancia larga para inocularse: los casi 90 kilómetros, una hora de camino, desde Tarragona hasta el Palau Firal de Tortosa, en las Terres de l’Ebre. Gemma y Clàudia son primas, tienen 18 años, y habilitaron una pequeña comitiva familiar. «Fui con mi madre y mi prima. Buscamos primero para ver si había cita en Tarragona o Reus pero solo quedaba en Tortosa, así que decidimos aprovechar. Fue una manera de quitárnoslo de encima. Al final es una hora de camino, no es tanto», relata Clàudia, ya con la dosis de Pfizer-BioNTech en su cuerpo, sin apenas efectos más allá del dolor del brazo y con un horizonte algo más despejado.

«Quería tener pronto la inmunidad para viajar con menos problemas, para poder hacer de nuevo actividades sociales y para tener menos miedo. Sé que tendré que mantener las precauciones igualmente pero es una buena manera de que mi entorno también esté protegido», reconoce la joven. Tiene previsto en verano un viaje a Menorca en unas fechas en las que ya tendrá desplegada la cobertura completa, tras la segunda dosis. «La experiencia en Tortosa fue muy bien. Fue todo muy rápido y nos trataron bien», admite.

Con su celeridad en la vacunación, Clàudia también da ejemplo de responsabilidad a la vez en que ayuda a salir de la pandemia. La actitud de los jóvenes en esa empresa será vital: «Obviamente, lo pasas mal también como joven. Estamos en una edad de salir y nos ha afectado. Pero a veces se nos ha criminalizado en exceso. En todas las franjas de edad ha habido gente que cumple y gente que no. Vacunarse es una forma también de que no te echen todas las culpas a ti».

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