Aquí no hay quien dimita

En la provincia Albert Abelló (CiU), Alejandro Fernández (PP), Francesc Vallès (PSC) o Manel Ferré (CiU) han admitido fracasos en las urnas pero no han pensado en marcharse

19 mayo 2017 22:42 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:18
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Debe dimitir el candidato político que ha reconocido haber naufragado en las urnas?. ¿O por el contrario abandonar el barco es un acto de cobardía y debería asumir el fracaso manteniéndose en la oposición y trabajando para mejorar sus resultados en el futuro?. El goteo de fugas anunciadas entre algunos barones territoriales del PP pone sobre el tapete mediático la conveniencia o no de irse cuando se obtienen malos resultados electorales.

Así, José Ramón Bauzá abandonará la presidencia del PPbalear después del verano. Alberto Fabra dejará su puesto como presidente del PP valenciano poniendo así fin, probablemente, a su carrera política. Luisa Fernanda Rudi también anunció que dimitirá al frente de los populares en Aragón, todo ello en un ambiente de mayor o menor autocrítica y en un clamor por la regeneración. También había rumores sobre una supuesta dimisión de María Dolores de Cospedal, la líder del partido en Castilla-La Mancha.

Por su parte, Juan Vicente Herrera, presidente de la junta de Castilla y León, no ha desvelado si será candidato. Herrera se cuestiona en estos momentos su continuidad y si llegará a ser investido presidente o abandonará la política sin retorno. Suya ha sido también una de las críticas más duras vertidas en estos días contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Herrera respondió cuando se le preguntó sobre si Rajoy sigue siendo el mejor candidato del PP a la Presidencia del Gobierno. «Yo le diría a Rajoy; presidente mírate al espejo y respóndete a ti mismo», contestó.

Cuatro días después del 24-M, en la provincia no se han producido marchas ni dimisiones, a pesar de que sí hayan tenido lugar estrepitosos fracasos, admitidos además por sus responsables. Ha habido debacles para todos los colores. Una de ellas ha sido la protagonizada por Albert Abelló, candidato de CiU a la alcaldía de Tarragona. Ha cosechado 4.374 votos menos y ha perdido cuatro concejales (de siete a tres). Minutos después del batacazo, Abelló, que se estrenaba en política en estos comicios, asumía la derrota, reconocía errores pero no hacía el mínimo amago de irse. «No se me pasa por la cabeza dimitir», confesó, al tiempo en que anunciaba que trabajaría desde la oposición para ganar en 2019.

 

Derrotas sin paliativos

También Alejandro Fernández (PP), con altas expectativas motivadas por los buenos resultados de 2011, digería el golpe como podía. Había perdido 4.118 sufragios y tres concejales, si bien es verdad que, en su caso, el partido había vuelto al balance cosechado en 2007. Tildó el viaje de estos cuatro años de «decepcionante» y no obvió que el resultado había sido «malo». Pero nunca ha contemplado claudicar y, una vez reconocido y analizado el fracaso, prevé seguir en la oposición y porfiar para mejorar los resultados en las próximas elecciones.

En el PSC, hay un caso claro de candidato que no ha estado a la altura:Francesc Vallès, alcaldable de Reus. La pérdida de 2.768 votos y cuatro concejales en la capital del Baix Camp llevaron al socialista, un rostro emergente en la política municipal, a reconocer la derrota sin ambages.

Como el resto de fuerzas, pidió un análisis de los resultados pero no ha mostrado predisposición de irse. También el alcaldable popular de Reus, Sebastià Domènech, no podía esconder su decepción al haber pasado de seis concejales a dos, habiéndose dejado 3.091 votos en el camino.

 

Reflexión y trabajo

En Amposta destacó el resultado sorprendente y negativo de Manel Ferré, el que era alcalde hasta el momento. El candidato de CiU ha perdido 1.208 votos y cuatro ediles, lo que le hace abandonar la alcaldía, que queda en manos de ERC, tras haber logrado la mayoría absoluta. Tampoco tuvo problemas para admitir el severo correctivo recibido en las urnas. Tras todas estas derrotas, dolorosas y contundentes, los responsables han admitido fallos, han enarbolado la bandera de la reflexión y han prometido, lejos de decir adiós, seguir trabajando para mejorar resultados. Para algunos, quedarse en los malos momentos es una forma de valentía; para otros, supone aferrarse a toda costa al cargo político de partido, en una demostración de poca cultura democrática. En contraste aparece la reciente cascada de denuncias en las filas de los perdedores de las elecciones en Inglaterra. El líder del Partido Liberal Demócrata británico, Nick Clegg, el del Partido de la Independencia, Nigel Farage, y el candidato laborista Ed Miliband se marcharon tras el descalabro electoral y la mayoría absoluta obtenida por David Cameron, el candidato del Partido Conservador.

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