Bienvenidos a la era de los trabajos precarios

Cada vez son más los jóvenes que deciden trabajar y estudiar a la vez, para pagarse los estudios o para tener algo de dinero ahorrado.

Muchas empresas llegan a contratarlos para 12 horas seguidas y, en algunos casos, no pueden comer ni descansar. También hay contratos de hasta 17 horas, y en el otro extremo hay personas con una relación contractual de 12 horas a la semana.

Esto podría ser considerado trabajo precario.

Muchos de los estudiantes piensan que es mejor tener un empleo precario que no trabajar

En referencia a una encuesta realizada por el propio Diari a través de las redes sociales Instagram y Whatsapp y respondida por 65 jóvenes de 18 a 25 años en la provincia de Tarragona; vemos que un 72,7% de los estudiantes trabajan, frente a un 27,73% que no lo hacen.

Los trabajos más solicitados por los estudiantes son eventos puntuales como azafato/a, camareros, prácticas extracurriculares, tiendas de ropa, supermercados, dar repaso o monitores.

El Diari también ha entrevistado a tres jóvenes que han explicado sus casos en el mercado de trabajo, uno de ellos es el de I.Martín, una tarraconense de 20 años que compagina sus estudios con dos empleos. Afirma haber trabajado cuatro días seguidos en los qué "el primer día trabajé 17 horas seguidas, el siguiente 12 horas, el otro también 17 y el último 10 horas. Llegaba a casa a las 3 de la mañana y entraba otra vez a las 7".

Muchas personas trabajadoras se enfrentan cada día a trabajos precarios que conllevan inseguridad y falta de garantía en las condiciones laborales. Tal y como ya publicó el Diari de Tarragona, desde 2008, la crisis arrambló con 43.800 empleos juveniles, de personas que tienen entre 16 y 29 años. Sólo se han recuperado 300, una cifra ínfima, que no llega ni siquiera al 1%. 

«Se olvidan de pagarte»

Desde casos en los que se cobra al cabo de dos meses como mínimo o empresas que no te dan de alta en la Seguridad Social, hasta empresas que ‘se olvidan de pagar’

Otra estudiante de las entrevistadas llamada Marta, una joven de Reus de 25 años, graduada en Ingeniería, explica haber estado en una discoteca en la que se pasaba ocho horas pero solo la daban de alta en la Seguridad Social dos horas.

La joven Martín también declara que una empresa tardó seis meses en pagarle el sueldo que le debía, y expresa que «a veces hay compañías que te dicen que cobrarás un sueldo y luego te entregan otro, o se olvidan de pagarte y luego se excusan con que habían perdido tu número de cuenta».

Desigualdad salarial

Un caso distinto es el de Ivan Jerez, que se muestra más conforme. Este estudiante de Periodismo de 20 años trabajó este verano en el sector del ocio durante cuatro meses y lo único que considera negativo es la brecha salarial dentro de la compañía.

«El trato era bueno, el sueldo no eran más de 6 euros la hora, pero por ser un empleo de verano tampoco estaba mal», afirma. No obstante, explica su desacuerdo con la desigualdad entre lo que gana la empresa y lo que paga a los trabajadores. «No es proporcional», manifiesta Jerez.

Un 40% de los jóvenes encuestados por el Diari creen que el salario mínimo por 40 horas semanales debería ser de 1.280 euros mensuales (8 euros por hora),  frente a un 36,4% que creen que la hora tendría que ser de 10 euros como mínimo, y un 21,8% que se conforman con 6 euros la hora.

Jerez decidió dejar el primer trabajo, ya que encontró otro en el que pagaban mejor, en un reconocido supermercado. «Me pagaban más de 8 euros la hora y además lo tenía más cerca de casa», explica. 

Hablando de situaciones precarias, Ivan considera que muchas empresas se aprovechan de los jóvenes y piden mucha responsabilidad pero ofrecen poco salario. Manifiesta que «por 3 o 4 euros la hora no trabajaría, aunque depende del trabajo que sea».

«Me planteé dejar la carrera»

Empleos sin contrato, salarios de menos de 4 euros la hora... Martín trabajó cobrando 2,5 euros la hora en un medio de comunicación.

Según relata, «me hicieron un contrato de prácticas, pero no lo eran». «No respetaban las horas y tenía que trabajar fuera de los horarios establecidos», añade. Además, afirma que la dieron de alta una hora al día mientras que hacía cuatro. 

Esta situación en la que se encuentran millones de jóvenes puede llegar a poner en riesgo el futuro de las nuevas generaciones, tal y como evidencian las palabras de Martín: «Me hizo perder la ilusión por el periodismo y me planteé dejar la carrera».