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Cuando la muerte te elige por azar

La psicóloga Blanca Tàrrega salió de trabajar y, de camino a casa, pasó por un cajero automático. El presunto homicida la siguió discretamente hasta su portal para robarle y la asesinó en el interior del ascensor

24 mayo 2024 12:08 | Actualizado a 26 mayo 2024 19:00
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El asesinato de la psicóloga Blanca Tàrrega conmovió a toda la población de Tarragona. Nos dejaba sin palabras y con mucho miedo. Ocurría la tarde del 28 de abril de 2016. Blanca salía de trabajar y de camino a casa pasó por un cajero automático a sacar dinero. Al llegar a su edificio –ubicado en la calle Fra Antoni Cardona i Grau–un individuo, de nombre Aitor Rivas, la asaltaba con la intención de robarle el efectivo que llevaba encima. Llevaba rato siguiéndola. Quizás desde el momento que la vio en la entidad bancaria. En el interior del ascensor, Rivas intentó robarle y se produjo un forcejeo, que acabó con la muerte de la psicóloga. Faltaban pocos minutos para las cuatro de la tarde. Blanca fue elegida al azar por el asesino. Y el resultado fue una vida rota y una familia destrozada.

Fue una vecina la que se encontró el cuerpo de Blanca en el rellano del sexto piso –la fallecida vivía en el quinto–. En el ascensor había el cristal roto por un supuesto puñetazo del homicida y al lado de Blanca se encontraban las llaves de su casa, cosa que ayudó a los Mossos a saber quién era la víctima. La vecina fue quien alertó al 112 y la intentó reanimar sin éxito.

Blanca no presentaba lesiones a simple vista y los investigadores marcaron la asfixia como causa de la muerte. Cuando la policía llegó al lugar pidió a los vecinos del edificio que se confinasen en su casa y que cerraran la puerta con llave. No sabían dónde estaba el supuesto asesino.

Algunos de los investigadores relatan cómo comunicaron el fallecimiento de Blanca a su marido, quien la estaba esperando en casa. Rápidamente activaron el servicio de psicólogos del SEM para dar apoyo a la familia y amigos.

La clave de lo ocurrido fue que algunos testigos habían visto cómo un hombre de piel morena y pelo negro salía corriendo del bloque de pisos. La sensación, en ese momento, fue que la policía supo enseguida que Aitor Rivas estaba detrás del crimen. Los Mossos activaron una orden de detención y pusieron en marcha un operativo policial de primer nivel.

Unas horas más tarde, la policía detuvo a Rivas en la confluencia de la avenida Marquès de Montoliu con la calle Antoni Maria Claret. En el momento de la detención, el presunto autor de los hechos tiró el bolso de la víctima al suelo, con 350 euros en su interior. Tres días después, Rivas pasaba a disposición judicial y el juez decretaba para él prisión provisional y sin fianza. El final de la historia es inesperado. El presunto autor de la muerte de Blanca nunca pudo ser juzgado porque a principios de 2017 encontraron su cuerpo sin vida en una celda de la cárcel de Mas d’Enric.

La víctima

Blanca Tàrrega era psicóloga del Grupo Pere Mata y trabajaba en el Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ) de Tarragona. Tenía 54 años y era madre de dos hijos. Blanca era muy querida y valorada en su trabajo. Así lo aseguraba en esa época el director del Grup Pere Mata.

Una de las particularidades de este caso es que lo que le pasó a Blanca nos podría haber pasado a cualquiera. Aitor se fijó en ella por azar. Nunca sabremos si la empezó a seguir desde el cajero automático, o si la esperaba dentro del portal. Tampoco si solo quería robarle o bien estaba dispuesto a llegar hasta el final. Lo único que sabemos es que en algún momento coincidieron en espacio y tiempo. Maldito momento.

La misma tarde de los hechos, cuando los periodistas nos acercamos al barrio donde ocurrió el asesinato, nos dimos cuenta que había muchos vecinos que aseguraban haber sido víctimas de robos en los últimos días. La propietaria de un bar de la zona incluso relataba como el ladrón le había cogido del cuello. Sin ningún tipo de dudas, decía: «Es el mismo hombre que robó en mi bar la semana pasada». Como ella, muchos testimonios parecidos.

$!Aitor Rivas fue detenido por Mossos poco después del crimen. Foto: J.C.

El presunto asesino

La sorpresa llegó con el presunto asesino. Aitor Rivas tenía 38 años y, antes de cometer el crimen, había sido detenido hasta en 23 ocasiones. La mayoría por robos con violencia, aunque también por estafa o por provocar un incendio. Incluso había sido condenado a veinte años de prisión por violar a una joven en la avenida Ramón y Cajal, en 1995. Allí comenzaba su historial delictivo que pondría fin con la muerte de la psicóloga. Algunos expertos jurídicos apuntaban entonces que el de Aitor Rivas podría ser el primer caso de prisión permanente revisable en Tarragona. Nunca llegó a juzgarse. Detrás han venido otros.

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