La batalla contra las emisiones y el calentamiento global será otro de los frentes del nuevo gobierno de Pedro Sánchez en la próxima legislatura. Frenar la regresión del Delta de l’Ebre será uno de los cometidos, igual que fomentar la transición energética, clave para una industria química que se está reconvirtiendo y que quiere seguir siendo competitiva.
Inversiones para una química verde
Buena parte del inmenso reto de la descarbonización de la industria química tarraconense pasa por el papel que puedan tener las administraciones y, en concreto, el Gobierno.
Las ayudas y subvenciones, tanto europeas como estatales, son vitales para acompañar a las empresas en esa transición energética que ya está en marcha y que tiene en la Vall de l’Hidrogen su principal exponente. En juego está la lucha contra las emisiones y el cambio climático pero también que el sector siga siendo competitivo.
Los PERTE, las aportaciones para plantas de hidrógeno verde o fomentar la industria del vehículo eléctrico deberán garantizar la transformación de un sector económico decisivo.
Es clave garantizar las inversiones previstas, después de señales de alerta de empresas como Repsol. La firma ha pedido seguridad jurídica y un marco fiscal y regulatorio estable y previsible para materializar aquí sus proyectos. La compañía sigue trabajando en ellos.
Líneas MAT para traer renovables
El territorio se opone a que varias líneas de muy alta tensión crucen la provincia para transportar energía renovable producida en Aragón y que se consuma en el área metropolitana. Uno de cada cuatro municipios tarraconenses estaría afectado. El Ministerio de Transición Ecológica ha emitido varias autorizaciones favorables que han generado conflicto con la Generalitat, contraria a este modelo y que encabeza la oposición, junto a ayuntamientos o a la Diputació de Tarragona.
Catalunya, pese a sufrir un déficit de renovables, no quiere apostar por grandes líneas de transporte de electricidad. En un inicio, el Govern tiene la última palabra de estos proyectos, pero los sucesivos vistos buenos del Gobierno central, en especial a la línea MAT Valmuel-Begues, un polémico tendido privado que atraviesa siete comarcas tarraconenses.
Impedir la regresión del delta de l’Ebre
Uno de los grandes retos que tendrá el próximo ejecutivo en la demarcación de Tarragona es el de mitigar el efecto de la regresión en el delta de l’Ebre. De hecho, ya hay propietarios de fincas que han demandado al Estado por lo que consideran una «inacción en el cumplimiento del deber legal de preservar la integridad del territorio».
La ministra en funciones para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y la exconsellera de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, Teresa Jordà, se reunieron en febrero para poner en marcha la Comisión bipartita. Se trata del órgano que coordinará y acelerará las actuaciones que la Generalitat y el Estado llevan a cabo en el Delta con el objetivo de adaptar y mitigar el impacto del cambio climático, la regresión y la subsidencia (hundimiento).
El Ministerio está pendiente de aprobar el Pla de Protecció del Delta, que incluye las medidas que se impulsarán desde el Estado.
Facilitar la llegada de fondos europeos
Tarragona ya tiene asignados un total de 230 millones de euros en concepto de fondos Next Generation EU, la respuesta dada por la Unión Europea a las consecuencias económicas provocadas por la pandemia. Una respuesta difícil de alcanzar, especialmente para las pequeñas y medianas empresas, algunas de las cuales se ven ahogadas ante la múltiple burocracia a presentar y la falta de agilidad de los procesos.
La mejora de esos procedimientos será una de las claves para que las ayudas puedan llegar a más empresas que, a su vez, inviertan en el territorio en materia de, por ejemplo, energías renovables y movilidad sostenible. También repercutirá en las pymes, que representan un 99,8% de las empresas existentes en Catalunya y aportan el 62,3% de la riqueza.
