De cumplir con la delimitación provincial para el desconfinamiento que marca el Gobierno central, Rosa Rocías no podría ir a visitar a sus padres, de 90 y 87 años, ni a una de sus hijas y al nieto, a pesar de que viven una calle más allá. A unos 50 metros.
En cambio no tendría problema para ir a visitar a su otra hija, a unos 20 kilómetros, que vive en Vilafranca.
Rosa vive en la parte de Barcelona de la calle Dues Provincies que separa a Bellvei de Castellet, al Baix Penedès del Alt Penedès y a Tarragona de Barcelona.
«Con la desfasada división provincial... ya me dirán qué he de hacer», lamenta Rosa. Porque los vecinos que viven en la acera de Castellet hacen vida en Bellvei. Rosa va a las diferentes entidades, a la compra, a la iglesia, al médico... Y ahora casi va a sentir que cruza una frontera de manera clandestina.
La frontera en el pasillo
La división provincial para fijar las fases de desesacalada genera muchas dudas en las zonas de frontera. Con paradojas como la de la casa de Luis y Cati, también de la calle Dues Provincies, pero de manera más evidente. El límite provincial pasa por el centro de su casa.
Comen en Tarragona y duermen en Barcelona. El salón está en Bellvei y el dormitorio, en Castellet. El matrimonio toma la situación con humor.
Explican que se van a trasladar a la habitación porque les conviene más para poder ir a visitar a los nietos, que viven en la provincia de Barcelona. Y como la movilidad provincial está permitida...
Hay que cruzar
En el Baix Penedès son los casos de Bellvei, de L’Arboç o de Cunit los que generan duda por ser tierra de frontera. Cruzando una calle se cambia de provincia. Ahora, ¿se puede cruzar?
Rosa Rocías tiene claro que va a cruzar su calle para ir a ver a sus padres y al nieto. «Y a comprar y a misa». En esa parte de Castellet no hay nada. «¿Van a poner un policía en la calle?». La mujer explica que los vecinos están desconcertados. Un supermercado está en Bellvei, pero el aparcamiento se halla en la provincia de Barcelona.
La situación de Dues Provincies viene de lejos. El alcalde Gerard Colet explica que hace décadas la situación era tal que si una persona moría en una casa y la hubiesen sacado por la ventana debía enterrarse en Barcelona. Si salía por la puerta iba al cementerio de la localidad, ya que salía por Tarragona.
Ahora con la desescalada y el ritmo diferenciado por provincias, situaciones como la de Bellvei muestran estas circunstancias. En un acera, confinados. En la otra, quizá en una fase adelantada de desescalada.
Colet espera que impere el sentido común pero señala que si el Ayuntamiento debe realizar alguna instancia al Gobierno central para plantear la situación lo hará. En este sentido, también plantea el caso a los Mossos d’Esquadra para evitar problemas.
