Todavía faltan 95 días para las elecciones municipales del 28 de mayo, sin embargo, ayer la Reial Societat Arqueològica Tarraconense (RSAT) abría el turno de debates con los candidatos a la alcaldía, poniendo, por tanto, el patrimonio en la lista de prioridades que deberán tener en cuenta los partidos.
Antes de entrar en materia, algunas consideraciones. Primera: los organizadores habían invitado a todos los partidos con representación municipal y al final ni En Comú Podem ni Cs se presentaron. Segunda: Dídac Nadal fue la voz de Junts per Tarragona, cuando el candidato es Jordi Sendra y todavía no ha despejado la duda sobre cuál será su futuro. De hecho, se introdujo manifestando ser «un ciudadano decepcionado con la política». Y tercera: la imagen del actual concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo –que ya no está vinculado al partido con el que llegó a la Plaça de la Font y, por tanto, dejará el cargo a partir del 28 de mayo–, lanzando la última pregunta, de forma que los partidos tuvieron que mojarse para establecer sus prioridades de cara al próximo mandato.
Para la candidata de la CUP, Eva Miguel, estas son que el Ayuntamiento se quede con Ca l’Ardiaca, recuperando las pinturas góticas de su interior, además de rehabilitar el Teatre Metropol. Tener un proyecto educativo alrededor del patrimonio y pensar en un modelo de gestión similar al de Barcelona eran otras de las cuestiones que planteó.
El alcalde y candidato de ERC, Pau Ricomà, tiró de la gestión hecha estos cuatro años y situaba en su lista la recuperación del Amfiteatre y el Pretori, además del edificio de Tabacalera, con la futura biblioteca pública provincial. Asimismo, defendió el patrimonio como un «recurso económico» para la ciudad, por lo que solicitó la necesidad de «buscar consensos muy amplios» entre los partidos en esta cuestión.
Desde Junts per Tarragona, Dídac Nadal, defendió «salvar como sea» Ca l’Ardiaca, además de mantener y dignificar el conjunto monumental existente. En este sentido, apeló a la necesidad de «un análisis detallado, riguroso y profundo» que facilite la toma de decisiones, y que «nos evite en cualquier caso que vuelva a pasar lo que sucedió con el Amfiteatre».
Desde el PP, Maria Mercè Martorell se estrenaba después de su regreso a la política, con un tema que conoce al detalle, después de haber sido la concejal de Patrimoni, cuando Tarragona fue reconocida como Patrimonio de la Humanidad. Ayer tiró de este pasado y aseguró que «el patrimonio es cuestión de creérselo o no, ya que si no hubiera sido por la RSAT no hubiera quedado nada». En su lista: el Amfiteatre, Ca la Garsa y Tabacalera.
Finalmente, Rubén Viñuales (PSC), proponía crear un nuevo modelo de gobernanza «similar al de Mérida», fomentar la colaboración público-privada y mejorar la explicación del patrimonio y la experiencia de la gente. En su ránking de prioridades situaba acabar Porta Tàrraco y recuperar las Termes de Sant Miquel y la Font dels Lleons. Una última cosa, en este caso, el debate nada tuvo que ver con la crispación de Twitter o de los plenos.