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    El rayo en la Torre dels Escipions: ¿un fenómeno natural o la ira de Júpiter?

    Patrimonio. La sociedad romana, muy supersticiosa, interpretaría de forma preocupante los hechos que hace unos días ocasionaron daños al monumento

    09 mayo 2022 20:18 | Actualizado a 09 mayo 2022 21:22
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    Los restauradores están finalizando una segunda revisión de la Torre dels Escipions, después que el pasado miércoles 20 de abril recibió el impacto de un rayo, fruto de la intensa tormenta eléctrica que registró la ciudad. Las primeras inspecciones confirmaron que se había generado una fisura en el monumento, además del desplazamiento de uno de los sillares de la parte superior. Unas afectaciones que obligaron a tomar las primeras medidas, a la espera de las comprobaciones que se están acabando de realizar y que determinarán las actuaciones que deberán impulsarse a posteriori.

    Junto al profesor de Arqueologia Clàssica de la Universitat Rovira i Virgili (URV) e investigador del ICAC, Joaquín Ruiz de Arbulo, retrocedemos dos mil años para conocer cómo interpretaría este episodio la sociedad romana, una civilización altamente supersticiosa, en la que cualquier hecho se leía como una señal inequívoca de los dioses, que debía interpretarse y actuarse en consecuencia para evitar que se disgustaran. «En la época romana cuando caía un rayo era obra de Júpiter, lo que significaba que este dios estaba enfadado», explica Ruiz de Arbulo.

    El impacto de un relámpago significaba que el elemento en cuestión «estaba tocado por el dedo de dios». Y esto a los romanos les generaba un malestar al que respondían con una expiación. «Interpretaban que habían hecho algo mal y que tenían que pedirle perdón», continúa.

    ¿Qué se hacía en estos casos? El hallazgo de varios yacimientos ha permitido conocer en qué consistía el ritual, que originariamente provendría de los Etruscos. El sitio se marcaba con un epígrafe como un entierro normal y se convertía en una especie de santuario. «En primer lugar había que recoger los trozos rotos por el rayo, que se ponían en un agujero. Después se sacrificaba un cordero de dos años y se enterraba en una especie de pozo con una inscripción», afirma Ruiz de Arbulo. El nombre con el que era conocido este ritual era fulgur conditum, que podría derivar de la forma bifurcada con la que se representaba el rayo, aunque algunos autores antiguos lo relacionan con la víctima del sacrificio.

    La ceremonia tenía su propia pompa. Esta la conducía un sacerdote, que se encargaba de santificar el sitio y de expiar el comportamiento no deseado por los dioses que, fuera lo que fuera, había provocado la caída del rayo. Así, los relámpagos no estaban relacionados con los fenómenos de la naturaleza, sino con la ira de Júpiter.

    En el caso de la Torre dels Escipions qué podría haber despertado el malestar de los dioses. Aquí que cada uno extraiga sus propias conclusiones. Sin embargo, este catedrático en Arqueologia Clàssica es de la opinión que «lo que ha pasado es absolutamente excepcional».

    «Si todo sale rodado, sin complicaciones la reparación podría activarse antes de finales de año»

    Tras esta primera intervención de urgencia, deberá procederse a la redacción del proyecto de reparación, en el que se evaluará desde el punto de vista arquitectónico el estado de conservación de la torre, que data del siglo I y que fue restaurada en 2012. Borrell avanza que «todo indica que no hay problemas de estabilidad», por lo que, en un primer momento, se cree que no hará falta una intervención de gran envergadura. Pese a ello, no será hasta que se conozca este proyecto cuando habrá una propuesta de intervención, que deberá aprobar la Comissió de Patrimoni, y que comportará activar una partida para el presupuesto de intervención. Con todo, Borrell indica que «si todo sale rodado, sin complicaciones, siendo optimistas la ejecución de la reparación podría activarse antes de finales de año, aunque lo más probable es que ya sea de cara al año que viene».

    En todo este procedimiento también se valorará si deben tomarse medidas preventivas para evitar que un hecho «fortuito» y «casual» como el de hace unos días, pueda malograr de nuevo unos restos que son Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco.

    Ruiz de Arbulo destaca la «excepcionalidad» de la torre dentro de este conjunto mundialmente reconocido. «Es el único sepulcro intacto que conservamos, ya que en los otros casos se reaprovecharon las piedras», dice. Ubicada en una colina junto a la antigua Via Augusta, muchos de los antiguos visitantes podían ver desde este punto la primera imagen de Tarraco.

    La estructura consta de tres cuerpos superpuestos, separados por molduras y cornisas, acabados originalmente por una cubierta piramidal hoy perdida. A pesar del nombre tradicional, es sabido que la tumba no guarda ninguna relación con los Escipions, sino que estaríamos delante de un cenotafio dedicado a un tarraconense que fundó la ciudad de Iluro, la actual Mataró.

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