'En casa nunca se habló de lo que le hicieron a mi padre. Era tabú'

Familiares de víctimas de consejos franquistas celebran la ley catalana que anula los juicios

19 mayo 2017 17:37 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:34
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Florència Marco (84 años) tenía seis años cuando mataron a su padre, Gumersindo. Esos recuerdos tristes de su infancia afloraron el día en que acudió al Parlament de Catalunya. «Fue un día bueno, por lo que ha significado para todas las víctimas, pero doloroso, por recordar el pasado. Está bien que se conozca lo que pasó y que queden anuladas esas sentencias. Han sido muchos años luchando en diferentes ámbitos y esperando», recuerda.

Echar la vista atrás es siempre un trago difícil. «Al faltar mi padre, todo cambió, todo se vino abajo. Nos señalaban en el colegio y empezamos a pasar mucha hambre, mucha necesidad. Fueron tiempos muy complicados para la familia. Nos tuvimos que ir a vivir con los padres de mi madre, que se había quedado sola», rescata.

En este hogar de Els Guiamets (Priorat), el fusilamiento de Gumersindo Marco el 19 de octubre de 1939 en el Mont de l’Oliva, en Tarragona, fue un tema tabú, vetado a las conversaciones familiares. «Nunca se habló de esto, al menos durante años. Sabíamos que a mi padre lo había matado el otro bando, pero mi madre, siempre muy cauta y prudente, nos decía: ‘Os toca callar’. Yo me enteré de todo cuando crecí, ya de mayor».

Gumersindo, un tarraconense treintañero que había combatido en la guerra, tuvo la opción de emigrar a Francia, una vez terminado el conflicto. Sus compañeros le intentaron convencer para que se marchara. «Él era inocente y no quiso irse porque pensaba que no había hecho nada y que no tenía por qué huir. En Tivissa estaba el cuartel general, donde se tenían que presentar los soldados que habían combatido en la guerra. Él fue y ya no regresó a casa. Si se hubiera marchado a Francia y se hubiera quedado allí todo habría sido distinto», cuenta Florència, ahora vecina de Barcelona pero natural de Els Guiamets. Su caso guarda una asombrosa coincidencia con el de Josep Giné. Ambos, del mismo pueblo, fueron ejecutados el mismo día, en ese Mont de l’Oliva célebremente trágico. La lucha sigue, pero ambas familias festejan esta pequeña victoria.

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