El Palau de Congressos se ha convertido durante todo el día en un hervidero de personas de todas la edades buscando empleo. La Cambra de Comerç de Tarragona, organizadora del evento, confirmaba a las tres de la tarde ya habían pasado por el recinto 3.500 participantes.
En esta edición, la número doce, la fórmula, igual que en las anteriores: poner en contacto a empresas que necesitan contratar y a personas que buscan trabajo o quieren cambiar el que tienen.
En esta edición han sido unas 90 las empresas privadas y públicas las que han acudido a ofrecer unos mil puestos de trabajo. Las vacantes de cada una podían consultarse previamente por internet, así que muchos participantes iban expresamente a los puestos que les interesaban.
Un ejemplo de la variedad de perfiles que llenaban el recinto podía verse en el la fila del puesto del Servei d’Ocupació de Catalunya. Olessya, que acaba de cumplir 16 años y había acudido con dos familiares, mostraba orgullosa su currículum. Está buscando su primer trabajo de verano y apunta al sector de la hostelería. Justo delante de ella Manel, de 55 años, espera encontrar algo en el sector de mantenimiento. Más atrás otro joven con acento extranjero practicaba con una compañera cómo responder en catalán a las preguntas básicas que le podrían hacer durante la entrevista.
Y si algo agradecían tanto las empresas como los participantes era la posibilidad de conocer se personalmente. «Ahora que todo se hace con los portales de internet la posibilidad de verle la cara de quien te puede contratar vale mucho... Sientes que tienes más oportunidad que se haga realidad aquello de encontrarse en el sitio indicado a la hora correcta», explicaba Ricardo, administrativo en paro.
El valor del cara a cara
Laura Roigé, presidenta de la Cambra de Tarragona, explicaba que ese contacto directo es, justamente, una de las claves de este modelo de éxito que han replicado las cámaras de todo el Estado.
Apuntaba Roigé que la feria como tal está acompañada de una serie de charlas y seminarios para dotar a los aspirantes de herramientas que mejoren sus posibilidades de emplearse.
Entre las empresas donde había más colas de aspirantes estaban las relacionadas con el sector sanitario, pero los ámbitos eran de lo más variados y se encontraban muchos de los principales empleadores del territorio.
Marta Campañà acudía en nombre de una empresa de producciones artísticas. Explicaba que habían decidido repetir en la feria porque les cuesta mucho encontrar personal para ciertos puestos como el de animadores culturales «se necesitan idiomas, pero también motivación y ser desenvueltos», explicaba.
Había también espacio para el empleo de personas con discapacidad. Jennifer Martínez, quien se encontraba entrevistando a los aspirantes de un centro especial de empleo, reconocía las dificultades que tienen los candidatos para incorporarse al mercado de trabajo y apuntaba que muchos no mencionan su grado de discapacidad a menos que se lo pregunten expresamente como en este caso «es una oportunidad estar aquí, no solo por quienes han venido expresamente, sino por quienes se han acercado para buscar información para familiares o amigos», indicaba.