Hacer cumplir la ley... y las medidas de confinamiento

Seguridad. Los Mossos d’Esquadra se han tenido que adaptar a las nuevas normativas en materia sanitaria, a la vez que tomar mayores precauciones en su quehacer diario

22 noviembre 2020 20:30 | Actualizado a 23 noviembre 2020 08:18
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Su trabajo ha cambiado, y mucho, en los últimos ocho meses, al igual que a la mayoría de ciudadanos. Ya no se trata sólo de capturar delincuentes o hacer cumplir la ley. Ahora también cuentan con el importante cometido de velar por el cumplimiento de la normativa sobre la Covid-19, unas directrices que van cambiando casi a diario, adaptándose a cada momento. Por ello, tienen que estar pendientes de la actualidad y, a la vez, de autoprotegerse porque son personal de riesgo. Los Mossos d’Esquadra han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos y, a la vez, adoptar nuevas medidas de prevención.

«Nuestros cambios han ido en dos aspectos», subraya el sargento coordinador de la Unitat de Seguretat Ciutadana (USC) de la comisaría de Reus, Miquel Pijoan. Por un lado, han tenido que adaptar las patrullas a la nueva realidad: mejorar la higiene y la protección frente a la enfermedad, el sistema de patrullas, cómo realizar las identificaciones de personas. En este sentido, desde el mes de marzo, cuando se declaró el Estado de Alarma, se han hecho grupos estanos. «La intención es patrullar siempre los mismos binomios» ya que, si uno se contagia, no habrá posibilidad de haber transferido el coronavirus a muchos más compañeros. Lo ideal hubiera sido hacer patrullas unipersonales, como existen en algunos puntos como Estados Unidos, pero el reglamento de los Mossos d’Esquadra no lo permite.

Medidas preventivas

Pero también existen una serie de medidas preventivas cuya responsabilidad es de los propios agentes. «Ellos tienen que tener cuidado de su propio material. Antes y después de cada turno policial lo tienen que desinfectar, comenzando por el propio vehículo patrulla, especialmente los puntos que más se tocan, tanto los agentes como por detenidos que hayan podido desplazar».

Se han acabado los briefings con todos los agentes al inicio de cada turno. Ahora, las instrucciones o las recomendaciones se envían por correo, «y si se tienen que dar de forma verbal, se buscan lugares abiertos dentro de la propia comisaría». Las indicaciones antes de salir a patrullas son importantes: «Uno de los handicaps que tenemos es el cambio continuo de las directrices, que nos obliga a ser muy cuidadosos. Cada día, a las seis de la mañana, se realiza una actualización de las normas internas», destaca Pijoan.

Una de las rutinas diarias que había en la mayoría de comisarías era el traslado matinal de los detenidos al Juzgado de Guardia correspondiente. Este recorrido se ha acabado. «Se articuló con el Juzgado que dicho trámite se hiciera de forma telemática. Ahora, los detenidos declaran ante el juez por videoconferencia, al igual que sus abogados defensores. Y siempre son los mismos agentes los que asisten a los arrestados en este proceso», recalca Miquel Pijoan. Solo en el caso de las víctimas de violencia de género o doméstica, los letrados acuden a las dependencias policiales para asistir a la persona denunciante «porque necesita una situación próxima, sentirse arropada por el abogado, porque telemáticamente sería muy frío».

Los detenidos ya no son llevados al Juzgado para declarar, lo hacen por videoconferencia

Un caso excepcional de traslado del detenido a dependencias judiciales es cuando el juez lo necesita presencialmente por ejemplo para comunicarle su ingreso en prisión en determinados delitos, como en casos de agresiones sexuales.

Y la vida en el interior de la comisaría de Reus –al igual que las del resto de Catalunya– también se ha visto alterada por la llegada de la Covid-19. Se han tenido que adecuar los espacios con mamparas de plástico, colocación de gel en las estancias, etc. Cuando hubo el confinamiento se dividió el personal de oficinas en dos turnos: uno venía a trabajar por la mañana y el otro, por la tarde. Incluso ahora, en esta segunda fase de la ola de infecciones, se intenta que en cada despacho haya una sola persona. Y en los calabozos solo se pone un detenido por habitáculo.

Ello ha conllevado también un cambio en la relación con el ciudadano. No se han dejado de tomar denuncias en las dependencias policiales. Pero Miquel Pijoan reconoce que «al principio de la pandemia éramos más restrictivos y solo cogíamos presencialmente las urgentes, necesarias e importantes, ya sea porque era un testigo directo de los hechos o porque su testimonio era clave para la investigación. El resto de denuncias se tramitaban vía internet».

Xavi Moreno, sargento responsable de la Unitat de Seguretat Ciutadana de la comisaría de Reus, añade que actualmente la gente viene igual a la comisaría a poner una denuncia o a preguntar, «lo que pasa es que se tiene que esperar fuera por una cuestión de aforo. Se está planteando la cita previa para poder controlar mejor las colas y el tiempo de espera».

Un material no policial pero básico para intentar llevar a cabo su trabajo con medidas de prevención son las mascarillas y los EPIs (equipos de protección). Estos últimos se utilizan «en aquellas actuaciones que intuimos que puede haber algún caso de Covid-19». Los vecinos habrán visto a agentes vestidos con el típico mono blanco en el caso de fallecimiento de personas sospechosas que haber padecido la enfermedad. También cuando tienen que ir a detener o a citar a una persona que saben que tiene coronavirus. «En alguna actuación en el CAP Sant Pere o en el propio Hospital Sant Joan nos hemos colocado el EPI por el entorno», comenta Xavi Moreno.

Los agentes disponen diariamente, al inicio de cada turno, de mascarillas quirúrgicas nuevas. Algunos policías utilizan algunas propias de tela, como las que llevan el escudo de Mossos d’Esquadra, o Mascareta dels Valents, de tipo solidario, cuyos beneficios están destinados a la investigación del cáncer infantil. Y cada semana se reparten unas tres del tipo FFP2, que ofrecen una mayor protección y que se utilizan en determinadas actuaciones en las que se precisa de una sobreprotección.

El trabajo en la calle

La forma de dirigirse a la gente durante la patrulla también se ha visto modificada para tomar el máximo de precauciones previstas. Así, a la hora de identificar una persona, hay dos metros de separación del agente. El individuo entrega su documentación al policía y seguidamente da un paso atrás.

Al principio de la pandemia «nos iba bien el certificado de autoresponsabilidad o cualquier documento que hubiese facilitado la empresa al trabajador», comenta Pijoan, «porque desde el interior del vehículo la persona lo enseñaba y no había ningún contacto estrecho».

A la hora de detener también se toman precauciones. «Los arrestos son limpios», dice el sargento coordinador de la Unitat de Seguretat Ciutadana. Normalmente no existe ningún tipo de violencia «y si la persona no lleva la mascarilla, se la facilitamos». Pero no han desaparecido las detenciones de riesgo, las violentas. En este caso, «cuando la persona está esposada, le ponemos la mascarilla».

Durante la primera fase de la pandemia, durante el confinamiento total, hubo unos individuos que reiteradamente se lo saltaban y desafiaban a los agentes, a los que incluso llegaron a escupir a la cara. Se les pudo acusar de un delito contra la salud pública y el juez decretó su ingreso en prisión: si no respeta repetidamente las normas de salud, a la cárcel.

Ninguna baja

En la plantilla de los Mossos d’Esquadra de Reus ningún agente ha sido contagiado de coronavirus durante su trabajo policial. Los dos sargentos destacan la colaboración y expresan su agradecimiento al CAP Sant Pere: «En todas aquellas actuaciones donde la persona que teníamos delante podría haber transmitido el coronavirus a los agentes, estos se hacían la prueba inmediatamente para evitar la angustia interna». En menos de 24 horas tenían los resultados.

Algunos detenidos que han pasado por dependencias policiales decían que tenían la Covid-19 para ver si colaba y eran puestos rápidamente en libertad, pero realmente no la tenían. En otros casos, algunos que sí la sufrían al principio rechazaban la asistencia sanitaria, pero más tarde la aceptaban.

Cuando una persona detenida da positivo, el vehículo de queda precintado a la espera que venga una empresa especializada a desinfectarlo. Lo mismo en las dependencias policiales donde haya estado.

Mientras se espera el fin de la pandemia, los agentes siguen patrullando. Efectúan controles estáticos en la vía pública, ya sea con la Guàrdia Urbana de Reus, con Protecció Civil o con los vigilantes municipales de La Selva del Camp o Riudoms. Ahora, además de controlar cuestiones de seguridad ciudadana de personas y vehículos, miran si cumplen con las medidas sanitarias. «Hemos cambiado la rigurosidad en las actuaciones policiales ante una posible infección. Somos mucho más conscientes de que somos un factor de riesgo y ello nos hace ser más rigurosos».

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