Iris Ávila: «Te sientes extranjero estés donde estés»

Esta tarraconense reside en Cannes, donde trabaja como ingeniera aeroespacial. Sin embargo, su tiempo libre lo dedica a una de sus pasiones, la ilustración. Estos días expone en la Escola Oficial d'Idiomes (EOI)

19 marzo 2021 15:52 | Actualizado a 19 marzo 2021 20:37
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Iris Ávila es una tarraconense que reside en Cannes, la meca del cine de la Costa Azul. Pero lejos de dedicarse a la gran pantalla, Iris es ingeniera aeroespacial, carrera que la llevó primero a Terrassa, después a Toulousse, para finalmente acabar en Cannes. Desde hace seis años reside y trabaja en Francia, en una empresa dedicada a fabricar satélites. Sin embargo, más allá de su profesión, Iris dedica una parte de su tiempo libre a su otra pasión, el dibujo y la pintura, una disciplina que ha retomado hace poco más de un año, cuando abrió la cuenta artística de Instagram (@iravimart), donde publica sus ilustraciones. Retratos femeninos, muchos inspirados en su música preferida. Ahora, prácticamente la totalidad de ellos se puede contemplar en el hall de la Escola Oficial d’Idiomes de Tarragona (EOI), donde Iris expone su primera muestra hasta final de mes. 

Ingeniería y arte. ¿Cómo combinan?
Siempre me ha gustado mucho dibujar, desde niña. Hice unos cuantos años de pintura, acrílica y al óleo. Luego, con la carrera lo dejé un poco aparcado, aunque lo echaba en falta, por lo que lo retomé hace un año. Pero ahora lo hago todo en digital.    

¿Por qué mujeres?
La mujer en sí me inspira, mucho más que el hombre. Me gusta hacer retratos que tengan una mirada que transmita fuerza o melancolía. La mayoría me los inspiran las letras de canciones de mis grupos de siempre, Marea o Extremoduro. Aunque si recibo encargos, también los hago, como parejas o niños. 

¿Cómo surgió la posibilidad de exponer en la EOI?
Mi madre trabaja allí y pensó que era una buena idea exponerlos durante la semana de la mujer. Entonces, se muestran los treinta dibujos más votados por los alumnos de la escuela. Y al pie constan frases en todas las lenguas que se estudian en la EOI.     

¿Cómo es dibujar por ordenador?
Es prácticamente lo mismo que dibujar a mano, pero con la ventaja de que te puedes equivocar todas las veces que quieras porque puedes borrar infinitamente. Acabé por comprarme un iPad porque tiene la aplicación Procreate. Dispones del lápiz y dibujas directamente en la tableta. También compré un protector de pantalla especial, que provoca el efecto papel. Simula un montón de pinceles y texturas, por lo que tienes muchísimos materiales sin necesidad de comprarlos. Otra cosa que me gusta mucho es pintar manchas de acuarela, las escaneo y con ellas creo pinceles. Después, las añado a mis dibujos. Prácticamente todas mis mujeres tienen las mejillas muy marcadas, pintadas de rojo intenso. 

«Hace dos años fui con una amiga al festival de cine, a la proyección de ‘Dolor y Gloria’ . Vimos a Penélope Cruz y a Almodóvar»

¿Se ha planteado dedicarle más tiempo?
No. Mi trabajo me deja poca flexibilidad horaria. 

¿Qué hace en su día a día a nivel profesional?
Trabajo en una empresa que fabrica satélites. Al principio validaba el software desarrollado por nuestros programadores. Y cuando llegaba el día del lanzamiento, porque ahora con la Covid-19 no hay, era estresante. Veías cómo algo en lo que habías estado trabajando se enviaba al espacio y orbitaba. Si funcionaba, era estupendo.

¿Qué efecto práctico tienen esos satélites en la sociedad?
Hay tres categorías. Los de comunicación están en órbita geoestacionaria, lo que quiere decir que siempre apuntan al mismo punto de la Tierra y gracias a ellos lo tenemos todo, internet, la televisión... Después, los satélites científicos o de observación de la Tierra, que envían fotos y datos del planeta. Finalmente, los de navegación, que son con los que funcionan los GPS. 

¿Le gusta Cannes? 
Sí. Es un poco más pequeña que Tarragona y a nivel de clima es como si viviera allí. Tienes al lado la playa y también la montaña. Pero a raíz del festival de cine, es una ciudad muy de postureo. Muy de turismo de ricos y esto sí que no tiene nada que ver con la Costa Daurada. 

¿Ha asistido al festival?
Sí. El alcalde de Cannes mira mucho por la ciudad. Cada año, el día posterior a la ceremonia de premios dan entradas a todos los ciudadanos que quieran ir. Hay diferentes proyecciones de la película ganadora. La gente va vestida de gala, pasa por la alfombra roja y se hace la foto. Y también hacen sorteos de entradas para asistir durante la celebración del festival.

¿Le ha tocado alguna vez?
Hace dos años una amiga ganó la entrada para ir a ver Dolor y Gloria. Vimos a Penélope Cruz y al propio Almodóvar. Son dos semanas en las que ves a jóvenes vestidas como si fueran de boda, fotógrafos por todas partes y muchos cochazos. Para los que vivimos aquí quiere decir que no puedes aparcar y que hay mucha gente. Y ahora, desde hace tres años, también se celebra el festival de series con una alfombra, en este caso,  rosa. Y, como de momento no es muy famoso, la empresa en la que trabajo nos da entradas para cualquier sesión, para cualquiera de las proyecciones.

¿Ha sido fácil o difícil la adaptación?
Es difícil en el sentido de que en general, la población que vive aquí es gente mayor. Al final, todo el círculo de amigos que tengo son personas que he conocido en la empresa. Esto no quiere decir que no esté bien, pero no es demasiado variado. De los 2.500 trabajadores, somos una veintena de españoles y tenemos un pequeño círculo. Ahora, después de seis años, ya hablo, pienso y sueño en francés. Cuantos más años pasas fuera de casa, más extranjero te sientes en tu casa y, al mismo tiempo aquí, quieras o no, siempre serás extranjero porque por muy bien que hables el francés, siempre tienes tu acento. No es lo mismo. Te sientes extranjero estés donde estés. Somos ciudadanos del mundo.

¿Qué significa ser extranjero?
Al principio en la empresa fue un poco complicado porque históricamente es muy francesa. Cuando llegué, solo hacía dos años que estaban en plena campaña de contratar a personas de fuera para que aportaran diversidad. Además, el sector aeroespacial es muy masculino y la media de edad era de cuarenta años largos. Entonces, los comentarios que me hacían eran que me habían contratado por mi condición de mujer, extranjera y joven. Pero yo había hecho unas prácticas y sabían cómo trabajaba. Ahora es diferente, ya me conocen.

«La mujer en sí me inspira, mucho más que el hombre. Me gusta hacer retratos que tengan una mirada que transmita fuerza»

¿Ha sentido el choque cultural?
Aunque seamos países vecinos, hay muchas cosas que son diferentes. Lo que más noto es la cultura general, el bagaje que se tiene por haber crecido y vivido en un lugar determinado. Por ejemplo, actores famosos franceses, películas, grupos, cantantes o incluso el humor. Y también los horarios. Comer a las 12 del mediodía o cenar a las ocho de la tarde fue un shock. También salir de fiesta y llegar a casa, como muy tarde, a las dos de la madrugada. Cosas así.    

¿Echa de menos Tarragona?
La familia, sobre todo. Aún tengo mis amigas del colegio, de toda la vida y aunque a lo mejor no hablamos demasiado mientras estoy aquí, en Cannes, siempre que voy, quedamos. En Tarragona he vivido hasta los 18 años y la ciudad siempre te está esperando. También echo de menos ir de tapas, algo que aquí no se hace.

¿Hace mucho tiempo que no viene?
Desde Navidad. Pero ahora, viajar los fines de semana es muy complicado por las medidas de seguridad y las pruebas PCR. Además, llevamos tres fines de semana confinados. En Francia, el toque de queda es a las 18 horas, un horario que no me permite ni siquiera hacer la compra entre semana. Y bares y restaurantes cerrados desde noviembre. Veremos cuándo se acaba porque empieza a ser duro.

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