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    Juanillo, 40 días de aventura, sustos y gente hospitalaria

    Viajes. El tarraconense, que momentáneamente no puede moverse de un hotel en Pakistán, ya lleva 15 países recorridos en su empeño de dar la vuelta al mundo en moto

    05 mayo 2022 17:42 | Actualizado a 05 mayo 2022 17:48
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    Hoy es el día número 40 de la aventura que Juanillo Oton (sí, es Juanillo en el DNI) comenzó al día siguiente de cumplir los 40: dar la vuelta al mundo en moto. Su aventura, además, tiene un cariz solidario, porque la ha puesto al servicio de la fundación Si jo puc, tu també #epilep para visualizar la epilepsia. Se pueden apadrinar kilómetros que serán íntegramente dedicados a la entidad.

    No es fácil hablar con Juanillo teniendo en cuenta que desde que salió de Tarragona apenas ha parado. Ya lleva 15 países recorridos y se va conectando al wifi allá donde puede.

    Escoltado por paramilitares

    La diferencia es que esta vez Juanillo tiene wifi porque está retenido en un hotel de Pakistán. Llegó el sábado de la semana pasada en medio del que está siendo el momento más complicado de la aventura.

    Todo comenzó cuando cruzó la frontera entre Irán y Pakistán. Estaba avisado de que para su primer trayecto, de Taftan a Quetta (área de influencia Talibán), tendrían que escoltarle, pero vivirlo en persona ya fue otra cosa. Durante todo el trayecto, de 650 kilómetros, se turnaron para acompañarle 15 coches y una decena de motos de los Levies, grupos paramilitares pagados por el gobierno pakistaní para esta misión. «No se separan de sus armas, están en constante tensión», recuerda.

    Lo que no calculó Juanillo es que, además, le tocaría hacer el recorrido en pleno Ramadán, con lo que sus acompañantes hacían el recorrido sin apenas parar porque no podían comer ni beber. Él tenía una lata de atún y dos botellas de agua que a 45 grados se quedaron en nada. «Nunca he sufrido tanto por sed en mi vida», recuerda.

    Una vez a resguardo en el hotel la otra sorpresa es que están de vacaciones, por lo que le tocará esperar hasta el viernes para que la policía acuda a buscarle para ir a sacar el documento que necesita para poder seguir su camino. Inquieto por naturaleza, ha tenido que mentalizarse a no poder poner ni un pie fuera del hotel, así que ha decidido tomárselo como un descanso. El primer día durmió 14 horas seguidas.

    Cuando salga la intención es ir a Islamabad y luego al norte, a la frontera con China, país donde no va a entrar «porque me harían pagar un guía que me acompañe las 24 horas». Luego pondrá rumbo a la India.

    La hospitalidad iraní

    Cuando le preguntamos sobre lo que más le ha impactado del viaje va de un recuerdo al otro, pero siempre termina hablando de Irán, donde gracias a la hospitalidad de gente desconocida siempre terminó alojado en casas particulares. «Y eso que es un país muy económico; allí cuesta 10 céntimos el litro de gasolina. Con lo que pongo en Tarragona un litro en Irán casi lleno el depósito».

    Recuerda que al llegar a un pueblo un joven le abordó para ver qué necesitaba. Le dijo que estaba buscando dónde pasar la noche y el chico se lo llevó a su casa. La familia le cedió la única habitación para que durmiera. «Son así de amables, y eso con nuestra cultura europea choca mucho».

    La primera parte del viaje, hasta Estambul, la hizo con su mujer. «Cuando me despedí de ella lloré como un niño pequeño», reconoce, pero cree que la experiencia de viajar solo (algo que no había hecho jamás) le está enseñando muchas cosas. «Todo el mundo debería poder probarlo al menos una vez en la vida», dice. Ha tenido más de un susto, como una caída de la moto en una pista solitaria o un niño que le apuntaba con una escopeta que resultó ser de balines.

    La moto «se está portando bien», igual que su cuerpo. Además, se va entendiendo gracias a un traductor que a veces funciona y a veces no «porque yo solo tengo mi inglés de EGB».

    Queda mucho camino y dice que sigue abierto a las sorpresas. «Es lo que pasa cuando vas en un viaje abierto; sin pulserita». La ruta también le está haciendo reflexionar: «Soy una persona muy ambiciosa, pero te das cuenta de que hay otras cosas. Esto te pone en tu sitio».

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