Cuando el frío, al menos a mediodía, ya da una tregua y los primeros colores primaverales parecen empezar a florecer, son muchos los que dan por iniciada la temporada de calçots.
Todos saben que la tradición de comer de pie estas cebollas dulces, mojarlas en su salsa correspondiente y terminar con un buen surtido de carne a la brasa tiene su origen en el Alt Camp, específicamente en Valls. Las familias y los amigos se reunían en las masies y el payés les llevaba a un precio muy reducido los mejores calçots que había cosechado. No era muy común ir a un restaurante. Se trataba de un encuentro más bien rural y en el cual se te permitía comer de pie y ensuciarte las manos, con o sin pitet.
A lo largo de los años, la tradición ha ido traspasando fronteras hasta llegar a todos los rincones de Catalunya. Hoy en día es muy común ver a barceloneses celebrar calçotades, aunque, mayoritariamente, ellos lo hacen en restaurantes. Y es que, como en todas las costumbres, pasa el tiempo y aunque la esencia se mantenga, la práctica va cambiando.
Las calçotades ya no son solamente encuentros familiares. Son muchos los grupos de amigos, colectivos o asociaciones que una vez al año las organizan. Son tiempos de ver que las colles de castells hacen calçotades, las asociaciones de Semana Santa, o los compañeros de trabajo, entre muchos. Pero, debido al aumento de precio que las calçotades en restaurantes han experimentado, ¿qué hacen los grandes grupos para encontrar un sitio adecuado para la calçotada?
Parques urbanos
Tarragona cuenta con alrededor de unos trece parques y jardines públicos. Hablamos del parque del Amfiteatre, del Camp de Mart o de Parc de la Reconciliació de la Via Augusta, entre otros.
Dentro del conjunto de parques urbanos, encontramos el Parc del Llorito, situado alrededor del Santuari. En abril de 2012, se inauguró este espacio de ocio público que consta de un total de 7.000 m2 con dos zonas de juegos infantiles, un rocódromo, puntos de agua potable y un espacio con 25 mesas y 10 barbacoas.
La encargada del chiringuito del Parc del Llorito, Mari, cuenta que hasta después de Semana Santa lo tienen todo lleno. «Tengo todas las mesas reservadas hasta finales de Semana Santa, pero la cosa es llamar y probar si aún hay suerte», explica.
Pero además de ser la opción ‘low cost’ para celebrar una calçotada, resulta también ser la opción más fácil. El Parc del Llorito también tiene la peculiaridad de que los grupos, si quieren, solamente se tienen que encargar de llegar a la hora y ya está. El servicio de bar, además de hacer calçots, también ofrece carne, ensaladas, postre y café a unos precios significativamente inferiores a los de una calçotada tradicional en un restaurante.
«Lo especial del Llorito es que los grupos tanto pueden traer ellos los calçots hechos y comerlos aquí, comprarlos crudos y hacerlos en nuestras barbacoas como encargárnoslos y se los traemos», explica Mari. También cuenta que normalmente son los jóvenes quienes traen los calçots hechos y son los mayores los que se animan a hacerlos ellos mismos, pero hay gente para todo.
El Parc del Llorito forma parte del Entorn Natural de l’Anella Verda de Tarragona, que va desde la Punta Grossa hasta el delta del Francolí, que en abril de 2012 se añadió al inventario de los más de 75 km de senderos públicos del Ayuntamiento de Tarragona.
El parque del Pont del Diable y el del Riu Francolí también son los otros sitios en la ciudad que disponen de servicio de mesas preparadas ya para hacer calçotades. Son también lugares frecuentes de calçotades.
Si, en cambio, se decide montar una calçotada urbana, hoy en día hay múltiples lugares donde se pueden encargar los calçots a un precio adecuado para todos los bolsillos. La opción tradicional de comprarlos directamente al payés ha evolucionado y se pueden comprar en las paradas de los mercados crudos o incluso ya cocidos.
Y la opción de los 2x1 también ha llegado al mundo de los calçots. Es común ver en los supermercados ofertas de ‘pack de 200 calçots de Valls, más 4 litros de vino, más 2 tarros de salsa, por un precio de 58€’, pero la venta online poco a poco ya está causando tendencia.
Sea cual sea el método, lo importante es que la esencia de la calçotada tradicional, y en eso se interpreta comerlos de pie, con su salsa, con su posterior surtido de carne, y, sobre todo, en un ritual de hermandad, se mantenga viva.