Las esperadas obras de reforma de la Plaça dels Infants se han iniciado esta misma semana y finalizarán antes de final de año. A lo largo de los últimos días operarios de la Unió Temporal de Empresas (UTE) adjudicataria de las actuaciones –ACSA-Ematsa– están llevando a cabo las actuaciones preparativas para las intervenciones, cuyo presupuesto es de 60.000 euros, pagados a medias entre el Ayuntamiento y la Diputació de Tarragona, mediante la subvención del Pla d’Acció Municipal (PAM).
El objetivo de la remodelación, que se alargará por espacio de dos meses, es la de darle al espacio situado en la Part Baixa «una imagen de más modernidad», según se indica en el proyecto. En el documento se asegura que la actuación «se centrará en la zona de las palmeras y en la zona de la actual pista de baloncesto». Concretamente, en la zona de las palmeras «se pretende hacer un parterre de grandes dimensiones para delimitarla y evitar la caída de restos de las mismas y de suciedad encima del mobiliario urbano». En este sentido, el objetivo también es el de «cambiar de sitio el mobiliario y ubicarlo fuera del parterre».
Paralelamente, por lo que se refiere al espacio deportivo, éste «se dignificará, dado el estado de abandono en el que se encuentra actualmente». Por ello, se adaptará una zona de juegos infantiles. Según los técnicos municipales, «al tratarse de una obra prácticamente dura, el mobiliario ya es existente y al tener el Ayuntamiento un servicio de mantenimiento contratado, no tiene efectos presupuestarios posteriores» para una obra cuya vida útil se ha previsto en el informe en unos 25 años.
Protegido en el POUM
Cabe señalar que los técnicos municipales señalan en el proyecto que la plaza cuenta con una protección en el Catàleg de Béns a Protegir que forma parte del Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM), vigente desde agosto de 2013.
En el documento se justifica la catalogación como Bé Cultural d’Interès Local (BCIL) en el hecho de que la Plaça dels Infants «es uno de los elementos que definen la zona de la marina», a la vez que se remarca que «fue un punto de concentración de almacenes y de las industrias de laciudad», como fueron la antigua fábrica de licores de la Chartreuse (hoy la Escola Oficial d’Idiomes) o la fábrica Muller, de la que hoy aún queda el muro de su antiguo emplazamiento.
Satisfacción vecinal
La presidenta de la Associació de Veïns del Port, Rosa Puig, se muestra satisfecha por el inicio de las actuaciones, ya que asegura que «se trata de una antigua reivindicación que habíamos pedido en varias ocasiones». La portavoz de la entidad que representa a los residentes de la Part Baixa recuerda que «el espacio está muy degradado» y que «es un peligro para los más pequeños». Asimismo, Puig indica que «la zona de jardinería está muy abandonada y, además, los excrementos de palomas caen encima de los bancos, por lo que la gente no puede sentarse».