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La sequía dispara en Tarragona la demanda de zahoríes y constructores de pozos

Ayuntamientos de la provincia y dueños de fincas privadas contratan a radiestesistas para localizar agua ante la desesperación. Empresas de perforaciones y de bombeo registran un incremento de servicios

19 agosto 2023 21:18 | Actualizado a 20 agosto 2023 07:00
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«Voy desbordado, hay días en los que no sé ni dónde estoy. Me llaman hasta de fuera de Catalunya. La situación es cada vez más dramática y lo peor está por venir, porque el subsuelo está cada día más agotado y es más complicado», reconoce Pere Sanromà, un zahorí de Vespella de Gaià (Tarragonès) que por momentos no da abasto a las peticiones para localizar agua, ya sea por parte de particulares para sus fincas como de ayuntamientos. «He estado en el Monasterio de Poblet, pero también me han llamado de Cabra del Camp, del Montmell o de Masllorenç», explica. En Sant Jaume dels Domenys (Baix Penedès) localizó agua, también en Riudecols.

Sanromà, que llegó a tener dos empresas de construcción, y que se vio afectado por la crisis inmobiliaria tras la burbuja, vive ahora, ya octogenario, un trasiego inesperado. Pese a ello, recuerda que «alguna vez se falla».

«Voy desbordado de encargos. Hay días en los que no sé ni dónde estoy», confiesa Pere Sanromà, zahorí de Vespella de Gaià

Miquel Taverna es el zahorí tradicional de Alforja (Baix Camp). «Para mí esto ha sido un complemento, un sobresueldo a mi trabajo de payés. Diría que acierto en un 70 y 80%, fallo poco, pero esto no es una ciencia exacta», cuenta. A sus 73 años, viene de localizar un punto susceptible de tener agua en una finca de avellanos de un particular, en Cornudella de Montsant. «Muchos agricultores me preguntan por dónde puede haber agua pero la mayoría de clientes son personas que se van a comprar una finca y quieren saber si podrán tener una balsa, para autoconsumo o para huertos», indica.

«Bajan los niveles freáticos»

A Miquel le consta que «el cambio climático está haciendo bajar los niveles freáticos, y aún hay margen para encontrar, pero cada vez las zonas quedarán más secas». En pleno siglo XXI, este método ancestral, casi mágico, solo con dos ramas de avellano y un péndulo, permite encontrar vetas bajo la superficie, y a partir de ahí explorar para hallar líquido decenas de metros más abajo.

El propio Miquel Taverna aclara que «no soy profesional, sino más bien un aficionado, que empezó con 25 años porque mi padre me enseñó la técnica, que he perfeccionado luego con un poco de teoría, de libros de radiestesia e hidrogeología, con experiencia de conocer un poco el terreno».

«Esto no es científico pero sí existe una sensibilidad y en un tanto por ciento elevado funciona», admite Miquel Taverna, payés y zahorí de Alforja, en el Baix Camp

«No es nada científico», reconoce, aunque es capaz de localizar el punto en un terreno y el caudal aproximado, gracias a «la sensibilidad con el campo electromagnético, y es algo para lo que tienen capacidad una de cada tres personas. Y en un tanto por ciento elevado funciona». Pese al recelo de la ciencia y a que no hay evidencias demostrables, lo cierto es que empresas de perforación y hasta la administración pública confían en estos perfiles, a medio camino entre lo esotérico y la sabiduría.

«Ojalá encontremos pronto»

El alcalde de Riudecanyes (Baix Camp), Ernest Roigé, está al frente del urgente cometido de hallar agua en el término municipal: «Hacemos lo que hace todo el mundo, basándonos en estudios técnicos y también en la experiencia de algunos zahoríes locales, y en datos de acuíferos. Pero es muy difícil y no es una ciencia exacta. Hace tres semanas hicimos un pozo y no sacamos agua. Ojalá encontremos pronto porque nos hace mucha falta. Para ello usamos todos los datos a nuestra disposición». Riudecanyes y Duesaigües son dos municipios de la provincia en emergencia por sequía hidrológica.

«Usamos todo lo que tenemos disponible, estudios, datos de acuíferos o la experiencia de zahoríes», explica Ernest Roigé, alcalde de Riudecanyes

Las empresas de perforaciones y construcción de pozos también utilizan a zahoríes. Miquel Taverna trabaja habitualmente con la firma Pous i Mines Sansó SL, de Riudoms (Baix Camp). «Solemos llamar al zahorí, que detecta la corriente, la profundidad aproximada y el caudal. Ellos te marcan la zona y en solo dos ocasiones no hemos encontrado. En el resto, siempre, fuera más cantidad o menos», explica Jordi Sansó, el jefe de la empresa. Tiene 57 años y lleva desde los 16 dedicado a un sector que también se ve impactado por la sequía: «Tenemos muchas más llamadas y peticiones de presupuestos, de ayuntamientos, particulares, comunidades de regantes... Hemos estado por Reus, Valls, Alcover o Falset. Ahora estamos trabajando prácticamente todo el año porque hay más demanda de agua».

Hay 24 municipios catalanes con la emergencia por sequía declarada. Dos de ellos están en el Baix Camp: Riudecanyes y Duesaigües

No solo hacen pozos de nueva construcción, algo más complejo desde el punto de vista técnico y de la normativa. El descenso de los niveles freáticos provoca otra intervención que viene siendo habitual: «Como los niveles han bajado, a veces se requiere añadir profundidad, para bajar más».

Jordi Vendrell, jefe de obra de Perforacions Penedès, trabaja asiduamente por el Camp de Tarragona. La empresa ofrece un servicio integral, desde la localización del agua a la obra y la puesta a punto final. Es el propio Jordi quien ejerce de zahorí: «Somos la tercera generación, llevo 40 años en el oficio, desde que tenía 12».

«Tenemos más trabajo»

Ahora es uno de lo momentos de más actividad. «El volumen de trabajo se ha incrementado, porque hay mucha sequía. Queda mucha agua bajo tierra, aunque en función de la zona es más difícil. Desde hace dos años y medio, desde que va lloviendo menos, notamos más trabajo. Nos llaman ayuntamientos, muchos particulares, sobre todo del sector del vino, muy preocupados, y también empresas que consumen bastante agua». Los apuros, en líneas generales, tienen más que ver con el agua para el regadío que para el consumo.

«Tenemos muchas más llamadas y peticiones de presupuestos», dice Jordi Sansó, responsable de Pous i Mines Sansó SL, en Riudoms

Vendrell explica que «hay un 90% de aciertos» y que «en el Camp de Tarragona hay bastantes acuíferos, que suelen estar entre 150 y 200 metros, mientras que en Girona, por ejemplo, el suelo es más granítico». Los precios varían, pero entre localización, prospección e instalación completa del pozo, bomba incluida, con una profundidad de 100 metros, el precio podría rondar los 15.000 euros. La firma viene de trabajar en poblaciones tarraconenses como Cambrils, Calafell, el Pla de Santa Maria o Sant Jaume dels Domenys.

En Bombes Calvó no realizan la perforación pero sí se encargan de la instalación hidráulica. «Tenemos más trabajo porque hay mucha gente que se está haciendo su pozo particular, que están buscando zahoríes, por ejemplo en zonas como L’Espluga de Francolí», explica Anna Llerena, comercial.

La falta de lluvias también afecta a mantenimiento de estos sistemas y obliga a intervenir: «Vemos que los pozos se secan y eso afecta al motor de las bombas, que si no está refrigerado se quema porque el nivel del agua ha bajado. También podemos profundizar el pozo en algunos casos, pero eso depende de la veta. Estamos teniendo ahora más servicios. Los payeses son los más perjudicados».

El zahorí es siempre una figura salvadora a la que se recurre. «Nada es exacto. Los ingenieros hacen sus números y ellos creen en lo suyo y también trabajan con nosotros, pero no damos garantías al 100%», apunta Llerena. Mientras, el radiestesista Sanromà continúa con su ajetreo y el orgullo de saberse crucial: «Esto va a ir a más. La situación es crítica. Yo estoy pendiente de todo, no solo de encontrar agua, sino de la forma en la que se perfora, en cómo va la construcción... Lo llevo dentro».

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