La tradición de visitar museos

Patrimonio. Jornada de puertas abiertas con actividades hasta la madrugada en las galerías de toda la provincia

19 mayo 2019 17:21 | Actualizado a 22 mayo 2019 13:10
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Robert Capa y una de sus últimas fotos abrieron ayer en CaixaForum Tarragona la sexta edición del Viatge a la Constel·lació Museu, dedicada este año al futuro de las tradiciones. A las tradiciones o a la lucha contra ellas. 

El viaje recorrió ocho espacios  de la ciudad con motivo de la celebración del Día y la Noche de los museos, con jornada de puertas abiertas hasta altas horas de la madrugada y visitantes a raudales. Una fiesta anual de la cultura que se celebró en todos los rincones de la provincia con propuestas de actividades para grandes y pequeños, visitas guiadas, teatralizadas, música, danza e incluso maridajes con vino.

El Viatge a la Constel·lació Museu es una de esas propuestas, que aúna esfuerzos de todas las instituciones tarraconenses y que  las enlaza con una obra procedente de cada una de ellas. Así, la imagen de la Carretera de Nam Dinh a Thai, una de las últimas de Robert Capa, tomada en mayo de 1954, antes de perder la vida, fue la primera de esas piezas por explorar, con la característica de que representaba la lucha contra la tradición ¿contra cuál? Contra la de publicar solo fotografías en blanco y negro.

«Era muy difícil que le publicaran fotos en color. El revelado tardaba un mes y los editores eran muy reticentes, pensaban que era muy poco serio, algo contra lo que Capa tuvo que luchar», explicó Jordi Salvadó, guía de Auriga Serveis Culturals, coordinadora del evento. En la guerra de Indochina, Capa fotografiaba los soldados que avanzaban a través de los campos, cuando pisó una mina y perdió la vida. «El fotógrafo creía que la fotografía en color acabaría imponiéndose en las revistas ilustradas. Sin embargo, de aquellas imágenes, la revista ‘Life’ no publicó ninguna en color. Todas en blanco y negro», manifestó Salvadó. 

Tras CaixaForum, el Trenet turístico esperaba a los visitantes en la Rambla Nova para continuar el viaje museístico por la Part Baixa.

‘Tocar ferro’

Socarrat de Alma Megías fue la siguiente parada, una obra perteneciente a la muestra Art you talking to me? en el Centre d’Art, protagonizada por alumnos de la Escola d’Art i Disseny de la Diputació. Y fue escogida por tres motivos tradicionales. A saber, por su técnica, por su imagen y por lo que representa. 

En primer lugar, Alma trabaja la fotografía estenopeica, la llamada cámara oscura, considerada la más primitiva. En segundo lugar, la artista «parte de la idea de transmitir imágenes icónicas, que serían las que fotografiaría un turista, pero al mismo tiempo plantea una reflexión sobre qué fotografiamos y por qué lo hacemos, a veces sin pararnos a pensar lo que significa para cada uno. Por ello propone mirar estas mismas imágenes desde la óptica particular de cada uno», comentó Salvadó. Finalmente, la fotografía seleccionada para la ruta contiene implícita una tercera tradición muy tarraconense que no es otra que la de «tocar ferro».

Desde el Centre d’Art, Jordi Salvadó guió al medio centenar de invitados hasta el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) para charlar sobre una de las tradiciones que acompañan a la humanidad desde el principio de los tiempos: los juguetes. Eso sí, en distintos materiales y formas. Y en el MNAT la pieza no podía ser otra que la emblemática muñeca de marfil, hallada en perfecto estado. 

Enterrar a un niño, a una niña, siempre ha sido una tragedia. Antiguamente también. Por ello, cuando una de estas pequeñas murió, no quisieron que estuviera sola por toda la eternidad, por lo que un juguete la acompañaría. Siglos después, en la Necrópolis paleocristiana de Tarraco, en 1927, esa muñeca salía a la luz. «Elaborada en marfil era un superlujo que no estaba al alcance de todos», señaló el guía de Auriga Serveis Culturals. «Lo normal eran de trapo o de madera». Asimismo, Salvadó también destacó lo extraño del hallazgo ya que «los romanos no permitían introducir objetos en las tumbas, para evitar las profanaciones». Otros juegos que los visitantes pudieron apreciar fueron un sonajero de bronce, «que encontramos en la actualidad pero de otro material, como ocurre con las muñecas, que a lo largo de la historia se han elaborado de madera, cerámica, marfil y porcelana hasta el actual plástico». Las tabas, que aún perduran en algunos países y que son las precursoras de los dados, cerraron el paso por el MNAT para adentrarse en el mundo del Museu del Port.

Remo, del trabajo al deporte

Este espacio fue el último punto del Moll de Costa antes de volver al Trenet hacia la Part Alta de la ciudad. Para la ocasión, el Museu del Port propuso un remo como pieza tradicional. Pero no uno cualquiera, sino una pieza perteneciente al Club Nàutic de Tarragona, de madera barnizada y plástico, de los años 1930 a 1950. Se da la circunstancia de que el Nàutic fue el que introdujo el deporte del remo en la ciudad, hecho que los pescadores, en un principio no veían con buenos ojos. «No entendían que los jóvenes quedaran para remar, una herramienta que consideraban de trabajo, por lo que al Nàutic se le llamaba el Club de los chiflados», contó Jordi Salvadó. Fueron los nobles y caballeros británicos los convirtieron el remo en deporte, que llegó a la competición en 1829 con la clásica regata Oxford-Cambridge.

Otros de los espacios que ayer descubrieron sus misterios en el Viatge a la Constel·lació Museu fueron el Diocesà, el Bíblic, el de Art Modern de la Diputació y el de Història.

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