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Parecía un sábado cualquiera para aquellos que paseaban por la Rambla Nova, tranquilos, a media mañana. El aire era frío, pero en el sol se estaba a gusto. Lo que seguro no esperaban es que minutos más tarde el ruido inundara la céntrica avenida. Poco a poco se fueron escuchando, a lo lejos, los bombos y tambores de las que serían las primeras bandas en llegar. A las 13, toda la coca central entre la calle Unió y la calle Sant Agustí estaba repleta de músicos de las nueve congregaciones de Semana Santa que participaron en lo que fue una exhibición conjunta espectacular. Y alrededor de las bandas, centenares de personas que poco a poco se fueron agrupando para disfrutar del concierto.
La iniciativa musical fue pensada por la concejalía de Comerç que, en la línea de las campañas organizadas en Navidad y en Carnaval, volvió a aprovechar una festividad como Semana Santa, que está al caer, para llenar las calles de gente, creando ambiente festivo y con el ánimo de dinamizar el comercio. El concejal de Comerç, Dídac Nadal, que se encontraba por la Rambla, decía que «lo que queremos con esta acción es sacar gente a la calle, generando un ambiente de optimismo y alegría y que esto acabe redundando en el comercio», y añadía que «puede tratarse de una actividad que haya llegado para quedarse».
Quienes también estaban contentas con esta iniciativa eran las propias congregaciones. Raul Sánchez, presidente de la Cofradía del Cristo del Buen Amor, valoraba que «está muy bien porque es una forma de calentar motores y de anunciar que la Semana Santa ya está aquí, y además en un año en que recuperaremos la normalidad después de la pandemia». Asimismo Montserrat Torrero, miembro de la junta del Gremi de Marejants, señalaba también, a medida que las dos bandas de la entidad subían por la calle Unió hacia la Rambla, que «sirve para promover la Semana Santa dos años después de inactividad, algo que es muy positivo, y además dinamiza el comercio de la ciudad». En este sentido, espera que la actividad se repita los próximos años.
Los comercios, encantados
Con todo, los comerciantes también se mostraban contentos con el hecho de hacer cosas para que la gente salga a la calle. Maria Dolors Torres, trabajadora de la joyería Carlos Piqué de la calle Unió, aseguraba que «me encanta que pasen estas cosas en la calle. La música y actividades alegres animan mucho la ciudad, y las necesitamos en este momento tan triste que estamos pasando por muchas circunstancias». De la misma forma, Josep Maria Roquet, de la Pastisseria Palau, celebraba que «todo lo que se haga para favorecer al comercio de Tarragona me parece bien, y la gracia es que cada cierto tiempo encuentren una excusa para realizar acciones como ésta».
