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    Los últimos hallazgos arqueológicos en Tarragona, a raíz de la sustitución de una cañería

    La renovación de la red de agua ha expuesto los restos de un muro, entre la muralla y el Fòrum de Representació, que podría estar vinculado a la época flavia

    18 marzo 2024 19:40 | Actualizado a 19 marzo 2024 13:47
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    Abrir una calle en Tarragona siempre es una caja de sorpresas y si estamos hablando del ámbito de la Part Alta, prácticamente seguro que en un momento u otro acabarán aflorando restos de la antigua Tarraco. Y las obras de renovación de las tuberías de agua de las calles Salines y Rere Sant Domènech no han sido la excepción.

    «Durante la apertura de la zanja ya se esperaba que pudiéramos localizar restos, porque estamos en una zona muy caliente y riquísima a nivel arqueológico», explica la arqueóloga de la empresas Nemesis, Loli Ynguanzo. Este es un ámbito que queda en el interior de la muralla, muy cerca del perímetro de la fortificación, que coincidía con los límites del Fòrum Provincial y la torre que comunicaba esta gran plaza con el Circ.

    La probabilidad de que saliera algo era alta. Las tres campañas de excavaciones que se hicieron en los años 1996 y 1999, por parte de los servicios arqueológicos de la URV, ya permitieron documentar todo este ámbito. La incógnita era saber si cuando se iniciara la perforación para sustituir la red de abastecimiento de agua coincidiría con estos restos, así como su estado de conservación.

    Uno de los primeros elementos que pudo constatarse es que la antigua cañería yacía sobre restos arqueológicos, que en algunos puntos habían sufrido daños. «La urbanización actual de la calle y los servicios iban muy altos, por lo que deducimos que tuvieron que adaptarse al registro arqueológico existente», afirma esta arqueóloga.

    Los restos han sido documentados y protegidos para su preservación

    El subsuelo de la calle Salines mostraba evidencias de este pasado romano prácticamente en la totalidad de la zanja. No obstante, uno de los puntos de interés se localizó a la altura de la Antiga Audiència, donde se hallaron los restos de un muro de sillares, que podría estar vinculado a la pared que hay en el interior de este inmueble, correspondiente a la época Flavia. «Todavía no sabemos qué tenemos, no obstante, es una zona en la que sabemos de la existencia de estas estructuras tan relevantes», argumenta.

    Unos metros más arriba, cerca del Portal del Roser, se localizó un segundo punto de interés. En este caso, había un fragmento de opus signinum, una mezcla formada por calcio, arena y barro que se utilizaba en pavimentos o recubrimientos de pared. Este habitualmente estaba asociado a estructuras constructivas como los depósitos, lo que podría explicar el origen.

    Entre los restos puedo identificarse piedra de Santa Tecla, que se conservaban muy triturados y, por encima de estos, yacía la antigua cañería. «Es difícil extraer conclusiones o hacer interpretaciones, ya que la zanja que se abrió tampoco no era muy ancha», explican fuentes del departamento de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona. No obstante, todos los indicios apuntan a que las estructuras corresponderían a la época tardoromana y que estas estarían vinculadas a la transformación del intervallum, el ámbito entre la muralla y el Fòrum Provincial, que, con el paso de los años, fue ocupándose.

    Fuentes municipales explican que en ambos casos, se han documentado los restos, que han sido protegidos para su preservación. Unas estructuras que permanecerán debajo de las nuevas canalizaciones de agua que ha sustituido Ematsa, cubierta por una malla geotéxtil y grava para que, si es necesario algún día, puedan recuperarse.

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