El 75% de los rebrotes en Tarragona se originan en reencuentros familiares

Más de la mitad de los casos son asintomáticos. La provincia está en riesgo moderado pero el virus crece como en abril. La mayoría de nuevos focos se originan en el ámbito familiar

28 julio 2020 07:43 | Actualizado a 28 julio 2020 08:41
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Los nuevos contagios en Tarragona se producen sobre todo dentro de la esfera familiar y, además, los perfiles son asintomáticos, lo que complica aún más la detección y el control. El 51,7% de los casos no presentan síntomas, según el último estudio del Instituto de Salud Carlos III sobre la evolución de la pandemia, que analiza las casuísticas hasta el pasado 23 de julio. 

Solo el 48,3% tenían síntomas, por lo que más de la mitad no padecían ninguna dolencia que les hiciera sospechar que estaba contagiado. Muchos de ellos son jóvenes que no sufren ninguna afección. Sus casos salen a la luz gracias al rastreo. Son los llamados positivos invisibles, sin riesgo directo para el sistema sanitario pero muy peligrosos a la hora de controlar los brotes y la propia propagación de la Covid-19. Otro factor que puede complicar la situación: en Catalunya el 72,7% de los casos no tienen un contacto conocido que esté con coronavirus. Las mejoras en la vigilancia epidemiológica y la remisión de los casos han permitido también bajar el número de días desde que se presentan los síntomas hasta que se obtiene un diagnóstico, aunque todavía hagan falta rastreadores y más manos para analizar la situación. Si hasta mayo se tardaba entre tres y 11 días en diagnosticar un caso, ahora se consigue entre uno y cinco días.

El foco, en la familia

En la radiografía de lo que, para muchos, es ya una segunda oleada del SARS-CoV-2, destaca el origen de esos brotes que traen de cabeza a las autoridades sanitarias. En el Ebre, hay siete brotes detectados. Cinco de ellos tienen su origen en el ámbito familiar. En el Camp de Tarragona, 18 de los 23 brotes activos tienen esa causa. Es decir, que 23 de los 30 brotes en la provincia –el 75%– tienen como desencadenante el reencuentro familiar, según los últimos datos aportados por Salut. Así, quedan como puntuales los rebrotes que tienen que ver con las reuniones de amigos –a pesar de la voluntad de restringir el ocio nocturno o de vigilar con especial atención a los jóvenes– o con los entornos laborales, una de las causas principales de la complicada situación que se vive en Lleida desde hace semanas. En Tarragona, sin embargo, las reuniones familiares se están erigiendo en el foco principal de la oleada de rebrotes que se extiende estas últimas semanas por toda la geografía provincial.    

Con el paso de las semanas y la llegada de la nueva normalidad, el perfil del contagiado se ha ido rejuveneciendo de una manera muy clara. Es otra de las novedades en esta nueva fase de la pandemia. Desde marzo y hasta la fecha, la franja con más casos de coronavirus en la provincia es la que tiene entre 40 y 49 años, mientras que en los primeros meses de la pandemia se situaba entre los 80 y los 89, un rango mucho más vulnerable, según el balance de los datos del Departament de Salut. 

Tarragona tiene una tasa de contagio superior a 1, lo que quiere decir que el virus se expande

En España, el perfil medio del contagiado durante los primeros meses de la pandemia era de 80 años y requería de intervención hospitalaria. Ahora, en cambio, uno de cada cuatro es menor de 30 años y el 55% de todos los diagnosticados se muestra asintomático. Es lo que se desprende del informe del Instituto de Salud Carlos III que analiza el perfil de los más de 25.000 casos que se han registrado desde el 10 de mayo, cuando se inició la desescalada, hasta el pasado 17 de julio.

El hecho de que los nuevos contagiados sean más jóvenes y en su mayoría asintomáticos son dos parámetros que van cogidos de la mano, en la medida en que explican que hacer más test, la reclamación por parte de los expertos, tiene su recompensa, ya que se rompen las cadenas de transmisión y se evita que el virus provoque infecciones más serias que requieran de intervenciones médicas como puede ser la hospitalización. 

La movilidad abierta

Lo cierto es que los casos continúan subiendo en la provincia, alcanzando los niveles de finales de abril, a pesar de estar lejos de las situaciones graves del área metropolitana de Barcelona o del Segrià. Àlex Arenas, profesor del Departament de Enginyeria Informàtica i Matemàtiques de la URV, catedrático, experto en redes complejas y miembro del grupo de investigación Alephsys (Algorithms Embedded in Physical Systems) alerta del peligro latente en Tarragona: «Hemos entrado en una zona de riesgo moderado. Es preocupante el brote de Vila-seca, por ejemplo, y los del Tarragonès. Es una consecuencia de tener la movilidad abierta, lo que hace que nos puedan llegar casos de todos los lados, y eso nos pone en un riesgo, que es moderado». 

Según los informes del Instituto de Salud Carlos III, desde finales de junio el número reproductivo básico instantáneo (Rt), ese índice usado para calibrar la propagación de una epidemia, es superior a 1, lo que quiere decir que el virus se expande. «Lo que importa, sobre todo, es el ritmo sostenido de la R. Me preocupa que estemos por encima de 1. Hay que fijarse en la tendencia, no en valores concretos que se pueden disparar de un día para otro en función de si hay un determinado rebrote», cuenta Arenas, que añade: «El problema es que vayamos hacia una R sostenida de 2». Para hacer una comparativa: alrededor del 15 de marzo, en el arranque de esta pandemia y del estado de alarma, esa tasa se disparaba hasta el 3 en Tarragona. 

Según los informes técnicos de la Generalitat, la R en el Camp de Tarragona oscila entre 1,4 y 1,6, muy por encima de los registros a partir de mediados de abril, cuando ese dato descendió por debajo de 1, un claro síntoma de que los contagios se empezaban a controlar. En las Terres de l’Ebre hay más casos ahora que en abril y la R varía entre 1,4 y 1,7. Sin embargo, hay que tener en cuenta que puede influir el número de test que se hagan y la detección, además de que la presión sobre el sistema sanitario no es la misma. 

Son datos, por lo tanto, que indican que Tarragona, como ya pasó en marzo y abril, vuelve a escaparse de los estragos del virus, pero sin bajar la guardia, más todavía en plena temporada turística, que implica una mayor movilidad a pesar de las restricciones.

Arenas aplaude las decisiones tomadas recientemente por la Generalitat: «Es necesario incrementar los PCR y tener a rastreadores que puedan aislar a las personas asintomáticas. Vamos tarde, pero estamos en la buena dirección». Arenas cree el factor principal de esta situación es la movilidad: «Nos encontramos en una zona turística, donde viene gente de Barcelona, pero también de Zaragoza y otros lugares. Es algo, por ejemplo, que se ve en las Terres de l’Ebre, que también se están viendo afectadas por los rebrotes». 

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