<iframe src="https://www.googletagmanager.com/ns.html?id=GTM-THKVV39" height="0" width="0" style="display:none;visibility:hidden">
Whatsapp Diari de Tarragona

Para seguir toda la actualidad desde Tarragona, únete al Diari
Diari
Comercial
Nota Legal
  • Síguenos en:

Los colapsos en la AP-7 devuelven clientes a la N-340

Aunque va por barrios, algunos negocios al pie de la Nacional recuperan afluencia ante la alta siniestralidad y los atascos de la autopista, que hoy cumple un año sin peajes en la provincia

31 agosto 2022 20:23 | Actualizado a 01 septiembre 2022 14:00
Se lee en 3 minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

«No hemos notado una bajada de clientela en este tiempo. Estamos entre L’Ametlla y L’Ampolla, entre dos peajes, así que cuando desvían por la Nacional porque hay algún problema en la autopista notamos un incremento de afluencia y eso son más clientes potenciales», explica Pere Felicidad, responsable del restaurante Censals, en El Perelló (Baix Ebre), a pie de la N-340.

Por fortuna para algunos negocios, los peores augurios sobre que la liberalización de los peajes en 2020 y 2021 hundiría estos establecimientos no se han cumplido, o al menos no con toda la virulencia esperada. En el tramo hacia el sur la liberalización fue a inicios de 2020 y en el norte, desde Vila-seca a la frontera francesa, fue justo hace un año, el 1 de septiembre de 2021. La realidad va por barrios. «Parecía que se podía notar y estábamos un poco a la expectativa pero no ha sido así finalmente y estamos satisfechos», indica Felicidad. Otras voces, sin embargo, no son tan entusiastas. «Está flojo, hemos tenido que diversificar y hacer otras cosas», matizan desde el restaurante Jenaro Miguel Beltrán, en Camarles, donde sí detectan, como otros locales, una tendencia clara que se ha ido dando en los últimos meses: «Cuando hay algún colapso siempre nos beneficia y se nota que viene más gente».

También en Camarles, el Restaurant Pla d’En Roca es un ejemplo positivo de este adiós total a los peajes en la AP-7. «Para nosotros no ha sido un problema, cuando hay algún accidente o follón en la autopista desvían y pasan por aquí, y se nota. Es verdad que no pasan tantos vehículos como antes, pero por ejemplo el verano ha sido fabuloso, ha habido un tráfico muy intenso. También ha influido el turismo», reconoce Imma Montesó, la responsable.

Algunos negocios notan un repunte de visitas en los días con accidente o retenciones en la autopista

Como en un juego de vasos comunicantes, la siniestralidad al alza y los atascos en la autopista, que hoy cumple un año íntegramente gratuita, está devolviendo a usuarios a la N-340, que son clientes para los bares y restaurantes de carretera. El tráfico en la autopista ha aumentado un 40% con el levantamiento de las barreras.

Los cinco primeros meses quintuplicaron las muertes y los heridos graves –de 4 a 19– y dejaron 184 accidentes con víctimas, más de uno al día. Bajan los heridos leves en ese tramo, según los datos de Trànsit, pero cada ocho días hay un muerto o un herido grave, solo en el tramo tarraconense.

En algunos casos ha tenido que haber una reinvención. «A nosotros nos ha beneficiado, pensábamos que nos iba a afectar y estábamos equivocados», admite Jessica Rallap, la gerente del Gran Buffet La Ràpita: «Nos tuvimos que reinventar después de la Covid, porque ya no pasan camioneros. Hicimos una brasería y tenemos el bufet libre de cara al turismo. Llevamos siete años y este ha sido el mejor, un verano muy bueno. Hay días concretos en los que se nota que viene más gente por la N-340. Nos conviene que haya más usuarios que opten por pasar por ahí». En esas buenas sensaciones influyen índices como el auge de la campaña turística, una vez superado lo peor de la pandemia.

No todos los establecimientos son entusiastas. Hay quien reconoce que el tráfico ha disminuido y ha perdido negocio

Desde el hotel Villaclara, en L’Hospitalet de l’Infant, también junto a la Nacional, también ven que «en los días más complicados de la autopista viene más gente por aquí», aunque eso apenas ha influido en la actividad, como indica una responsable: «No nos ha afectado, ni para bien ni para mal, porque somos un hotel pequeño de temporada».

«Hay un trasvase de gente»

En el Restaurant Exit de L’Aldea, ubicado junto a la N-340 pero también próximo a la AP-7, el levantamiento de los peajes tuvo un efecto beneficioso: «Se para mucha más gente procedente de la autopista porque, al no haber peajes, y todo el trámite de tener que salir y luego a entrar, todo es más ágil y se detienen más», como indica Clara Conejero, la responsable.

El negocio en el establecimiento ebrense ha aumentado entre un 10 y un 15% en el último año. «Hay un trasvase de gente y se ve cuando la AP-7 tiene problemas, eso hace que vaya más gente por la N-340», agrega Conejero.

Las buenas sensaciones se reproducen también hacia el norte, en el Baix Penedès. El Mesón Lucena abrió hace un año y dos meses en Bellvei, justo al lado de la N-340. «Nos decían que estábamos locos por abrir después de toda la pandemia y, además, lo hicimos antes de que la autopista empezara a ser gratuita. Pero nos está yendo bastante bien, no podemos comparar pero estamos trabajando mucho», explica Silvia Durán.

En la Brasería 101, en Bellvei, se admite «una reducción de clientes de paso, esos que se caracterizaban por una parada rápida, desayuno breve, un café o refresco y vuelta enseguida a la carretera», aunque son una proporción pequeña del total del negocio.

Este local es también un ejemplo de adaptación en función de las condiciones de la vía: «Antes de la liberación, ya vivimos la prohibición del paso de camiones por la N-340 entre Vilafranca del Penedès y El Vendrell, eso nos obligó a reforzar nuestra oferta para transportistas con cena, ducha y parking vigilado y gracias a ello, hemos podido consolidar una base de clientes conductores muy fiel, que pese al fin de los peajes salen de la autopista en El Vendrell y retroceden unos kilómetros para disfrutar de la oferta».

Esa fidelidad es otro de los factores a los que se aferran los restaurantes para haber mantenido la clientela en la medida de lo posible. La cercanía de algún polígono industrial es otra baza a favor.

Pero no todos los casos son favorables. La N-340 también deja en su trazado algunos negocios cerrados y otros que sufren más la marcha de vehículos. «Lo estamos llevando mal, se nota a veces un incremento en función de cómo va la autopista pero el tráfico en general ha bajado y nos perjudica», detallan desde el bar restaurante Ros Mari, en Camarles. «El negocio está flojo, hay menos clientes que hace un año», se sinceran en una estación de servicio del Baix Penedès en la carretera.

Comentarios
Multimedia Diari