Los hospitales tarraconenses continúan vaciándose de enfermos de Covid-19 de forma lenta pero sin pausa. A mitad de febrero había alrededor de 200 ingresados con coronavirus en la provincia. Ayer el Departament de Salut notificó 105 pacientes con el SARS-CoV-2 en los hospitales, aproximadamente un 50% menos.
El virus se ha convertido en una enfermedad más para el sistema sanitario, camino incluso de ser marginal. En el Camp de Tarragona, solo el 10% de los hospitalizados son de Covid. En las Terres de l’Ebre, son el 9,8%, después del desalojo continuado de las últimas semanas. Eso sí, aún hay camino por recorrer después de la sexta ola provocada por ómicron entre diciembre y febrero. Hay que recordar que entre octubre y noviembre el virus llegó a suponer solo el 3% de los ingresos, con lo cual todavía hay margen de mejora. Lo mismo sucede con las UCI. 16 personas están en intensivos afectadas por el coronavirus. Hace un mes, eran 34, más del doble, y en el pico de la sexta ola ha llegado a haber más de 50, con lo cual las unidades de críticos también respiran. Según los datos de Salut, actualmente ya no quedan menores de 40 años ingresados en las UCI tarraconenses, aunque sí permanecen algunos jóvenes en planta.
La situación es también calmada en la atención primaria después del duro golpe navideño de ómicron. La Rt es menor de 1, lo que quiere decir que la pandemia se contrae y no crece. Ayer solo se notificaron 180 casos en la provincia, con el riesgo de rebrote cayendo, aunque aún alto, tanto en el Camp de Tarragona (769 puntos) como en el Ebre (877). En los CAP de la provincia ha habido unas 7.600 visitas relacionadas con Covid en la última semana. Los diagnósticos, pues, son un goteo constante, pero lejos del récord de más de 40.000 visitas que hubo en enero, cuando se alcanzaron cotas nunca vistas en la pandemia, debido a la altísima infecciosidad de ómicron.
Ese nivel de contagio tan elevado sirve también para explicar el reto ingente de la Covid-19 de larga duración. Solo teniendo en cuenta los datos oficiales del Departament de Salut, más de 231.000 tarraconenses se han infectado en estos dos años. Teniendo en cuenta que el 10% pueden padecer síntomas persistentes, esta patología post-infección puede afectar actualmente a más de 23.000 personas solo en la provincia. El 60% de todos los contagios de la pandemia han sido en la sexta ola, desbocada sobre todo a partir de diciembre.
Pero no queda ahí la cara negativa de este momento más o menos esperanzador de la emergencia sanitaria. El BIOCOM-SC, la unidad científica de la Universitat Politècnica de Catalunya, alertaba esta semana: «La circulación del virus continúa muy ligeramente a la baja en Catalunya en la media, pero ya no lo hace en las edades más avanzadas. Eso hace que los ingresos hospitalarios se hayan estancado». Estos científicos han detectado que «en mayores de 60 años ya no hay una bajada clara, sino una ligera tendencia al alza, pero de momento no sostenida».
Àlex Arenas, catedrático de Ingeniería Informática y Matemáticas de la Universitat Rovira i Virgili, apunta a una época de tranquilidad pero también recalca que la pandemia dista todavía de acabarse: «Lo siguiente que vendrá será una nueva ola, como apuntan los modelos, a consecuencia del decaimiento inmunitario, asumiendo que no aparezca antes ninguna variante». Arenas indica que «esperamos esta nueva ola hacia septiembre u octubre» y la da por hecha mientras añade: «La pregunta no es si habrá una nueva oleada, sino cómo nos cogerá de preparados».