Cuando en 2013 se aprobó definitivamente el Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM) de Tarragona, la población de la ciudad era de 133.545 habitantes. Según los últimos datos de Idescat, correspondientes al mes de diciembre del año pasado, esta cifra era de 132.299 personas. Las previsiones demográficas que se hicieron durante la redacción de este instrumento de planificación no se han cumplido. Tampoco lo ha hecho la demanda de vivienda que, a pesar de su recuperación en los últimos dos años, está a unos niveles inferiores a las estimaciones iniciales. Ambos factores son los que han obligado a cambios en el modelo de crecimiento de la ciudad que, en líneas generales, no suponen ninguna modificación respecto a lo previsto, pero que, sin embargo, ralentizan el despliegue de aquella hoja de ruta que se debatió durante más de diez años.
Estos cambios han quedado recogidos en la modificación de la agenda económica del POUM, que se ha aprobado inicialmente por parte del Ayuntamiento de Tarragona y que ahora sigue adelante con su tramitación. El nuevo cronograma recoge que los diferentes sectores de crecimiento «se activarán de forma progresiva» de manera que «encaje con las necesidades futuras y se garantice que, al finalizar la vigencia del POUM, estén activados los sectores y polígonos que eviten un vacío en la oferta». Una afirmación que, según el concejal de Territori del Ayuntamiento de Tarragona, Josep Maria Milà, supone que «a medida que se consolide un gran crecimiento podrán abordarse nuevos ámbitos, pero, mientras tanto, no». Es la nueva política del Departament de Territori i Sostenibilitat que, a través del Avantprojecte de Llei de Territori, ha puesto su atención en evitar nuevas expansiones inmobiliarias desmesuradas, que puedan calificarse de insostenibles desde el punto de vista medioambiental o que puedan llevar a una nueva burbuja en el sector.
Desaparecen los sexenios
Este cambio en la agenda económica del POUM supone la desaparición de los sexenios, es decir, de las tres fases en el calendario desde 2013 a 2030 en el que se habían planificado el desarrollo de los nuevos barrios y urbanizaciones. De hecho, este mes de junio finalizaba esta primera fase y, debido a la situación de parálisis urbanística general, no se ha desarrollado ninguno de los sectores previstos.
De acuerdo con las actuaciones planificadas, en este periodo desde 2013 a 2019 deberían haberse construido en Tarragona un total de 7.916 viviendas, de las cuales 5.546 eran libres y las otras 2.220, de carácter protegido. El proyecto de La Budellera (PPU 24), entre la Vall de l’Arrabassada y Boscos, debería haberse empezado en este primer sexenio. Ahora, la Junta de Compensació Provisional ha presentado su tercera versión al Ayuntamiento para su aprobación inicial, después de que la Generalitat ya la tumbó una vez.
Ni Ikea ni Pou Boronat
Otra de las piezas clave de este primer sexenio era el PP10, los terrenos entre la T-11 y Campclar, en los que estaba prevista la implantación de Ikea. En el pleno del lunes se aprobó licitar de nuevo la urbanización, que está previsto que empiece este verano.
El inicio de los trabajos de urbanización de los ARE de Pou Boronat y Sant Salvador también estaban recogidos en este primer sexenio. No se han activado todavía ni está previsto que lo hagan próximamente.
El próximo mes de junio debía darse inicio a la segunda fase, que proporcionalmente era la más grande, ya que debía culminarse la macrourbanización de La Budellera, avanzarse con más de la mitad del proyecto de la Vall del Llorito (antiguo Terres Cavades) e iniciarse L’Horta Gran. En definitiva, un total de 16.735 viviendas a construirse en el periodo hasta 2024, de las cuales 4.873 de carácter protegido.
Esta fase que estaría a punto de iniciarse si no se hubiera ralentizado la implantación del POUM era la más ambiciosa cuantitativamente. Suponía el 46% del total de vivienda de nueva construcción prevista en el plan general, unas expectativas que quedan ahora congeladas. «Las previsiones anteriores estaban desfasadas. Ahora, con esta modificación, se han adaptado a la coyuntura de cada momento porque la demografía y el crecimiento vayan de la mano», decía Milà.
Hasta 2035
El cómo se mantiene. Sin embargo, el cuándo se ha reformulado. Con las nuevas previsiones demográficas, la nueva agenda se divide en periodos quinquenales y tiene una vigencia de veinte años, desde 2015 a 2035. Esto supone cinco años adicionales a lo inicialmente previsto, en los que se construirán entre 12.565 viviendas (según las necesidades que se han determinado) y 14.014 (según las previsiones del Consistorio).
Los grandes sectores como La Budellera, Vall del Llorito y Horta Gran son los que han tenido que reajustarse al nuevo timming. La Budellera debe poder seguir adelante tan pronto obtenga luz verde por parte del Ayuntamiento y de la Generalitat. Posteriormente debe poder desarrollarse la Vall del Llorito y L’Horta Gran, que se dejará para el segundo o tercer quinquenio.
¿El futuro hospital?
Con esta planificación, «la Vall del Llorito ya podría presentarse», aseguraba el concejal de Territori, Josep Maria Milà. Con una extensión de 115,2 hectáreas de terreno situadas en la zona de Llevant, este ámbito está pensado para levantar 6.774 viviendas encajadas en zonas verdes y equipamientos. De hecho, a finales de 2013 sus promotores ya presentaron al Ayuntamiento el proyecto urbanístico para iniciar su andadura de forma prácticamente paralela a La Budellera.
El caso del Llorito dio mucho que hablar, ya que se contempla