En el último pleno, el Ayuntamiento de Tarragona aprobó nombrar Filla Adoptiva de la Ciutat a la geógrafa Manola Brunet. Un reconocimiento a su trabajo frente la Organización Meteorológica Mundial, siendo la primera mujer presidenta desde su creación. Desde esta organización, pero también como profesora de la URV y directora del Centro Cambio Climático, lucha contra este y también estudia sus efectos. Se muestra optimista y cree que todavía estamos a tiempo de revertir la situación.
Antes de todo, ¡enhorabuena por su reconocimiento!
La verdad es que estoy muy contenta. Es un gran honor, no me lo esperaba y estoy muy agradecida. Este reconocimiento en casa es muy importante. A veces estamos más acostumbrados a que nos reconozcan fuera y no tanto en casa.
El cambio climático parece que ya es una realidad. ¿Todavía estamos a tiempo de pararlo?
Soy optimista y creo que sí. Como mínimo a no desbocar el cambio climático. Eso si todos los agentes –especialmente los políticos– se ponen a trabajar para parar las emisiones que generan el efecto invernadero. Cada vez hay más grupos sociales, pero también económicos, conscientes de que se debe construir un mundo más sostenible.
¿Por dónde pasan los objetivos?
Se tiene que descarbonizar y desmineralizar la energía. Este tiene que ser el principal objetivo. Hay muchas grandes empresas que ya hacen pasos hacia aquí. Hay que hacer una transición hacia las energias renovables. Es un camino lento, pero seguro.
¿Los políticos están haciendo el trabajo que toca ante esta emergencia climática?
En nuestro país –en España y en Catalunya– no tratan la situación como deberían. No entiendo cómo no lo ven como una crisis o una emergencia, que es lo qué es. No sé porque les cuesta tanto tomar medidas que dejen claro a la sociedad y a las empresas cómo afrontar la reducción de emisiones efecto invernadero.
¿Estamos preparados para utilizar solo energías renovables?
Hace 20 años solo empezábamos a producir este tipo de energías, pero ahora ya hay una producción bastante importante. Si no hay más es porqué no hay una voluntad política, y algunas veces tampoco económica, y esto frena el uso de energías limpias.
Aun así parece que, sobre todo los jóvenes, tienen más conciencia de la situación. De hecho iniciaron el movimiento Fridays for Future...
Esto me da mucha esperanza, porque vista la inacción política, a todos los niveles, tiene que ser la sociedad quien presione para que tomen medidas. Es muy importante que la gente joven tenga conciencia, reclamen a sus gobiernos medidas y que se tomen el cambio climático en serio. En este sentido creo que han jugado y jugarán un papel fundamental para imponer a los políticos la necesidad de decisiones claras y reales.
A inicios de este 2020 tuvo lugar el temporal Gloria. ¿Este tipo de temporales son el futuro si no se revierte la situación?
Si. En nuestro clima los fenómenos como la lluvia o el temporal de mar son «normales». Pero con el cambio climático se intensificarán. Un ejemplo es el temporal Gloria. Todo esto tiene consecuencias económicas para los consistorios, que después deben arreglar los desperfectos que se producen.
¿La COVID-19 ha tenido impacto para reducir la concentración de gases efecto invernadero?
El impacto no se ha percibido, ha pasado totalmente desapercibido. Este año hemos superado las 410 partes por millón de dióxido de carbono en el aire. Una parada de unos meses, o un año, no decrece las concentraciones. Tendrían que pasar 250 años de parada para volver a estar como antes de que la revolución industrial usara los carburantes fósiles.
Ha hablado mucho de la inacción política. Tarragona se ha convertido en una ciudad 30, se debe circular cómo máximo a 30 km/h. ¿Sirve esta medida para disminuir la emisión de gases?
En seguridad vial estoy convencida de que si, y hasta en la emisión de gases. No soy experta en reducción de emisiones, pero es evidente que si la velocidad es menor hay menos emisiones.
En el Ayuntamiento también se habla de convertir la zona del Preventori de la Savinosa en un espacio natural...
Esta opción es la más barata, y es preservar el patrimonio natural, una cosa que no se hace en la zona costanera de España. Si tenemos una línea de costa articulada, mayoritariamente natural desde Tarragona hasta Altafulla, es un atractivo. Esto es ser valiente, devolver a los espacios naturales su dinámica anterior.
¿Cómo podemos contribuir los ciudadanos?
Con consciencia ecológica y ambiental, consumiendo productos de proximidad, sin una gran huella de carbono. Los consumidores tenemos que ser conscientes que tenemos un gran poder y somos capaces de modificar hasta el método de producción agraria. También debemos exigir a nuestros políticos que la emergencia climática sea una prioridad.