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El cambio climático es el problema que más preocupa a los jóvenes de 18 a 25 años, según una encuesta hecha por Amnistía Internacional entre 10.000 personas de 22 países. Y si hay un elemento en nuestras vidas que tiene un impacto directo sobre el calentamiento global este es la movilidad.
Los desplazamientos que todos los días hacemos para ir al trabajo, estudiar o por motivos de ocio o vacaciones están detrás del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, y desde los municipios se deciden muchas de las políticas que condicionan la elección de uno u otro sistema de movilidad.
¿Hay suficientes frecuencias de autobús? ¿Los vehículos deben seguir ocupando el 40% del espacio público de nuestras ciudades o estos deben retroceder y ceder espacio a los peatones? ¿Las bicicletas y patinetes deben convivir con los coches o hay que generar plataformas segregadas más seguras? ¿Qué papel quieren jugar los municipios en una hipotética área metropolitana en la que el transporte puede ser un elemento cohesionador y de vertebración? ¿Están electrificadas las ciudades para transicionar hacia el coche eléctrico? ¿El hidrógeno verde será el combustible del futuro?
Los retos son inmensos, y mientras algunas ciudades llevan muchos años haciendo políticas para liderar la lucha por la descarbonización, otras están avanzando con pasos tímidos y miedo a despertar ampollas entre los usuarios del coche particular.
El presente mandato ha sido el de la Ciutat 30 y los carriles bici han tenido un protagonismo destacado. En estos cuatro años se ha avanzado con el primer tramo de este eje educacional, desde el Campus Sescelades al Catalunya y la Imperial Tarraco y se ha habilitado el primer tramo de Pere Martell. Mientras tanto los fondos Next Generation han permitido ligar proyectos de calado como son el futuro carril bici de Llevant, la ampliación del puente del Francolí y los tramos de la infraestructura litoral que deben permitir que pueda irse desde Bonavista a Altafulla en bicicleta.
En cuanto a los próximos cuatro años, ya puede afirmarse que estos estarán marcados por la implantación de la Zona de Bajas Emisiones y el despliegue del tranvía en los principales núcleos de población del Camp de Tarragona.
La movilidad ha tenido un papel muy secundario en los grandes debates electorales de cara a las elecciones de este domingo. Desde los partidos tarraconenses puede decirse que prácticamente se ha ignorado uno de los grandes temas de esta campaña, como ha sido el caos ferroviario para los usuarios de Regionales.
Aunque muchos tarraconenses se han quedado tirados en las estaciones o han estado más de dos semanas viviendo una odisea de más de dos horas para llegar a Barcelona, a nivel local no se ha entrado en esta cuestión. ¿Qué mejoras exigirá el próximo alcalde o alcaldesa de Tarragona en materia ferroviaria?
La necesidad de ampliar la oferta de aparcamientos disuasorios y que estos estén bien conectados con el servicio de autobús podría decirse que es una propuesta compartida de todos los partidos. Estos también hablan de potenciar el autobús, aunque aquí las recetas varían según la formación política.
El PSC ha recuperado de cara a estas elecciones la que fue su propuesta estrella en 2019, como es la gratuidad del autobús para las personas empadronadas en la ciudad. La formación liderada por Rubén Viñuales defiende que es el medio de transporte «más democrático», ya que «pueden cogerlo tanto las personas mayores, jóvenes, niños y personas con capacidades diversas». Por este motivo, los socialistas suman a la gratuidad del servicio una reconfiguración de las líneas, con el «epicentro» en el intercambiador de Battestini, que «permita mejorar las frecuencias y los recorridos, adaptadas a la realidad».
Los socialistas también hablan de una Tarragona en la que «el coche tenga cada vez menos protagonismo en la ciudad». Sin embargo, apuntan que para ello «debemos generar alternativas claras y viables al transporte privado», como pueden ser el impulso de parkings disuasorios conectados con el autobús.
Por su parte, ERC se postula por un modelo de movilidad «racional, saludable y descarbonizada». Y, en este sentido, Pau Ricomà quiere «generar más espacios para viandantes, ampliando aceras, convirtiendo calles en placetas y peatonalizando espacios». Es el caso del entorno de la Part Alta, la Rambla Nova, la Illa Corsini, el eje Unió-Prim-Apodaca, la Part Baixa y el Serrallo.
La apuesta de los republicanos también pasa por «una flota de autobuses nuevos impulsados por hidrógeno» y por «trabajar para implementar el tranvía, conectando los barrios de Ponent, Sant Pere i Sant Pau, Part Alta y Part Baixa. Asimismo, son el único partido que en esta propuesta incluye el hecho de «liderar el territorio» para sacar las mercancías de la línea de la costa.
En cuanto a la formación liderada por Lorena de la Fuente (Ciutadans), esta apuesta por la construcción de nuevos parkings soterrados «en diferentes zonas de las ciudad», como Battestini, la Part Baixa y la zona de Joan XXIII. Asimismo, el partido naranja defiende que los usuarios de los parkings disuasorios tengan a su disposición «dos viajes gratuitos en transporte público para llegar al centro e incentivar su utilización».
Desde Junts per Tarragona, su candidato, Jordi Sendra, considera que el transporte público debe llegar «a todos los rincones de la ciudad». «Hoy muchos vecinos de Llevant se ven obligados a coger el coche para desplazarse e ir a trabajar, al médico o a comprar», argumenta. Los juntaires también proponen «alternativas serias al vehículo privado». Y, en este sentido, la apuesta pasa por «potenciar el uso de la moto» y «ofrecer más aparcamientos».
Maria del Mar Giné (Sí Tarragona) asegura que para su partido la movilidad es un «pilar fundamental» y que esta debe comportar «un cambio de mentalidad». Y, en este sentido, sostiene que los vehículos «no sean el elemento principal de las calles», y que estas sean «más cómodas» para los viandantes, para «promocionar la movilidad a pie». «La gente debe caminar por sitios agradables, donde pueda pasear, cosa que implicará un cambio urbanístico, de ordenación y de planificación», argumenta.
Para Maria Mercè Martorell (PP) hay que integrar la movilidad sostenible «sin penalizar el uso de transporte privado». Las grandes apuestas de esta formación afectan a los coches y pasan por «implementar la sensorización de las zonas de aparcamiento controlado» o por «impulsar proyectos» en los que los semáforos puedan tomar decisiones de forma inteligente. Por otro lado, no hace ninguna referencia a las bicis o patinetes, ni a proyectos de peatonalización.
La CUP es la única formación que habla de un Camp enxarxat que requiere del «impulso de un ente metropolitano», que «se base en el diálogo entre el conjunto de las poblaciones tomando decisiones de verdadero alcance territorial». Asimismo, el partido que lidera Eva Miguel aboga por la «racionalización del uso del transporte privado» y la creación de carriles bús.
Finalmente, En Comú Podem es la única formación que incluye en sus propuestas una movilidad «accesible», de forma que «las personas mayores, con movilidad reducida o niños a cargo también tengan la oportunidad de vivir la ciudad sin barreras arquitectónicas, baldosas que se mueven o aceras estrechas». Los de Jordi Collado también son los únicos que incluyen que los Vehículos de Movilidad Personal (VMP) sean gestionados por una empresa municipal.
