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    Profesores y familias piden más recursos para combatir el ‘bullying’

    Parte de la comunidad educativa lamenta que la saturación impide a docentes tener un mayor control para detectar el acoso escolar

    05 marzo 2023 05:20 | Actualizado a 05 marzo 2023 05:20
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    «Es evidente que al mínimo indicio en que hay algo, tenemos que aplicar los protocolos que existen. Por eso los profesores tenemos que estar alerta. El problema es que estamos saturados, no tenemos los recursos adecuados para hacerlo», indica Marc March, profesor de Historia en el Institut Roquetes.

    March, responsable de Ensenyament en CCOO en Tarragona, pone el foco en las carencias que sufren las plantillas y que impiden el abordaje de la diversidad en el aula y, con ello, la atención a las situaciones complejas.«Es distinta la atención que puedes dar en una clase de 35 que en otra de 20 alumnos. Eso quiere decir que se necesitan recursos y para ello pedimos que se cumpla la ley, que dice que hay que dedicar el 6% del PIB a educación y no se está haciendo. Los circuitos y los protocolos existen pero no hay muchas veces capacidad para detectar», explica March.

    Aspirar a la tolerancia cero

    Para él, «los casos que acaban saliendo son los más extremos, pero tenemos que aspirar a la tolerancia cero, y también se tienen que combatir los niveles bajos». Neus Roig es profesora en el Col·legi Sagrat Cor y secretaria de organización de servicios públicos de UGT en Tarragona: «El acoso escolar nos preocupa desde hace más de 10 años, tanto en centros de primaria como de secundaria. No contamos con profesionales que puedan trabajar con profesores. La figura del educador social, del trabajador social, muchas veces sí está pero no es real del todo, son medidas parciales, insuficientes para atender la gran cantidad de situaciones complejas que hay, bullying incluido. Ahí figuran las cosas que acaban derivando luego en un acoso más grave».

    Roig dice que «no podemos hacer ver que no existe, quizás ahora está saliendo más a la luz el problema, pero siempre han existido casos y por eso hay que invertir, tenemos que mejorar la sociabilización de los propios alumnos». Esta docente reconoce que «los protocolos existen, pero hasta que se detecta una carencia o necesidad, se evalúa y se llega a una solución, pasan meses».

    «A los profesores –sigue Roig– cada vez se nos exige más trabajo administrativo y la diversidad de los estudiantes es cada vez mayor». Josep Maria Garcia, presidente de la Associació d’Inspectores i Inspectors d’Educació de Catalunya, reconoce que «por mucho que queramos negar la evidencia, los casos están, existen, y la tasa debería ser cero». Garcia admite que «es un tema que nos preocupa y en el que trabajamos, acompañando a los centros, ofreciéndoles orientación, porque los protocolos, en la teoría y en la práctica, existen, aunque hay un aspecto que no se tiene en cuenta: la prevención».

    Para Josep Maria Garcia, «hay que abordar el problema no solo cuando aparece, sino antes, con una labor preventiva que pasa por educación y más educación, ahí hay que poner el acento». Para este inspector, «los recursos, como más haya, mejor, pero no lo son todo. A veces hay que cambiar la forma en la que trabajar».

    Jorge-Manuel Dueñas, profesor de Psicologia en la URV, admite que «seguramente hagan falta más recursos porque a veces esperamos que los maestros sepan también de psicólogos, pero no nos podemos quedar en esa excusa. La voluntad va por delante. Hay centros que ante las mismas situaciones toman medidas, aunque está claro que algo falla en un suceso como el de Sallent o el de La Ràpita». Dueñas pone un ejemplo: «Desde La Salle Torreforta nos pidieron formación a los profesores para prevenir los diferentes factores emocionales que intervienen».

    Los protocolos de prevención, detección e intervención están plenamente establecidos pero hasta la propia Generalitat ha admitido errores en el suicido de un adolescente en Sallent. «Pedimos disculpas, es un fracaso de todo el sistema», dijo esta semana la portavoz del Govern, Patrícia Plaja.

    La psicóloga y profesora Clàudia Rossy comenta que, ante un caso de acoso, los padres deberían «ayudar al afectado a tomar conciencia de que el trato que está recibiendo no es adecuado, a identificarlo y reconocerlo sin juzgarse a sí mismo». «El adulto debe acompañar al adolescente para que refleje y valide las emociones que está sintiendo al recibir bullying y le ayude a conectar con ellas sin juzgarse y a manifestarlas sin miedo».

    Rossy insta a los padres a «romper tabúes y silencios, manifestar las emociones, sin que haya emociones prohibidas» y a «ajustar su relación paterno-filial a la edad madurativa del adolescente, que ya no es un niño».

    Según Rossy, «hay padres que siguen con un estilo educativo demasiado autoritario con sus adolescentes y ello les aleja mutuamente. El adolescente necesita más bien un acompañamiento que unas normas a seguir». También destaca la importancia de la figura del psicólogo escolar, que «desgraciadamente no está presente en todas las escuelas». Para la psicóloga, «no se puede pretender que el profesor haga de docente y psicólogo a la vez, y una buena coordinación entre el psicólogo escolar y los profesores puede marcar la diferencia en la salud mental de los alumnos».

    Según Joan Martínez, director de la Associació Catalana per a la Prevenció de l’Assetjament Escolar y perito judicial de acoso, se ha llegado a un punto en el que la figura del profesor, en ocasiones, pierde ascendencia ante los alumnos: «A veces, se ve a los docentes como un amigo más y algunos alumnos se toman licencias que no deberían», comenta.

    En muchas ocasiones es la propia persona que recibe el acoso la que se ve obligada a cambiar de centro. «Las familias deben tener la oportunidad de hablar para tratar el problema; pero si la cosa continúa, debe haber una sanción», expresa Martínez.

    Belén Tascón, presidenta de las Associacions Federades de Famílies d’Alumnes de Catalunya (Affac), admite que «el acoso nos preocupa y no son casos aislados, ya que las aulas son un reflejo de la sociedad y cada vez son más complejas, hay mucha vulnerabilidad».

    Para Tascón, hay que «fomentar la prevención y eso se hace con una mirada inclusiva que el Departament no está haciendo». Tascón recalca que «en los centros hacen falta psicopedagogos, terapeutas o psicólogos que no están o son insuficientes».

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