¿Qué rumbo hay para la Part Alta más allá del turismo?

La Semana Santa marca el inicio de la temporada turística y, a falta de datos oficiales, si ponemos el termómetro en cómo estaban las calles durante estos días, así como los datos de ocupación hotelera y de los campings, todo apunta a que la ciudad de Tarragona registrará un nuevo año con unas cifras más que satisfactorias.

Tarragona se ha puesto en el mapa desde la salida de la pandemia. Y esto nos recuerda que hay retos y deberes por hacer si no queremos que las alarmas, que ahora están en ámbar, se activen de color rojo, en aquellas zonas más concurridas como son la Part Alta.

Uno de los aspectos que está encima de la mesa es la regulación de los pisos turísticos, con una moratoria por parte de la Generalitat que impide la concesión de nuevas licencias desde inicios del pasado mes de noviembre. En este caso, la ciudad deberá redactar un plan especial que regule esta actividad, teniendo en cuenta que hay más de 2.050 inmuebles destinados a dicho fin, de los cuales más de 600 se encuentran en el núcleo histórico y sus inmediaciones.

Tarragona es una plaza con un mercado tenso en cuanto al acceso al alquiler, y desde hace algún tiempo la Part Alta está mostrando sus primeros síntomas de gentrificación, al alcanzar unas cifras de concentración de pisos turísticos similares a los de Ciutat Vella. Todo esto deberá estudiarse minuciosamente en la redacción de este plan. Según detalla la administración local, se están elaborando las bases para su licitación, teniendo en cuenta que el modelo que quiere impulsarse contemple «la zonificación» por barrios «saturados» y «con un margen de crecimiento», de forma que «permita hacer compatible la actividad económica con una vivienda asequible».

El segundo reto hace referencia a la redacción de un plan de usos para la Part Alta. Este es uno de los compromisos que En Comú Podem arrancó durante la negociación de los presupuestos con el ejecutivo local. «Hay una proliferación de la oferta de negocios vinculados al turismo, que vemos especialmente preocupante en la calle Major, donde hay un monocultivo», afirma el portavoz de esta formación, Jordi Collado.

En los últimos meses se han iniciado obras en algunos locales y próximamente abrirá la segunda heladería en este eje, una oferta a la que hay que sumar tres tiendas de bolsos y artículos de piel, otras tres de souvenirs, además de un establecimiento de alquiler vacacional o un nails spa.

Ya no queda ni rastro de la bodega y la carnicería que hasta hace algún tiempo había en este eje. También se están extinguiendo uno de los negocios que habían sido un distintivo, como son los anticuarios. «¿Tiendas para los vecinos, al final, cuántas hay?», lamenta Andreu Ximenis, quien lleva toda la vida en el barrio. Este considera que «poco a poco, los vecinos vamos desapareciendo» y que la proliferación del turismo está comportando que «al final tenemos un sistema de tiendas, que no está dirigido a la gente que vive al barrio». «Al final, te sientes ninguneado, porque siempre se habla de la Part Alta por el turismo y nunca teniendo en cuenta a los vecinos», argumenta.

El plan de usos de la Part Alta es un tema que ha aparecido en reiteradas ocasiones y que nunca se ha materializado. Este podría facilitar la llegada de nuevos tipos de negocios, con exenciones fiscales, o limitaciones en determinados casos. Pese a ello, de momento no hay noticias sobre al respecto.