«Queremos romper con el mito de que los jóvenes no participan, no se comprometen», explica la investigadora María Offenhenden, una de las autoras del estudio Som joves. El trabajo, impulsado en el marco del Pla Local Tarragona Jove del Ayuntamiento de Tarragona, pretendía responder a una pregunta: ¿Qué supone ser una persona joven en la ciudad y qué papel tiene el activismo juvenil?
La respuesta, a grandes rasgos, es que hay jóvenes muy implicados, especialmente después del fenómeno que supuso el 15M, aunque la forma como se organizan es distinta a la tradicional.
El estudio, dirigido por la doctora Montserrat Soronellas, del equipo DAFTIS de la URV, se basó en entrevistas a 32 jóvenes de entre 17 y 30 años que viven o hacen vida en Tarragona.
(Parte del documental 'Cróniques d'una Joventut' de Anna Fonoll)
La investigación continúa con la línea iniciada hace 13 años, en el 2006, cuando se realizó el estudio Soc Jove.
Esta vez los jóvenes, entrevistados entre junio de 2018 y marzo de este año, participaban en acción política, sociocomunitaria, cultural, educativa, de ocio, deportiva, de defensa de derechos LGTBI, feminista y de cooperación. De hecho, era frecuente que los entrevistados participaran en más de un grupo a la vez. En total, con las entrevistas salió a relucir el trabajo de al menos treinta entidades de la ciudad.
Falta oferta de ocio
Además de preguntar sobre la participación, el estudio también se basó en la visión que estos jóvenes, implicados en el tejido asociativo, tienen de la ciudad.
Las investigadoras recogen en sus conclusiones que los jóvenes, en general, piensan que Tarragona es una ciudad «bonita» y con «mucho potencial», pero creen que estos valores se podrían aprovechar más, especialmente en lo que tiene que ver con la oferta de ocio y cultura. De hecho, para muchos la falta de oferta de este tipo es lo que les ha motivado a asociarse con otras personas de su edad.
En las encuestas salió la necesidad de contar con una oferta más diversificada y mejor distribuida en el territorio. «También que sea una oferta gratuita, popular, desestacionalizada y menos pendiente del ciclo festivo de la ciudad». Igualmente apuntan que les gustaría que el ocio no fuera sólo nocturno, sino también diurno y que no esté relacionado con el consumo de alcohol.
Hablan además de la necesidad de programar actividades en los espacios públicos y de la falta de sitios para realizar deporte de manera gratuita.
Con la investigación quedan también en evidencia otros problemas de la ciudad, como la desconexión del centro de la ciudad con los barrios. Para los jóvenes del centro, los barrios (Ponent, Sant Salvador y Sant Pere i Sant Pau) quedan lejos. Mientras, los jóvenes de los barrios tienen su identidad ligada a estos espacios y se identifican menos como tarraconenses.
Ivana Martínez, concejal de Joventut en funciones, explicaba que la investigación será de gran utilidad a la hora de planificar la oferta destinada a los jóvenes y es, además, una demostración de que «los jóvenes no están en un mundo aparte y hay que escucharles».
Paralelamente a la investigación ha transcurrido la realización del documental Cróniques d’una joventut, dirigido por la antropóloga y comunicadora Anna Fonoll, en el que quedan reflejadas algunas de las entrevistas del estudio.