Pese a que se trata de un debate recurrente, no por ello es menos polémico: ¿los pequeños comercios y las grandes superficies como El Corte Inglés, Parc Central, Les Gavarres y, en el futuro, Ten Brinke, deben poder abrir todos los domingos y festivos del año? El tema genera debate entre los que defienden la libertad horaria y los que apuestan por la conciliación familiar de los pequeños botiguers.
A nivel administrativo, para poder optar a esta liberalización del sector el primer paso debe darlo el Ayuntamiento. ¿Cómo? Aprobando por pleno municipal la petición para que Tarragona sea declarada como Municipio Turístico. Sin embargo, lo cierto es que, a día de hoy, se trata de una posibilidad que a casi nadie convence en la Plaça de la Font. De hecho, solo el PP reivindica la apertura comercial sin límites porque se trata de una medida que «revitalizaría el tejido comercial» el día de la semana en el que «los ciudadanos tienen jornada libre y podrían aprovechar para realizar sus compras», reforzando la «capitalidad de la ciudad».
El gobierno municipal lo enfría
Desde el ejecutivo de la Plaça de la Font se rechaza valorar públicamente esta posibilidad, sino que se apuesta enfriar la petición y hablarlo «sin presiones» con el sector en el marco de la Taula de Comerç i Turisme. Este ente está formado por agentes económicos, patronales y representantes de diferentes sectores como la Cepta, la Cambra, Pimec Comerç o la Associació de Càmpings, además del Ayuntamiento, con el objetivo de fomentar el «diálogo» para «consensuar estrategias».
Por ello, una de las opciones que se plantea es la de crear una comisión específica sobre la apertura en domingo, que se sumaría a las ocho mesas de trabajo ya constituidas: cruceros; terrazas y ocupación del espacio público; alojamientos turísticos; dinamización de la ciudad; atracción de inversiones; agilización de licencias y permisos; y Tarragona Convention Bureau.
Rechazo desde la izquierda
Si el gobierno local, tras un diálogo con el sector, optara en el futuro por explorar la vía de ser Municipio Turístico, ya es seguro que contaría con la oposición del flanco izquierdo del pleno municipal: ERC y ECP, así como con la oposición de Junts.
«Es evidente que esta propuesta de los grandes centros comerciales va en detrimento del pequeño comercio, al que hay que proteger y no atacar con estrategias tan agresivas como la liberalización del sector», afirma la portavoz de Esquerra, Maria Roig, quien considera que «para dinamizar el comercio es necesario dar vida a las calles, remodelándolas y dando prioridad a los peatones para favorecer itinerarios comerciales caminando, como en el entorno de la Illa Corsini o en las calles Canyelles y Orosi».
De manera parecida se expresa Jordi Sendra (Junts). «Somos partidarios del comercio de proximidad, y ser municipio turístico no lo va a favorecer porque no puede asumir abrir los domingos», indica el edil juntaire, quien alerta de que en caso de que Tarragona aprobara en el futuro pedir la declaración, esta «debería ir acompañada de un plan estratégico de revitalización del comercio local», así como de un «plan de usos para que no se concentren en exceso algunos tipos de establecimientos en zonas ya sobrecargadas».
Jordi Collado (ECP) recuerda que los locales de menos de 400 metros «ya podrían abrir» el séptimo día de la semana, y recalca que habilitar también a las grandes superficies «solo les beneficiaría a ellas», añadiendo que las aperturas dominicales «se cubren con la misma plantilla que durante la semana». A día de hoy, pues, la declaración de Tarragona como Municipi Turístic no es, como mínimo, una prioridad para este primer tramo de mandato. Y ya se verá si lo será en el segundo...
