El festival romano de recreación histórica de Tarragona Tarraco Viva arranca mañana su XXVI edición bajo el título El Mediterráneo en la Antigüedad. Un mar de culturas, encuentros y conflictos. Hasta el 26 de mayo serán 14 días intensos con más de 350 actividades que sumergirán el territorio en la antigua Roma, Grecia y Egipto. El director del festival, Magí Seritjol, reflexiona en esta conversación sobre este mar de unión y desunión, sobre su historia, su cultura y su potencial económico.
En su mensaje de bienvenida expone que «la economía de Grecia es un caos. Libia, Siria y Egipto se ven asolados por rebeliones internas, las llamas de las cuales avivan la gente del exterior y guerreros extranjeros...». Podría ser una noticia de hoy.
Pertenece a un fragmento del libro 1177 a. C.: El año en que la civilización se derrumbó, del historiador americano Eric H. Cline. Leyéndolo, nos preguntamos si estamos maldecidos. Sin embargo, matizando vemos que los hechos no se repiten exactamente. El Mediterráneo es un mar pequeño, pero conecta tres continentes. Si recordamos aquel barco que quedó encallado en el canal de Suez, el Ever Given, el titular fue que un tercio de la economía mundial quedó paralizado. Esto en la Antigüedad ya pasaba.
Sin el canal de Suez.
Efectivamente. Todo pasaba por Egipto. El Mediterráneo tiene potencia porque es un lugar de encuentro y de conflicto, evidentemente, lo vemos ahora con lo que está pasando en Gaza, pero también de intercambio, siempre lo ha habido. Es una especie de olla a presión y este chup-chup ha generado culturas muy diferentes, religiones y lenguas. Es un magma humano, fascinante y diverso.
¿Por qué Grecia? Este año nos visita un gran helenista.
He reunido a un romanista como Joaquín Ruiz de Arbulo y al helenista Pedro Olalla. Creo que saltarán chispas y espero que de aquí salgan algunas reflexiones interesantes.
Usted es un gran defensor de Roma.
No se trata de ser defensor de Roma. Es que somos muy romanos, pero los romanos eran también muy griegos y es algo que a veces provoca risa. Los griegos lo inventaron prácticamente todo, pero Roma fue capaz de ver que aquella gente tenía una cultura más avanzada que la suya y esto es ser inteligente, es el paradigma de una civilización.
¿Los visitantes descubrirán cómo era el puerto de Tarraco entonces?
Lo hemos utilizado como imagen del festival y tomaremos alguna imagen para que los visitantes interpreten cómo estaba. Sin embargo, tenemos muy poca información porque toda la comunicación epigráfica y otros elementos quedaron hundidos y cuando se amplió el Port se construyó encima. Está enterrado y todo el barrio del Port actual sería agua en aquella época. No sabemos qué tipo de trabajadores había, por ejemplo, aunque por paralelismos con otros puertos importantes como el de Ostia, siendo Tarraco capital de provincia, seguro que tendría el mismo organigrama.
Pero aprovechan el puerto actual como escenario de muchísimas actividades.
Si estamos hablando del Mediterráneo, no podemos dividir entre el puerto y la ciudad. Van juntos, son inseparables. No se puede pensar en Tarragona sin el puerto y en el puerto sin Tarragona. Si no somos conscientes de que toda la historia de la ciudad se ha producido en función del puerto y al revés, no entendemos nada. Pero esto hace 2.000 años y ahora. La palabra puerto viene de portus y el puerto de Tarragona es la puerta que nos ha conectado con el mundo durante milenios. Sabemos que mercancías de aquí llegaban a la India. Un solo barco pagó dos millones doscientos mil sestercios de impuestos, lo que es una animalada. Y había centenares.
¿Cuánto dinero sería hoy?
No lo sé exactamente. Pero para hacernos una idea, los gastos globales del Imperio romano eran de unos 600 millones de sestercios. Solo los impuestos de Egipto ascendían a 300 millones. Y hay una cosa que no vemos y es que el Mediterráneo también es un mar de negocios y en el festival queremos sacarlo a la luz. Normalmente eran las elites, pero también es un mundo de trabajo. Es decir, había mucha gente que vivía de comerciar, como ahora. Cicerón, por ejemplo, distinguía en sus propias palabras, entre los grandes negocios, dignos de gente importante y los pequeños, que pertenecían a la chusma, y decía que los mercaderes no eran gente de fiar, no tenían dignidad ni eran buenos romanos.
¿Él sí tenía dignidad?
Toda. Era un especulador inmobiliario. Cicerón era un abogado de provincias, proveniente de una familia de ciudadanos romanos con dinero, aunque no acaudalada. En el siglo I a. C., en Roma se prosperaba por la vía del matrimonio. Se casó con Terencia, heredera de una gran fortuna y su dote le ayudó a hacer la carrera política. Cuando al cabo de los años Terencia le pidió el divorcio y la dote, Cicerón escribió cartas a todos sus amigos quejándose. Él escribía a diario. Estaba todo el día wasapeando, era un tuitero. El gran Cicerón. Con esto quiero decir que muchas cosas eran diferentes, pero hay otras que tienen una actualidad enorme.
Una de las novedades de esta edición es un monólogo de un náufrago. Aún hoy la gente se ahoga en pateras.
Claro. Una cosa que explicaremos es que los cruceros por las islas griegas, con fecha de salida y de llegada, son de hace cuatro días. En la Antigüedad no sabías cuándo saldrías ni cuándo llegarías.
Si llegabas.
Eso es. No había Costa Cruceros, no podías comprar un billete. La gente se acercaba al puerto y preguntaba qué barcos zarparían y con qué carga, si había lugar para viajar. Entonces, los armadores colaban pasajeros y tenían un plus. Pero nada de cabina A o B. Entre sacos y allí se aguantaban.
¿Esto es lo que explicará el náufrago?
Explicará cómo era la navegación de hace 2.000 años, muy diferente de la de ahora que, como mucho, te mareas. Era una aventura. Y lo hará tomando como referencia el naufragio de San Pablo. Es muy interesante porque no había escuelas náuticas ni manuales.
Ha escogido el teatro para clausurar la edición.
El teatro es una herencia del Mediterráneo y es transversal. Es griego y llega hasta la actualidad. Todavía hoy hacemos teatro con la idea de los griegos, con los personajes, el drama, la confrontación entre el destino y la individualidad. Una gran parte de lo que somos a nivel cultural viene de aquello. Por ello, Aula de Teatre y Zona Zàlata, en colaboración con la compañía de danza La Im.perfecta y el grupo de recreación musical romana Ludi Scaenici realizarán una interpretación de cómo del ritual dionisíaco, que era una fiesta religiosa, se pasó al teatro, que es un paso enorme.
¿Qué le queda por explicar en el festival?
No hemos ni empezado.
Entonces, tendremos Tarraco Viva para rato.
Evidentemente, para décadas. Por una razón, y es que no hemos ni rascado la superficie. Avanzamos, pero tenemos muy poca documentación, la mayoría de la elite. Pero la elite en la época de Augusto, por ejemplo, no llegaba ni al 0,03% de unos 60 millones de personas que habitaban en el Imperio. ¿De qué estamos hablando? De ignorancia, de oscuridad. Pongo un ejemplo, imaginémonos que de aquí a 2.000 años encuentran la carta del Bulli del año 1992 y piensan que es así como comemos habitualmente. Pues no. No obstante, se han encontrado unos documentos muy interesantes de la gente del pueblo del Antiguo Egipto romano en la ciudad de Oxirrinco. Se calculan 600.000 manuscritos, entre cartas, juicios o epístolas de los evangelios de los que se han transcrito 10.000.
¿Qué dicen?
Era una sociedad machista y clasista, es así. Sin embargo, sabemos por algunas de esas cartas que había mujeres que tenían empresas de armamento, que hacían armamento para el Ejército y cobraban. No era ni blanco ni negro ni lo que nos hemos pensado. Tenemos la imagen de la mujer hilando en casa y era una realidad, pero no era bucólico. Era una fuente de ingresos de primera necesidad en las familias. El papel de la mujer a nivel económico era brutal.
¿Y fuera de casa?
En esta edición hemos preparado una exposición sobre la batalla de Salamina, del 480 a. C., en la que explicamos su contexto histórico. En aquella batalla, una parte de la flota persa la dirigió una mujer, la reina Artemisia. No ocurrió más. Años después llegó Cleopatra, pero no dirigió la batalla. Y Artemisia fue la única que le dijo al rey Jerjes de Persia que no entrara en batalla porque la perderían. El pasado está lleno de historias humanas fascinantes y queremos recuperar esta fascinación. La historia no es aburrida. En realidad, ni el mejor de los guionistas la supera.
¿Por qué tenemos que ir a Tarraco Viva?
Para pasarlo bien. Esta edición tenemos dos fines de semana muy potentes, en el Port y el Camp de Mart, donde sucederán muchas cosas. Lo interesante del festival es que no obliga al espectador a seguir un camino determinado, cada cual puede escoger lo que le interese. Tenemos monólogos, espectáculos, gastronomía, exposiciones como la de Tutankamon, documentales que son una maravilla. El festival tiene que ser una sinfonía con la que dejarse llevar.