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    TGN barrio a barrio sin salir del Parc de Nadal

    Este martes abrió sus puertas el espacio por el que se espera que pasen 9.000 personas en siete días. Hay más de 50 propuestas

    27 diciembre 2022 20:53 | Actualizado a 27 diciembre 2022 23:46
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    Candela tiene seis años y se despoja emocionada de los arneses que le han colocado para poder subirse a una de las atracciones del Parc de Nadal de este año, un rocódromo que termina en tirolina. Es la primera vez que se lanza de un sitio tan alto y dice que no le da miedo. Levanta el pulgar hacia arriba y le brillan los ojos cuando sus padres le preguntan qué tal la experiencia. Otra niña que pasa por su lado con un mapa le indica a su madre: Mira, estamos aquí y yo quiero ir a Ponent, ¿ves?

    Las dos niñas están en el Parc de Nadal que, como es tradición, se ha instalado en el Palau de Congressos. Justamente una de las novedades de la edición que se inauguró ayer es que las distintas zonas del parque están agrupadas por zonas que hacen referencia a los barrios de la ciudad: Zona Centre, Marítima, Llevant, Ponent y Nord.

    A diferencia del año pasado, marcado todavía por las restricciones que imponía la pandemia, esta vez la consigna vuelve a ser la cercanía, como apunta el concejal de educación, Manel Castaño. El lema es «volver a estar cerca» y en total se espera que pasen por aquí unas 9.000 personas en los siete días que estará abierto.

    Menos concurrido

    En total hay una cincuentena de propuestas (35 actividades y 15 espectáculos) de índole muy diverso, desde algunas con una buena carga de adrenalina, como el rocódromo o los inflables de las collas castelleras, hasta otras más tranquilas, como distintas manualidades.

    Silvia, madre de un niño de ocho años, observa, no obstante, que «esta vez veo menos actividades, sobre todo en la parte de afuera». Varios padres y alguna abuela coinciden en que ven menos oferta en la zona exterior, donde, aseguran, el año pasado había más oferta de inflables, una de las atracciones más buscadas.

    No obstante, también había quien agradecía el hecho de que hubiera más espacio y menos jaleo, como Carmen, madre de una niña de cinco años y un bebé que lleva en brazos. «Me parece que está más pacífico que otros años», apunta.

    Para distintos gustos

    Entre las actividades que despiertan más interés hay clásicos, como por ejemplo el pintacaras, aunque hay otras que invitan a quedarse más rato, como el rincón que ha montado la Biblioteca Pública Pepita Ferrer de Torreforta con cojines y una selección de libros. Es, de hecho, uno de los sitios que llama la atención de los más pequeños que se sientan a abrir las ‘cajas sorpresa’ en las que pueden descubrir un libro y los recortables para elaborar unos títeres de dedo.

    En el caso de los más mayores el gran atractivo está en el taller de robótica y las gafas de realidad virtual de Petits Enginyers.

    La organización del parque corre a cargo del Institut Municipal d’Educació de Tarragona, IMET, a través del Club dels Tarraconins con la colaboración de distintas entidades y empresas de la ciudad.

    Un ejemplo es el de Tarragona Ràdio, que ofrecerá a los niños que visitan el parque convertirse en reporteros por un día para realizar un podcast.

    Tampoco han fallado Ematsa, con talleres y un scape room relacionado con el ciclo del agua, o el taller del Col·legi de Veterinaris de Tarragona, donde los niños descubren el trato responsable hacia las mascotas, cómo es el lenguaje corporal de un perro o qué hacer si quieren acercarse a acariciar a un animal que no conocen.

    Además cada mañana y cada tarde hay algún espectáculo, desde cuentos o magia hasta la oportunidad de ensayar el nuevo baile del Seguici Popular: el Ball de Titans.

    El Magatzem Reial ya está a plena capacidad

    El Magatzem Reial, donde los Reyes Magos reciben las cartas de los niños de Tarragona, fabrican y empaquetan los regalos, ya se encuentra a pleno rendimiento. Este año, por tercera vez, las familias que lo deseen pueden ir a ver cómo se están ultimando los preparativos.

    La iniciativa, que comenzó durante la pandemia, ha venido para quedarse. Ayer por la mañana comenzaron los pases, que duran unos 10 a 15 minutos. La entrada es gratuita pero es necesario reservar por internet. Hasta ayer habían reservado unas 7.000 personas y hay capacidad para 9.000, con lo cual todavía se puede encontrar hora para algunos pases. La actividad está coorganizada por el Port de Tarragona y el Ayuntamiento.

    Un plus de expectativa

    Pero si antes la expectativa de los niños llegaba al nivel máximo el día de la cabalgata, con el Magatzem los nervios por la llegada de sus majestades comienzan antes, como podía verse en el grupo de niños que esperaba ayer su turno para entrar a ver a los pajes en marcha.

    El paje real es el encargado de dar la bienvenida a la zona de las carrozas que aquí, a diferencia del día de la cabalgata, pueden verse bien de cerca. Y si el año pasado el protagonista era el elefante porque cumplía 100 años, este año la estrella es el camello, que también llega al siglo.

    $!TGN barrio a barrio sin salir del Parc de Nadal

    Entre niños, padres y abuelos pasan los pajes que ya están acomodando los paquetes en las carrozas. Este año, además, se da la particularidad de que cuentan con la ayuda de personas con discapacidad de la Fundació Estela.

    La siguiente parada es la zona donde ya se acumulan muchos de los paquetes, aunque, como advierte el paje, no todos están en esta sala, porque sería imposible que cupieran. El resto está, dice, en otro almacén del Port de Tarragona.

    En el recorrido también se saluda brevemente a la encargada de la fábrica de juguetes, que está muy atareada.

    No obstante, el momento en que se ve a más niños ‘ojipláticos’ es justo cuando se llega a la zona donde se clasifican las cartas porque, justo al lado, está el carbonero preparando los sacos con carbón para quien se porte mal.

    Finalmente está la posibilidad de entregar allí mismo la carta si no se ha hecho antes por correo. Es justo lo que hace Alex, de cinco años, que viste una sudadera de dinosaurios y, cómo no, pide, lo primero de la lista, «un dinosaurio de Lego y un dinosaurio acuático».

    También está Marco, de siete años, que desliza la carta despacito, concentrado. De entre lo que pide están unas figuras de Playmobil de algunos de sus futbolistas favoritos del Mundial. Lo dicho, sus majestades están cada vez más cerca.

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