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    TGN quiere preservar sus espacios naturales con un plan de gestión de la Anella Verda

    El proyecto Greenbelt’26 busca delimitar y proteger esta infraestructura verde, a partir de un plan de usos, que incorpore el azul del litoral y el amarillo de los campos de cultivo

    05 marzo 2023 19:14 | Actualizado a 06 marzo 2023 07:00
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    El POUM de 2013 dibujaba por primera vez la Anella Verda de Tarragona como un espacio natural a preservar. Sin embargo, en los últimos años, cuando se han abordado algunos de los grandes sectores de crecimiento que estaban previstos, se ha reabierto el debate sobre los límites de este cinturón verde y la gestión que se hace de este entorno natural. ¿Mas d’en Sorder o La Budellera son Anella Verda? «El anterior POUM permitió empezar a hablar de la Anella Verda, pero tan solo introdujo el concepto, porque no dibujaba cómo debía ser ni sus límites. Ahora debemos dotarla de contenido real», argumenta la concejala de Medi Ambient, Eva Miguel Gascón.

    El Consistorio quiere ponerse manos a la obra en un momento en el que el medioambiente ha pasado a ser una prioridad municipal, y este departamento cuenta con los 3,3 millones de euros del proyecto Greenbelt’26. De hecho, la Anella Verda es el pal de paller de las actuaciones que se acometerán con los fondos europeos. Y una de las acciones que se contemplan es la redacción de un plan gestor que ya de partida significa un cambio. Y es que, uno de los elementos que introduce es el azul del litoral y el amarillo de los campos de cultivo, complementando el verde de la zona forestal.

    Los más de once kilómetros de costa desde la desembocadura del Gaià al Francolí, con el Bosc de la Marquesa, El Vinyet y la Punta de la Móra, además de la zona de huertas del Francolí y en un futuro de la Horta Gran también forman parte de este entorno natural, por lo que ahora quiere establecerse un marco y una visión conjunta.

    Una de las cuestiones que preocupa es la gestión forestal de todo este entorno

    Este plan director incluirá aspectos como la gestión forestal, la biodiversidad, así como todo aquello relacionado con los usos, la gestión de caminos o una posible retranqueo del espacio que pueden ocupar los cámpings, por la situación de emergencia climática. Uno de estos ítems preocupa especialmente a la administración local. Es el que está relacionado con todo lo que tiene que ver con el riesgo de incendios forestales. «Según Bombers de la Generalitat, Tarragona es un punto sensible en cuanto al riesgo de grandes incendios y esta zona boscosa está muy cerca de una gran masa poblacional y de una industria petroquímica», explica Miguel Gascón. En este sentido hace dos años se impulsaban las primeras acciones de gestión forestal en la finca del Pont del Diable y empezaba a trabajarse en la creación de instalaciones estratégicas y la recuperación de pistas forestales.

    «El plan gestor debe acabar nutriendo el futuro POUM. La coyuntura es espectacular»

    Uno de los handicaps con los que juega la administración es que en la gestión de este gran entorno «hay muchos propietarios», entre los que no tan solo se incluyen privados, sino también deberían entrar en juego otros Ayuntamientos. «De ahí, la necesidad de poner orden, porque hay muchas fincas heredadas que están abandonadas, pero esto no hace que podamos seguir mirando hacia otro lado ni podemos pretender que los privados estén al día de todo, pero nosotros debemos ser facilitadores, porque al final el riesgo es colectivo», argumenta la concejal de Medi Ambient.

    En estos momentos se están redactando las bases para la licitación de este documento que ahora mismo tiene una reserva presupuestaria de 116.800 euros. No obstante, este plan gestor marcará la hoja de ruta final. Para ello, previamente va a hacerse una diagnosis inicial, que incluirá un plan de acción para la biodiversidad, el diseño de la infraestructura verde y un plan de adaptación al cambio climático del litoral. «A partir de estos planes autónomos, la intención es hacer una visión general que queremos que nos dé los puntos clave en cada uno de los ámbitos», añade.

    Esta diagnosis entrará en cuestiones como la identificación de espacios clave como refugio de animales o los usos, por ejemplo en aspectos como la regulación de la circulación de motocicletas en determinados ámbitos.

    «Tarragona debe liderar esta Anella Verda y tiene que creérsela de una vez por todas»

    El calendario para el Greenbelt’26 es que este debe ser una realidad a 31 de diciembre de 2025. En paralelo, Medi Ambient enmarca este trabajo en el proceso de redacción del POUM. «Este plan gestor debe acabar nutriendo el futuro plan general y tenemos un momento espectacular en cuanto a la coyuntura», defiende Miguel Gascón. Este departamento mantiene reuniones técnicas con el equipo de urbanismo, para que el documento que salga adelante sea extenso en cuanto a medioambiente y a su Anella Verda, Blava i Groga.

    Las entidades ecologistas ven esta posibilidad como «la oportunidad para acabar poniendo el hilo en la aguja a todo aquello que hace tantos años que reivindicamos». En 2016 Gepec impulsó una moción que acabó con una declaración institucional del Consell Comarcal del Tarragonès para impulsar la constitución de la Anella Verda Gaià-Francolí, con la implicación de todos los municipios. En aquellos momentos ya se promovían un conjunto de actuaciones para la gestión forestal y se hablaba de la necesidad de preservar íntegramente determinados sectores, pero las declaraciones institucionales las carga el diablo y no se ha ejecutado.

    «Tarragona debe liderar esta Anella y tiene que creérsela de una vez por todas, involucrando a todos los municipios colindantes», defiende el portavoz de SOS Costa i Camp de Tarragona, Lluís Estamariu. Este valora muy positivamente que el litoral y los campos de cultivo se incorporen a la Anella Verda.

    Estamariu considera que la apuesta por la preservación y conservación de la biodiversidad de la costa «puede constituir un atractivo que nos permita captar a un turismo verde, que es el que nos interesa y un claro ejemplo son las Illes Medes».

    También considera que la gestión forestal vinculada a la producción de biomasa o la apuesta por un parque agrario en el entorno del Francolí pueden convertirse en oportunidades de trabajo en la ciudad. «A parte de cartografiar y marcar caminos, debemos empezar a gestionar todo este entorno, porque no sé si hay otro sitio similar en Catalunya con este potencial», apunta Estamariu. Para ello, el portavoz de este colectivo de entitades cree necesaria la creación de un ente que «permita empezar a poner orden a todo lo que esto implica».

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