TGN vive la procesión más emotiva

La ciudad asistió a un Sant Enterrament histórico, con la ilusión del reencuentro tras dos años de pandemia

15 abril 2022 22:13 | Actualizado a 16 abril 2022 18:00
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«Con la incertidumbre de cómo irán las paradas, pero por el resto con muchas ganas e ilusión de reencontrarnos». Así aseguraba sentirse el presidente de la Agrupació d’Associacions de Setmana Santa de Tarragona, Francesc Seritjol, momentos antes de iniciarse la procesión del Sant Enterrament del Viernes Santo. Y es que este viernes las emociones estaban a flor de piel. Por un lado, porque ya de por sí es difícil no contagiarse por la solemnidad que uno siente nada más escuchar como se acercan los tambores de la Cohort Romana cuando abren paso. Y, por el otro, porque después de dos años de interrupción por culpa de la pandemia, la procesión fue doblemente sentida para muchos de sus participantes. «Volvemos a estar aquí y esto es lo importante», decía Montse Gil, miembro de la Banda de l’Oració a l’Hort.

Las calles estaban a reventar. En las escaleras de la Plaça de la Pagesia todo el mundo sentado y con los cinco sentidos atentos. Tan solo se escuchaba pasar el dron de vigilancia de la Guàrdia Urbana, controlando desde las alturas. 

Cofrades con mascarilla y con paradas habilitadas para hidratarse a lo largo del recorrido. Estas eran algunas de las escasas medidas que tenían que aplicarse en este año de la recuperación. Durante los últimos días muchas de las hermandades habían hecho un llamamiento para incentivar a la participación, ya que algunas de las trece entidades han visto reducidas sus filas.

Detrás de cada participante una historia. Josep Maria Rota lleva más de cuarenta años tomando parte en la Semana Santa. Aseguraba que «nunca he tenido un papel relevante». Pese a ello, ha acompañado la Oració a l’Hort, empujando las ruedas, ha hecho de capataz, de gancho y este viernes, por tercer año, iba de chófer del Vetlleu i Pregueu, de La Salle. «Me cuesta mucho emocionarme, pero este año es muy especial. Ha costado arrancar y han sido dos años, pero parece una eternidad», afirmaba. En su mente, el recuerdo de los primeros años, cuando iba a las filas y una agradable sensación de «comprobar que Tarragona es una ciudad viva, que tiene mucha suerte de sus entidades».

Montse Gil también relataba esta emoción. «Ha sido hacer la primera subida y escuchar a la gente aplaudiendo que ya no he podido aguantarme las lágrimas», afirmaba. Gil es miembro de la Banda de l’Oració a l’Hort desde 2008. Ellos no han tenido muchos problemas para reclutar a su gente, entre los portantes ha sido más complicado, y el hecho de que se haya podido ensayar menos que en otros años y que algunos veteranos no se han reenganchado tras el parón, sin un relevo generacional, generaba dudas. Pese a ello, la Semana Santa de Tarragona es una suma de religiosidad, tradición y cultura, por lo que muchos jóvenes ja están preparados para coger las riendas. 

Raúl Sánchez es un ejemplo de ello. En diciembre de 2020 fue elegido Hermano Mayor del Cristo del Buen Amor. Tiene 30 años y se estrenó oficialmente un Viernes Santo, aunque continuó como arrenglador «colaborando en la organización». Esta hermandad ha estrenado agrupación musical y el paso de la Virgen ha sido reformado y salía por primera vez a costales. «Se trata de seguir trabajando e innovando», decía.

Para Sánchez fue una procesión muy especial. «En diciembre perdí a mi padre y en días así siempre piensas más en la familia y la tienes más presente», decía. Hubo momentos de recuerdo para los que no están, esta larga ausencia ha tenido una factura para muchos de los participantes. Sin embargo, muchos de estos también vivían una mezcla de sensaciones en las que se imponían las ganas de volver a estar ahí. «No soy una persona de fe, pero sí de tradiciones y hoy he llorado. Tenía tantas ganas e ilusión, que no he podido evitarlo», decía Gumersinda Cañón Martínez, La Gumer, del Pas de la Presa de Jesús.

Por su parte, Enric Rodríguez García también afirmaba sentirse «con muchas ganas de salir». A sus 33 años, lleva 28 acompañando a La Pietat, del Gremi de Pagesos, este año por fin sumaba una nueva procesión en su largo recuento particular. 

La procesión del Sant Enterrament forma parte de los elementos festivos Patrimoni d’Interès Nacional per la Generalitat de Catalunya. En esta participan trece entidades, veinte pasos y alrededor de 3.000 personas. Este año se notaba que las filas en algunas entidades eran más reducidas y, de hecho, en el caso de los improperios el grupo fue muy reducido. Pese a ello, destaca que este año se ha sumado la participación de una nueva entidad, como es la Germandat del Sant Crist dels Gitanos y que las mujeres han ganado protagonismo, ejerciendo todos los roles. El Descendiment tenía que retirarse en Sant Agustí, ya que se le rompió un eje y no pudo acabar su recorrido.

Más de dos horas y media después, la plaza ya estaba medio vacía y la solemnidad y el silencio inicial habían desaparecido. Tanto rato de espera da para ver como no todo el mundo tiene la paciencia para esperar o evita cruzar por en medio de las filas. Incluso hubo quien no tuvo reparo en pasearse con el patinete o la bicicleta y la mochila del reparto a domicilio. La procesión del Sant Enterrament deja imágenes para todos los gustos.

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