Un concierto en la sala de oncología

Un proyecto de la guitarrista y compositora Vania Del Monaco, financiado por la Diputació, lleva música clásica en directo a las salas de espera

29 diciembre 2021 18:50 | Actualizado a 30 diciembre 2021 06:20
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Pasillos impolutos, batas blancas, enfermeras... ¡Y un arpista dando un concierto! Esta es, aunque variando el instrumento, la sorpresa con la que se han encontrado los pacientes del servicio de oncología del Hospital de Santa Tecla Llevant este mes.

La responsable de la insólita escena es la premiada guitarrista y compositora Vania Del Monaco con su proyecto ‘Ars et Corpus’, que ha recibido la financiación de la Diputació de Tarragona.

La idea, cuenta, es que los pacientes puedan escuchar música en vivo interpretada por concertistas de alto nivel. «Es una manera de favorecer la relajación, una forma de llevarles a otro lugar... La música no te cura, pero te predispone a recibir tratamiento», recalca.

En total se han programado unas 60 sesiones (5 cada mañana) para llegar a todos los pacientes del servicio durante todo el mes de diciembre.

Participan músicos con diferentes instrumentos, como guitarra clásica, violín, violonchelo o arpa; cada uno con su repertorio, pero con una premisa en común: «tocamos música muy tranquila, no invasiva; que si alguien está leyendo un libro pueda seguir haciéndolo y que los profesionales puedan trabajar sin inconvenientes», señala.

Proyecto piloto

Del Monaco cuenta que la idea es poder replicar la experiencia en otros servicios hospitalarios donde los pacientes tienen que estar un tiempo recibiendo tratamiento como el de diálisis. Para ello realizarán una evaluación al final de las sesiones.

Entrar en un hospital, especialmente en la circunstancias actuales, no ha sido fácil; ha implicado cumplir con muchos requisitos. Por ello está agradecida de que el hospital, y especialmente el servicio de oncología, finalmente le dejaran poner el proyecto en marcha.

Reto personal

Del Monaco reconoce que en esta idea hay una buena parte de reto personal. Hace más de veinte años su madre, fallecida, le dijo que querría despertarse escuchando su guitarra al salir de una operación. Los médicos no la dejaron entrar con el instrumento cuando su madre salió de la anestesia. «Tuve que dejar mi guitarra de los conciertos en un bar para que me la guardaran», recuerda. Ahora se ha sacado la espina.

Los músicos que están participado en el proyecto le cuentan que están muy satisfechos con la experiencia. «El músico verdadero conecta en un gran teatro o con un puñado de personas que le escuchan... Además en estos casos tienes que tener un gran respeto, porque estas personas no han elegido escucharte, sino que eres tú quien se acerca a ellas».

Del Mónaco, quien fuera niña prodigio de la guitarra (y madre de la joven prodigio del violín Jennifer Panebianco) cuenta que, aunque ha actuado por medio mundo, situaciones así no tienen precio. «Sientes que lo que haces tiene sentido, que como músico eres necesario».

La suya, de hecho, es una familia de músicos. Su hija menor, Gillian, de 12 años (cello y piano) ya ha ganado distintos concursos y su marido es el reconocido guitarrista y compositor Alfredo Panebianco.

Justamente Panebianco ha puesto en marcha otra iniciativa ‘Residenciart’, con la que llevar música a las residencias de mayores.

Del Mónaco cuenta que, con la pandemia, la situación se puso complicada para los músicos profesionales pero ha ido remontando. Relata que después de lo que hemos vivido las reacciones del público son mucho más intensas. «Notas que la gente tiene muchas ganas de consumir cultura. Era como si hubiese acabado la guerra... Ves a la gente más feliz de lo normal al acabar los conciertos» remata.

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