Universitarios que se ponen en la piel de un eurodiputado

Finalmente no todos los europarlamentarios han podido asistir a la sesión (por culpa de los exámenes) y los organizadores le quitan hierro al asunto: a veces los diputados también fallan.

Esta mañana se ha celebrado la décima edición de la simulación del Parlamento Europeo que organizan la Facultat de Ciències Jurídiques de la URV y la oficina en Tarragona de Europe Direct y los ‘eurodiputados por un día’ son una treintena de alumnos de Derecho que se han apuntado voluntariamente.

El trabajo comienza muy en serio desde el minuto cero. Antes de llegar los alumnos han tenido que elegir grupo político: socialdemócratas, demócratacristianos o liberales.

Al final no hay sitio para todos en los grupos elegidos. A Alexandra Valsan y Wissal El Jabri, estudiantes de segundo curso, por ejemplo, les ha tocado en el grupo de los democratacristianos. Ambas son de origen inmigrante: Alexandra, de Rumanía, y Wissal, de Marruecos, y provienen de tradiciones religiosas distintas (católica ortodoxa y musulmana). Personalmente están en las antípodas de lo que defiende su grupo, pero pese a las diferencias Alexandra asegura que «ha sido una experiencia muy positiva porque te obliga a buscar argumentos legales... Además, te das cuenta de que se puede llegar a acuerdos que ni imaginas».

Alfonso González, profesor de la asignatura de Derecho de la Unión Europea, explica que durante la carrera los alumnos se forman en el funcionamiento de las instituciones comunitarias, pero ahora de lo que se trata es de tener una vivencia, de «meterse en un juego de rol», como dice Marta Domènech, responsable de Europe Direct del Ayuntamiento de Tarragona.

Yago Gutiérrez, Ivette Martínez y Gisela Utrero, otros tres alumnos, cuentan que durante el curso cada uno ha hecho seguimiento de la actividad de un eurodiputado distinto. Reconocen que hasta entonces la mayoría de los nombres no les sonaban de nada. González, que encarga el mismo ejercicio cada curso, asegura que los alumnos suelen llegar a la misma conclusión: «Los eurodiputados trabajan más de lo que pensaban».

Después de trabajar con sus partidos y en sus respectivas comisiones, llega la hora del plenario de los alumnos. Han tenido que hacer propuestas en tres puntos bien controvertidos: la creación de un ejército europeo, la ampliación de la Unión o los derechos de los animales.

Los miembros de la Subcomisión de Seguridad y Defensa, por ejemplo, proponen crear un ejército común europeo y redistribuir los fondos europeos para aumentar el presupuesto armamentista. La propuesta, de la que Alexandra hace de portavoz, se aprueba con suspense en el último voto. También se admite la enmienda de los socialdemócratas, que proponen que el jefe del ejército sea una persona de consenso escogida por su valía profesional. Aplausos.

Al final, al menos cuando se tienen 20 años y se estudia en la universidad, parece que los acuerdos tampoco quedan tan lejos.