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«Vivimos a oscuras por culpa de un nido de palomas. Es una pesadilla»

Una vecina de la calle Mallorca lleva cuatro años luchando contra un palomar ubicado a un metro de su comedor

30 mayo 2025 15:02 | Actualizado a 31 mayo 2025 07:00
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Una familia de la calle Mallorca lleva cuatro años conviviendo día y noche con un nido de palomas. Está ubicado a tan solo un metro de su comedor. El palomar se ha afincado al balcón de al lado. Viven a oscuras, ya que la única solución que han encontrado es fabricar una especie de toldo que les protege de estas aves. No duermen, no pueden trabajar y la ansiedad es cada vez mayor. Han alertado en varias ocasiones al Ayuntamiento, pero no tienen respuesta.

La pesadilla de Silvia Grau y de su familia se remonta a hace cuatro años. Después de la pandemia, el piso de al lado quedó vació porque el matrimonio mayor que vivía en él se marchó. Fue entonces cuando las palomas empezaron a picar en las cajas del balcón vació y formaron algunos nidos en su interior.

Grau y otros vecinos alertaron enseguida al presidente de la comunidad, quien avisó a los hijos del matrimonio sobre lo que estaba ocurriendo. «Limpiaban los excrementos un sábado y, al sábado siguiente, todo estaba igual de sucio», explica Grau. Finalmente, los hijos optaron por instalar una red. El problema es que la pusieron por dentro y sin recubrir el balcón. El resultado es que las palomas seguían entrando.

Además, durante los trabajos de instalación de la red, los operarios dañaron una parte de la fachada. Para evitar que cayeran cascotes, decidieron poner un trozo de tela protegiendo el balcón de arriba. Una chapuza que ha acabado siendo el hogar perfecto para las palomas.

Unos días más tarde, las aves ya habían hecho su nido. «Hay palomas, hay bichos, hay suciedad, ruido y mal olor», dice Grau, quien asegura que «desde entonces, no podemos ni tender la ropa porque queda toda llena de excrementos».

La única solución que ha encontrado la familia es instalar una especie de toldos en su balcón que dificulten el paso de las palomas a su casa. «Vivimos totalmente a oscuras. En invierno, que a las cinco ya es de noche, es horrorosa. No vemos la luz del día», dice Grau, quien añade que «además, esto nos implica un gasto extra, tanto de luz como de aire condicionado». Grau tiene dos gatos que tampoco pueden salir al balcón. «Nos da miedo que pillen alguna bacteria», explica la protagonista, quien añade que «antes, teníamos una mesa en el balcón y podíamos desayunar o leer. Ahora, ya no».

Por no hablar del ruido constante. «A las seis de la mañana, cuando sale el sol, las palomas ya se ponen en la repisa de nuestra habitación. Empiezan a arrullar y no paran hasta que se hace de noche», explica Grau. Para su marido, quien trabaja en casa, este ruido es una tortura.

«Tanto el ruido, como el aleteo, como la suciedad o las peleas entre ellas, nos están creando mucha ansiedad», explica Grau. La familia ha puesto varias quejas al Ayuntamiento y a la comunidad pero, por el momento, no han obtenido respuesta. «No sabemos qué más hacer para acabar con esta pesadilla», acaba Grau.

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