Las cien propuestas del programa electoral con las que la coalición de En Comú Podem se presentó a las Municipales del pasado 26 de mayo supondrían todo un volantazo a la izquierda respecto al gobierno sociopopular que ha liderado la ciudad desde principios de 2016. A lo largo de los últimos días, la Comissió Negociadora de la formación progresista ha puesto sobre la mesa unas prioridades que, en caso de materializarse, hubieran obligado a Josep Fèlix Ballesteros (PSC) a dar un giro de 180 grados a su hoja de ruta, o bien a facilitar un histórico cambio soberanista, con un claro acento de izquierdas encabezado por Pau Ricomà (ERC).
El documento de compromisos entre Catalunya en Comú y Podem –que ha servido como base para las conversaciones con los otros partidos– se marca el objetivo de «dejar atrás la política de los grandes proyectos faraónicos» que, a su juicio, «implican un enorme gasto de fondos públicos que casi no tienen repercusión en la vida de la ciudadanía». Por ello, en materia de urbanismo, los Comuns apuestan por un crecimiento de la ciudad «no extensivo», que se centre en la «rehabilitación de edificios y pisos degradados», así como en «cohesionar Ponent y Centre» mediante el Francolí. De esta política se deduce el rechazo al plan parcial de la Budellera, que hasta la fecha era el gran eje prioritario para el gobierno municipal, con un nuevo barrio para 20.000 personas entre la Vall de l’Arrabassada y Cala Romana.
Siguiendo el ejemplo de Ada Colau en Barcelona, los Comuns exigen que, en las nuevas promociones inmobiliarias privadas, «el 30% de la vivienda sea protegida» o, lo que es lo mismo, que tres de cada diez inmuebles «estén regulados por debajo del precio de mercado». La lista, que en los comicios logró 4.500 votos y dos concejales, busca un mayor control de los pisos turísticos de la ciudad, así como instar a la administración local para que «municipalice el servicio de asesoramiento sobre la deuda hipotecaria».
Remunicipalizaciones
Por lo que se refiere a la gestión, En Comú Podem se marca el objetivo de analizar «la posible remunicipalización» de los servicios públicos que el Ayuntamiento tiene en estos momentos externalizados, con un especial énfasis al de la basura y la limpieza, del que propone realizar una «inspección y seguimiento».
Sobre el sistema productivo municipal, la candidatura apuesta por poner en marcha «una empresa comercializadora de energía eléctrica pública» y llevar a cabo «una auditoría de la deuda», así como «regular» el impuesto del IBI, que «es de los más altos del Estado».
Cabe remarcar que, en el programa electoral, se propone la creación de dos nuevas concejalías: la de Feminisme y la de Benestar Animal. Sobre la primera, se prevé que se encargue del «cumplimiento de los planes de igualdad de género y garantice el cumplimiento de las políticas públicas feministas transversales en el conjunto de la sociedad». Por lo que se refiere a la segunda, el objetivo es que «tenga la capacidad de impulsar acciones para proteger el bienestar animal», con la «revisión de ordenanzas» y la «regulación, intervención y mediación en casos de grave maltrato de animales de granja».
Otras de las medidas previstas en el programa son la reivindicación para la construcción de una gran biblioteca pública y un nuevo auditorio, así como luchar para que la ciudad tenga la sede permanente del Museu de Matemàtiques de Catalunya. Viendo cómo ha quedado el pleno y la complejidad del nuevo mandato, parece que este recinto será más necesario que nunca para que puedan cuadrar las cuentas.