Tarraco, viaje en el tiempo por el legado romano

El patrimonio histórico de la Tarraco romana, protegido por la Unesco, es una herencia que enamora por su pasado glorioso

29 mayo 2018 12:28 | Actualizado a 22 noviembre 2020 22:02
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Tarragona fue fundada por los Escipiones en los alrededores del 218 antes de Cristo y en poco tiempo fue la capital de la Hispánia Citerior. Descubrir los restos romanos del conjunto arquitectónico paseando por Tarragona y otros rincones cerca de la ciudad permite a los visitantes ser protagonistas de un viaje en el tiempo.

El año 2000 es una fecha importante para el Tarragonès. Fue cuando la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad el conjunto monumental de la Tarraco romana -que integra Tarragona, Altafulla, Constantí y Roda de Berà- una designación que puso en el mapa mundial a los restos arqueológicos de la época de emperadores romanos como Augusto y Adriano.

En Tarragona, se puede disfrutar todavía de algunos de estos elementos, que toman el color de la Costa Daurada por el color de su piedra. Uno de los más identificables es el Amfiteatre. Con el paso del tiempo, el que fuera un espacio de espectáculo y juegos fue adaptándose a los diferentes usos y, hoy día, presenta los restos dos estructuras religiosas de siglos pasados en sus instalaciones.

Destaca el atractivo más antiguo de todos, la muralla que rodeó la ciudad. La parte baja de la cual es incluso anterior a la época romana y que sirvió de defensa al asentamiento Ibérico que había sido instalado con anterioridad. 

En el circo se disputaban las carreras de carros, generalmente de dos caballos (bigas) o de cuatro (cuadrigas). El circo de Tarragona está entre los mejor conservados de Occidente, a pesar de que la mayor parte de su estructura sigue oculta bajo viejos edificios del siglo XIX. Actualmente se puede visitar el extremo oriental, además, algunas bóvedas son visibles también en locales de las calles Trinquet Vell y la plaza de la Font.

19 son los puntos de interés de la Tarraco romana desde el anfiteatro al Arco de Berà pasando por la necrópolis, Centcelles, Els Munts, entre otros

En las afueras, encontramos el Pont del Diable, uno de los acueductos que se alzó para asegurar el subministro de agua potable y que, hoy día, es una de las estructuras de este tipo más bien conservadas del conjunto del Estado. 25 son los arcos que hay en este acueducto de 17 metros de altura situado en un rico entorno natural.

La villa romana de Els Munts, en Altafulla, fue construida en época de Augusto, fue reedificada en el siglo II y habitada, al menos, hasta el siglo VII d. C., tras sufrir un incendio y destrucción a mediados del siglo III. Destaca la extensión y riqueza de esta casa de campo, que conserva la parte residencial con un notable conjunto de mosaicos y pintura mural, así como un grandioso conjunto termal con ámbitos decorados con mosaicos, placas de mármol y estatuaria.

Y hablando de esplendor, la riqueza de los gobernantes de la época romana se transluce también en monumentos como la cúpula de la Vil·la de Centcelles, ubicada en Constantí, que se erigió como monumento funerario y que alberga restos de mosaicos diseminados por toda la superficie de gran calidad técnica, dando forma a un mausoleo que atrae a los visitantes por su arquitectura única.

El Arco de Roda de Berà está situado a 20 km de Tarraco sobre la propia vía Augusta. Es un arco sencillo, construido con sillares, decorado con falsas pilastras acanaladas y coronadas por capiteles corintios, que sostienen el entablamento. Fue erigido a finales del siglo I a. C. por disposición testamentaria de L. Licinio Sura, según se sabe por la inscripción parcialmente conservada en el propio monumento.

La Torre de los Escipiones es un monumento sepulcral construido con grandes sillares y data del primer cuarto del siglo I d. C. La construcción está formada por tres cuerpos superpuestos. Sobre un zócalo se dispone un primer cuerpo, con dos figuras esculpidas (probablemente Attis funerarios) y una inscripción dedicatoria.

En la cantera de El Mèdol los romanos extrajeron el material para construir edificios. Puede observarse diversos frentes de talla, bloques a medio extraer y especialmente la llamada Agulla del Mèdol, un impresionante monolito de 20 m de altura que se dejó como testimonio de la cota inicial de extracción.

MNAT

El Museo Arqueológico Nacional de Tarragona (MNAT) nació en el siglo XIX, como resultado de la unión de dos museos: el de la Comisión de Monumentos y el de la Sociedad Arqueológica Tarraconense. Ubicado en la céntrica plaza del Rei, contiene una valiosísima colección de restos romanos, entre los cuales destacan fragmentos arquitectónicos, esculturas, inscripciones, mosaicos, cerámicas, etc.

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