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De las grietas al ruido: los vecinos de Lilla siguen sufriendo la A-27

La alcaldesa del pueblo asegura que las pantallas acústicas no son suficientes para mitigar el sonido generado por los vehículos

27 octubre 2023 10:22 | Actualizado a 27 octubre 2023 19:26
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La apertura al tráfico del tramo de la A-27 entre Valls y Montblanc este pasado lunes ha hecho que los vecinos de Lilla sientan el paso de los vehículos las 24 horas del día desde casa y en la calle.

Se trata de un problema con el cual no contaban y, según explican, desde el ministerio les negaban que pudiera pasar. Las pantallas acústicas que se han colocado en la autovía no son suficientes para mitigar el sonido generado por coches y camiones y, de hecho, reclaman más para amortiguar el zumbido constante. A la vez, la alcaldesa del pueblo, Glòria Rovira, ha lamentado que ni el ayuntamiento de Montblanc ni el Estado les invitaran a la inauguración. «Lo tuvimos que ver por televisión. Por ellos es cómo si fuéramos unos extraterrestres», ha espetado.

La paz y el silencio que había en Lilla hasta hace unos días parece que en parte se ha acabado. Con la puesta en servicio del tramo entre Valls y Montblanc de la A-27 el sonido de los vehículos llega a la localidad y genera molestias al cerca de un centenar de vecinos que viven regularmente. «Era un pueblo donde se sentía el silencio y ahora ya no lo sientes, porque pasan camiones y coches, pasan muchos y seguramente pasarán más», ha comentado Glòria Rovira, la alcaldesa del núcleo que es parte del término municipal de Montblanc.

A pesar de que Lilla es pequeño, la zona más afectada por los ruidos es la que queda más cerca de la carretera. El pueblo se encuentra a menos de 400 metros de la autovía, pero hay casas a unos escasos 50 metros. Aun así, en el centro del municipio también se percibe el paso de los vehículos. Joan Riba, vecino, ha comentado que a primera hora de la mañana es cuando hay más movimiento, «probablemente por los camiones que van y vienen del Port de Tarragona».

Los residentes se sienten engañados por el ministerio de Transportes, puesto que les aseguraron que una vez la vía entrara en funcionamiento no sufrirían ruidos. De hecho, se instalaron pantallas acústicas para amortiguar el sonido, pero son «insuficientes». En concreto se colocaron en el tramo que hay en el terraplén que se levantó para asfaltar la vía, si bien en una franja de unos 20 metros la zona queda descubierta. Los afectados reclaman que se acabe de cerrar este espacio.

A su vez, justo detrás los muros se plantaron unos árboles, pero todavía son muy pequeños. Esperan que cuando crezcan ayuden a paliar los efectos, pero en todo caso esto tardará años. «Sin mirar ya podemos identificar si pasa un camión o un coche, y si va en dirección a Valls o a Montblanc», ha ejemplificado Rovira.

Trabajos pendientes

Pese a la inauguración, las obras todavía no se han acabado. De hecho durante esta semana se han visto operarios plantando árboles y arreglando arcenes de la carretera, y también arreglando caminos próximos al pueblo. Rovira ha reivindicado que faltan trabajos por terminar, como por ejemplo asfaltar algunos caminos, arreglar una cañería del pueblo que los operarios rompieron durante las obras o trabajos de jardinería en la montaña. «Lo que falta por hacer, lo harán porque insistiremos», ha sostenido.

Todo ello se añade al problema de las grietas que sufren desde hace unos cuatro años, cuando empezaron las voladuras del túnel. Después de numerosas movilizaciones y reuniones, la semana pasada consiguieron el compromiso del Estado de cobrar indemnizaciones antes de acabar el año. Rovira confía en que desde el ministerio de Transportes se cumpla el acuerdo. Son hasta 82 las viviendas que recibirán la compensación estatal, si bien la alcaldesa asegura que la cifra de afectados ronda el centenar, pero algunos afectados no quisieron hacer los trámites. El importe conjunto que tendrán que recibir ronda los 700.000 euros.

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