La red de sobornos en obras del AVE se extiende a toda España, según publica hoy El País en su edición digital. El rotativo cita in informe de la Guardia Civil vinculado al caso Adif que revelaría "sobornos en Castilla y León, Galicia, Euskadi y Asturias". Según esta información, todo comenzó con "un empresario que se cansó de pagar viajes de placer a cargos de Adif" y que ahora "ha destapado una red de corrupción que se extiende a toda España". Así, los sobornos no se habrían limitado a obras del AVE en Catalunya, ya que "la misma práctica" se habría "reproducido", durante la última década, en trabajos de la alta velocidad en Castilla y León, Galicia, Euskadi y Asturias. Eso, según las informaciones de El País, porque "a cambio de viajes y regalos, los funcionarios permitían beneficios millonarios a la constructora Isolux-Corsán".
La información, firmada por el periodista Jesús García desde Barcelona, asegura: "el informe se apoya en los archivos y correos intervenidos a directivos de Corsán, la empresa que está en el epicentro de todas esas maniobras. Y no solo en Adif: los presuntos sobornos y prácticas irregulares alcanzan a técnicos, funcionarios y políticos de administraciones locales (Ayuntamiento de Trujillo), provinciales (Diputación de Valladolid) o estatales (Carreteras). Hay una veintena de obras bajo sospecha: ferrocarriles, carreteras, puertos, aeródromos..."
Hasta ahora, recuerda El País,el caso Adif había destapado sobrecostes en las obras del AVE en Barcelona gracias a la denuncia del empresario arrepentido. "Como subcontratado por Corsán para mover tierras, su empresa (Gonquis) sufragó viajes a pistas de esquí de cargos de Adif en Cataluña. A cambio, los funcionarios certificaban trabajos que Corsán no había ejecutado realmente, o para los que había empleado materiales de peor calidad que los declarados". En 2014, además, "se produjeron las primeras detenciones: en un tramo de menos de dos kilómetros de vía en Barcelona, la presunta malversación asciende a 31 millones. La Fiscalía Anticorrupción descubrió más tarde que esos sobrecostes se habían reproducido en las obras de la estación de La Sagrera (aún por terminar) de Barcelona: otros 82 millones."