Mas avisa a la CUP de que no puede imponer un president

Presiona a los líderes radicales para que usen su fuerza con ´mesura´ porque pueden descarrilar el proceso secesionista

19 mayo 2017 20:45 | Actualizado a 24 diciembre 2019 22:50
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Artur Mas utilizó ayer todos los mecanismos en su mano para tratar de condicionar la votación que el sábado realizará la cúpula de la CUP y de cuyo resultado dependerá que se pueda convertir en el presidente de la Generalitat o que se tengan que repetir unas elecciones autonómicas en las que peligra la actual mayoría del Parlament partidaria de la ruptura con España.

Por un lado, dejó claro a los dirigentes de la formación anticapitalista que descarten la tentación de emitir un voto de castigo táctico, porque Junts pel Sí, decidan lo que decidan, ya no va a proponer otro candidato a la Presidencia de la Generalitat distinto de él.

Por el otro, les trasladó toda la presión política cuando reclamó que usen su fuerza con «mesura» porque la repetición de las autonómicas, después de tres meses de parón que nadie duda que han hecho mella en la moral y la movilización del electorado independentista, puede aparcar durante años el proceso secesionista e, incluso, llevarlo a un «descarrilamiento».

Mas es consciente de que la inicial mayoría abrumadora de la CUP en contra de su investidura se ha transformado en un empate según se acerca la fecha límite para la convocatoria obligada de elecciones, el 10 de enero, por lo que empuja para sumar a su bando a algunos de los militantes que aún dudan qué decisión final tomar.

En definitiva, el líder convergente transmitió un mensaje: que el sábado lo único que van a poder decidir es si Catalunya se ve abocada o no a una repetición de elecciones porque ya se ha terminado el tiempo de las estrategias. Si rechazan su investidura solo conseguirán que haya comicios en marzo, porque tanto los líderes de Convergència como los de Esquerra –el grupo de Junts pel Sí– descartan negociación alguna de última hora. Ya han decidido que el presidente de la Generalitat será o Mas o nadie. «Hasta aquí hemos llegado», dijo Mas en alusión a las muchas cesiones realizadas a la CUP para cerrar el pacto, pero «de aquí no pasamos», sentenció en una entrevista en Catalunya Radio. «La CUP puede forzar elecciones, pero no tiene tanta fuerza como para cambiar a un presidente de la Generalitat», resumió.

 

Sin plan B

El presidente catalán en funciones intentó quitar hierro a la posibilidad de tener que enfrentarse a un repetición de los comicios, que llamó a plantear si se producen como una segunda vuelta del 27-S, pero lo cierto es que no pudo ocultar que para su formación es un escenario de total incertidumbre, más si se tienen en cuenta los malos resultados de CDC en las recientes elecciones generales y la notable subida de su socio coyuntural, pero tradicional adversario, Esquerra Republicana. Tan descolocada cogerían las urnas a Convergència que Mas ni siquiera fue capaz de responder a si él volvería a ser candidato a la Generalitat y si se repetiría la alianza táctica entre republicanos y convergentes, que en septiembre buscó agrupar votos en unas autonómicas que plantearon como un plebiscito separatista.

Pero Artur Mas y Junts pel Sí no fueron los únicos en elevar la presión sobre la CUP para tratar de condicionar el resultado de la votación del sábado. El presidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Jordi Sánchez, confesó que su organización, la plataforma civil que arrastró a los partidos a la vía secesionista, mueve sus hilos con discreción para tratar de inclinar la votación de los anticapitalistas hacia el sí a la investidura de Mas. Sánchez, de hecho, se mostró convencido de que al final habrá presidente y se evitará repetir comicios, aunque lamentó que el desgaste y la fatiga que el parón del proceso secesionista derivado del vacío institucional ha provocado en sus seguidores ya no tenga fácil arreglo.

También el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, dijo que cree que al final la CUP facilitará la investidura de Mas. Admitió que no tiene datos para sostenerlo, pero que piensa que todo apunta en esa dirección.

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