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Colmada de contrafuertes y sobresaliente por su campanario neogótico, la iglesia de Sant Joan Baptista constituye uno de los principales emblemas de la ciudad de Valls,por no decir que se trata del principal. Esta obra maestra abarca diferentes estilos arquitectónicos, y junto a su envergadura, estética exterior y la majestuosidad de su torre construida en 1897 hacen de esta construcción una de las más reconocidas y contempladas de la zona. Prácticamente la podemos divisar desde cualquier punto de la comarca gracias a los 74 metros de altura de su atalaya, que le otorgan el honor de ser el campanario más alto de Catalunya.
Se construyó en el lugar que ocupaba la antigua parroquia de Sant Joan la Major, ya que debido a la atracción que la ciudad ejercía sobre los pueblos circundantes hizo que este templo no diera cabida a la congregación de tantos fieles que allí acudían. Por ese motivo, el 5 de mayo de 1565 se celebró un consejo en el cual se determinó la construcción de una nueva iglesia cuyas obras empezaron en 1570 y terminaron hacia 1583, dando paso al actual templo de culto que hoy encontramos en la ciudad de Valls y que recibe el nombre de Iglesia de Sant Joan Baptista.
Las obras de remodelación siguieron el modelo constructivo de la iglesia gótica barcelonesa de Sant Agustí Vell. Intervinieron diferentes artistas en el momento de esculpir las partes ornamentales. En 1575 Jordi Virmar construyó las espectaculares cabezas de león y la figura del Padre Eterno que aparecen el portal mayor, las cuales realzan la belleza de esta magnífica obra arquitectónica.
En la fachada principal, además de las figuras señaladas anteriormente, encontramos las siguientes esculturas de estilo renacentista: en la izquierda, Santa Úrsula y San Pedro; a la derecha, San Sebastián y San Pablo, y sobre estas la representación de Juan Bautista bautizando a Jesús en las aguas del río Jordán. No obstante, ninguna de las figuras son originales, ya que no se pudieron salvar de la destrucción durante la guerra civil española. El frontis estructurado, flanqueado por un par de columnas corintias a cada lado sobre pedestales coronados por el entablamento y separadas por un portal en arco de medio punto, nos invita a acceder al interior de esta gran construcción religiosa.
El rosetón renacentista aporta una luminosidad extra al interior de la solemne construcción gótica. En el centro de la vidriera aparece el escudo de la ciudad, lo que nos indica las múltiples restauraciones que ha sufrido. En el círculo interior observamos doce ángeles músicos y en el exterior nos encontramos plafones alternadamente geométricos y figurativos, con las imágenes de Cristo, San Juan Bautista y 10 apóstoles.
El campanario es de planta cuadrada en parte inferior y octogonal en la superior con 8 ventanales y terminado con una estructura interior de hierro formando su cúpula, lo que le confiere una estabilidad adicional pese a su gran altura. Su sonido que deriva del sistema de engranaje que se instaló hace unos años permite marcar el inicio y el final de las festividades que se celebran en la citada ciudad. Subir al campanario supone un atractivo especial para aquellos turistas que se aproximan a la ciudad, ya que sus maravillosas vistas encandilarán a todo aquel capaz de adquirir una nueva experiencia. Sus excelentes vistas nos permiten tener la sensación de ser omnipotentes, capaces de dominar nuestro entorno.
La nave central, pese a haber sido modificada en distintas ocasiones, todavía conserva ese toque gótico que la hace tan espectacular. Se trata de una gran nave de ocho tramos que transporta a sus visitantes a todo un mundo desconocido y fascinante tanto por lo que se observa como por lo que sugiere. La espiritualidad que desprende su retablo mayor, así como el conjunto de capillas laterales abiertas mediante arcos apuntados, denotan la magnificencia y estética de este edificio tan singular.
Situada en el corazón del casco antiguo, ocupa el interior del espacio urbano conocido como vila closa, una zona laberíntica repleta de calles sinuosas y angostas que nos transportan a otra época de nuestra historia.