El párroco que unió a los vecinos de Calafell con el hockey

Reportaje. Mosén Jaume Tobella fue cronista de la Guerra Civil en Calafell. Impulsó la reconstrucción del templo de la playa incluso pidiendo dinero por las terrazas de bares

13 diciembre 2020 07:10 | Actualizado a 14 diciembre 2020 14:53
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Pedía dinero entre los veraneantes. Incluso por las terrazas de bares y las salas de fiesta entre baile y baile. Y casa a casa. Acompañado por su seminarista. Hasta convenció a los pescadores para que un día, el 30 de noviembre de 1954, todo lo que pescasen fuese para recuperar del templo.

Mosén Jaume Tobella (1910-1982) fue un párroco singular recordado en Calafell. Cronista de los momentos convulsos de la Guerra Civil, sus narraciones en una libreta que comenzó a escribir oculto para evitar la muerte, rememoran aquellos hechos, compilados por Josep Martínez Rondan en Mossèn Jaume Tobella Llobet, prevere. 1910-1982.

Historia

Además de esos manuscritos, la obra de Tobella en favor de recuperar la concordia entre vecinos, le valió para el reconocimiento con una rambla que ahora es carretera (antigua C-31 pasada al municipio) y que será un paseo urbano que el Ayuntamiento ya ha planificado.

Tobella fue impulsor de la restauración de la iglesia de la playa y de crear un equipo de hockey que uniese a los vecinos. Lo hizo tras regresar de Francia a donde huyó para evitar la muerte en unos momentos de histeria colectiva.

Tobella escribió sobre aquel odio que llevó al asesinato entre vecinos y a fusilamientos sin garantía jurídica que, como en todo el país, también hubo en Calafell. Lejos de los frentes de batalla y que siguió tras la guerra.

Desde julio de 1936 se persiguió a cargos públicos, católicos, clérigos y personas señaladas como de derechas. En septiembre el comité revolucionario de El Vendrell, fusiló a mosén Jaume Soler, capellán del Hostal, la capilla próxima a la playa de Calafell.

Tras la guerra

Cuando acabó la guerra la violencia la ejerció el bando ganador. Se persiguió y fusiló a quien simpatizaba con la izquierda, dirigentes sindicales o sólo por servir a a la República. Había venganzas pendientes. Jaume Tobella dejó escrita esa tragedia.

En 1935 fue vicario en Vila-rodona y en Sant Salvador de El Vendrell, donde le sorprendió el levantamiento y fue testigo del inicio de la revolución.

Tuvo que esconderse. Oculto cerca de la plaza, presenció la destrucción del templo, saqueos casas de feligreses, asesinatos, o el simulacro del fusilamiento de los hermanos de Sant Joan de Deu. Lo escribía en una libreta hasta que pudo huir, después de que la familia que lo acogió fuese ejecutada. Camuflado de miliciano cogió un tren en Calafell para ir Francia. Tras la guerra y una grave enfermedad regresó a Calafell.

El 20 de junio de 1951, con 41 años, fue nombrado ecónomo de la parroquia de Calafell. Se empeñó en restaurar la iglesia de la playa, en ruinas. Los estragos y rencillas de la guerra mantenían a un pueblo dividido.

Tobella no cejó. En 1951 pidió licencia y envió los planos al arzobispado. El templo debía levantarse junto a una capilla que había. Con su sotana desteñida ayudó en los trabajos. Las obras comenzaron en 1953. Un 29 de junio de 1955 se bendecía la iglesia. No fue la única obra.

Para el acercamiento entre vecinos se propuso un equipo de hockey sobre patines. Cedió terrenos del huerto de la rectoría para hacer una pista y formar un equipo. En julio de 1953 la pista ya estaba acabada.

Cuando marchó de Calafell dejó las obras pagadas y en el Banco de Vizcaya de El Vendrell 150.000 pesetas. También que «para el centro parroquial se hace la pista de hockey y se arregla el local del cine, dichas, lavabos... Las facturas suman 72.321 pesetas, incluidas 100 sillas plegables y 150 butacas. A 31 de diciembre de 1956 se deben todavía 59.873 pesetas que yo liquido y dono mi patrimonio».

Noticias relacionadas:

 

 

Comentarios
Multimedia Diari