Maseras, la doctora que se hartó de esperar

Vila-seca. La vilasecana fue la primera mujer en inscribirse en una universidad y cursar Medicina en la Universitat de Barcelona gracias a una orden del rey Amadeo de Saboya

12 julio 2020 09:17 | Actualizado a 13 julio 2020 17:14
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Maria Elena Maseras, nombre que debe escribirse sin h tras encontrar de su puño y letra su firma, ha pasado a la historia de España por ser la primera mujer que cursó estudios universitarios, a finales del siglo XIX, aprobando todas las asignaturas durante su etapa, pero sin autorización de examinarse para poder ejercer.

Nacida en Vila-seca, hija de un veterinario natural de Mont-roig del Camp y de una profesora de educación primaria de Ulldecona, Maria Elena logró la proeza de romper la barrera educativa y entrar en la universidad, coto privado de hombres hasta 1872, cuando pudo iniciar sus estudios de Medicina. El papel de la mujer en el siglo XIX era poco más que secundario y solo la enseñanza se entendía en una sociedad masculinizada como un papel educativo que podían ejercer las mujeres.

En Vila-seca, lugar de nacimiento de esta doctora, la huella de Maria Elena Maseras empieza ahora a tener la difusión académica y popular que merece, aunque su corta etapa en la ciudad requiere de una investigación más exhaustiva para poder hablar con garantías de los años de infancia de esta mujer valiente.

Hace cuatro años, en 2016, nacía en la ciudad el Centre d’Estudis Vila-secans Maria Elena Maseras una entidad cuyo objetivo era poner en valor el conocimiento cultural e histórico con el rigor académico que requiere. Maseras era una fuente de inspiración y la primera publicación de la entidad, actualmente adherida a la Agrupació Cultural de la ciudad, justificaba explicar la vida de esta vilasecana ilustre. La URV también dedica un premio de la Igualdad. 

Maria Elena tiene todavía poca huella en Vila-seca. Los dos máximos responsables del Centre Cultural, Ginés Puente y Pineda Vaquer, admiten que falta un trabajo exhaustivo de su etapa en Vila-seca. Su niñez es la que carece de la documentación para marcar sus pasos en la ciudad en la que nació un 25 de mayo de 1853.

Se sabe, con imprecisión que nació en una casa de la actual calle Verge de la Pineda, en el centro histórico de Vila-seca, pero los datos de esta primera universitaria española sólo empiezan a conocerse a partir de su empeño por entrar en la universidad.

Puente y Vaquer reconocen que hay documentación por explorar y que debería poder esbozarse parte de sus años en Vila-seca, donde parece seguro que empezó la escuela.

Sin embargo, la profesión itinerante de sus padres señala que la familia recorrió otros municipios del Camp de Tarragona tras su marcha de Vila-seca.

La placa
Precisamente, esta etapa efímera de Maria Elena Maseras en Vila-seca hace que en la ciudad donde nació hace 167 años la huella de la primera universitaria española se quede únicamente reflejada en dos placas, una del nombre de una calle y la otra es la dedicatoria del actual Centro de Atención Médica, aunque debería cambiarse puesto que sigue escrito su nombre con una h que no debería y la fecha de su deceso también es errónea (falleció en 1905 y no 1900).

Amadeo I de Saboya
Hace más de un siglo, la capacidad para cursar estudios superiores no eran una cuestión económica y de capacidades intelectuales. El mundo universitario era masculino y era una rara avis que una mujer pudiera compartir pupitre.

Maria Elena Maseras, posiblemente arropada por la mentalidad abierta de sus padres y su carácter, intentó entrar en este mundo exclusivo y no lo consiguió hasta 1872 cuando una Real Orden del rey Amadeo I de Saboya concedía a la vilasecana matricularse como alumna libre de la Facultad de Medicina en la Universitat de Barcelona.

A pesar de ser un mundo exclusivo de hombres hasta la fecha, el trato recibido por parte de sus compañeros de aula fueron buenos, según la documentación de la época. Quizá hubo alguien que le molestó que una mujer fuera su igual en la universidad. En el caso de compañeros no se ha encontrado ninguna prueba que lo certifique. Pero si en el profesorado que explicaba las materias y que la presencia de Maria Elena en la universidad no era de su agrado.

En la documentación que existe en el Arxiu Històric de la Universitat de Barcelona queda patente que hay profesores como el doctor Joan Giné i Partagàs que aplaudían la llegada de mujeres a la medicina y hablaba abiertamente de esta necesidad de permitir a las mujeres acceder a estos estudios superiores.

Por contra, también tenía profesores susceptibles de las capacidades de la mujer en ciertos estudios y así lo reflejaban en el expediente de Maseras para examinarse de las asignaturas.

Un ejemplo de profesor reacio a la presencia femenina en las aulas fue el doctor Carlos de Silonis que en el expediente de la vilasecana afirmaba que «no examinaría señora alguna sino se le presentaba una orden de la Dirección General de Instrucción Pública».

Estudios sin exámenes
Maria Elena Maseras terminó en seis años sus estudios de Medicina, enseñanzas sin un examen que le validara la licenciatura y por tanto poder luego ejercer de doctora.

Hasta 1882, una década después de su matrícula libre, Maria Elena Maseras no obtuvo el permiso para poderse examinar de la licenciatura, ya que la Real Orden de Amadeo I de Saboya no hacía referencia a la licenciatura, por lo que sus conocimientos adquiridos previamente quedaban sin un título oficial.

Maria Elena Maseras solicitó al rector de la Universitat de Barcelona autorización para presentarse a los exámenes y el rector, ante la tesitura de ser la primera mujer que solicitaba aquella petición elevó la propuesta al Consejo de Instrucción Pública, en Madrid.

La espera solo evidenció que la doctora terminara por buscar una alternativa laboral y estudiara durante este tiempo de ‘latencia’ el título de maestra elemental y superior que obtuvo tras presentarse a las oposiciones de Directora de la Escuela Normal de Madrid.

Ante el silencio administrativo, Maria Elena Maseras tuvo claro que había roto una barrera pero no había conseguido superar el obstáculo de ejercer de aquello que había estudiado y se había licenciado con excelente.

Por ello tras la lentitud burocrática empezó a ejercer de maestra, primero en Vilanova i la Geltrú y luego en Maó, donde fallecía en 1905. La esquela publicada en el periódico el Bien Público destacaba a Maseras como la doctora en medicina y cirugía y profesora de la primera escuela pública de niñas de la ciudad.  

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